
El presunto líder de la violenta pandilla MS-13 en la costa este de Estados Unidos ha sido arrestado en Virginia, anunció el jueves la secretaria de Justicia, Pam Bondi.
La procuradora elogió el arresto en la madrugada del hombre de 24 años de El Salvador, quien fue descrito como uno de los tres principales líderes de la MS-13 en Estados Unidos, como una gran victoria en el esfuerzo de la administración Trump por tomar medidas enérgicas contra una pandilla conocida por su brutal violencia y extorsión.
El Departamento de Justicia no divulgó de inmediato su nombre ni detalló los cargos en su contra. Bondi dijo que estaba viviendo ilegalmente en Estados Unidos. No estaba claro si enfrenta cargos penales federales o si fue detenido por autoridades de inmigración.
La administración promovió el arresto como parte de su esfuerzo por cumplir las promesas de campaña de acabar con la inmigración ilegal y eliminar las pandillas. La pandilla MS-13, o Mara Salvatrucha, fue una de las ocho organizaciones criminales latinoamericanas declaradas organizaciones terroristas extranjeras por la administración Trump el mes pasado.
En la última década, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha intensificado su enfoque en la MS-13, que se originó como una pandilla de vecindario en Los Ángeles, pero creció hasta convertirse en una organización delictiva transnacional con base en El Salvador. Tiene miembros en Honduras, Guatemala y México y miles de miembros en todo Estados Unidos con numerosas ramas o "clicas".
Los asesinatos en 2016 de dos chicas de secundaria, quienes fueron atacadas y golpeadas hasta la muerte mientras caminaban por su vecindario en Long Island, Nueva York, centraron la atención nacional en la pandilla. Nisa Mickens, de 15 años, y Kayla Cuevas, de 16, amigas y compañeras en la Escuela Secundaria Brentwood, fueron asesinadas con un machete y un bate de béisbol por un grupo de jóvenes y adolescentes que las acechaban desde un automóvil. Más asesinatos siguieron en los meses siguientes.
El presidente Donald Trump ha culpado la violencia y el crecimiento de las pandillas a políticas de inmigración laxas. En su primer mandato, Trump prometió una lucha total contra la MS-13, diciendo que "desmantelaría, diezmarla y erradicaría" a la pandilla.