Washington.– Cuando el presidente Joe Biden necesita un consejo, hay dos personas a las que puede recurrir y que saben lo que es sentarse en su silla. A veces invita a Barack Obama a la Casa Blanca para una comida o habla por teléfono con Bill Clinton.
Los tres hombres comparten décadas de historia en la cúspide del liderazgo estadunidense y demócrata, lo que los convierte en un trío inusual en la historia de la presidencia de Estados Unidos. Aunque a veces ha habido fricciones entre ellos a medida que sus ambiciones y agendas han divergido, han pasado años construyendo una visión similar para el país.
El jueves, su asociación estará a la vista en lo que se ha descrito como un gran espectáculo de recaudación de fondos único en su tipo en la ciudad de Nueva York, enfocado en ayudar a Biden a incrementar su ya significativa ventaja monetaria para las elecciones presidenciales de este año.
Es una exhibición notable de fuerza, destinada a congregar a los simpatizantes del Partido Demócrata con el fin de asegurar un segundo mandato para Biden a pesar de sus cifras obstinadamente bajas en las encuestas y de las dudas debido a su edad (81 años).
“Hay todo por ganar si Joe Biden está de pie al lado de Bill Clinton y Barack Obama”, dijo Leon Panetta, quien trabajó en los gobiernos de ambos expresidentes. “Esa imagen vale muchísimo en la política actual”.
La muestra de solidaridad es un marcado contraste con el aislamiento de Donald Trump de otros líderes republicanos.
Aunque Trump ha solidificado su control sobre su partido en el camino a convertirse en el virtual candidato, ni siquiera su propio exvicepresidente, Mike Pence, está dispuesto a respaldar la candidatura de Trump para otro periodo en la Casa Blanca. El único otro expresidente republicano vivo, George W. Bush, tampoco lo apoya.
La situación es muy distinta con Biden, Obama y Clinton. Cuando no se han enfrentado en campaña, han trabajado juntos.
Hubo un momento en que los tres estuvieron en una trayectoria de colisión durante las primarias presidenciales demócratas de 2008. Biden y Obama buscaban la nominación, al igual que Hillary, la esposa de Clinton. Obama resultó victorioso y eligió a Biden como su vicepresidente y a Hillary Clinton como su secretaria de Estado.
Cuando los dos periodos de Obama estaban por concluir y las elecciones de 2016 se acercaban, impulsó a Hillary Clinton al frente como su preferida para sucederlo y disuadió a Biden de postularse después de que el hijo mayor de Biden muriera de cáncer. Clinton perdió ante Trump, quien perdió ante Biden en 2020. En privado, Obama ayudó a despejar el camino para que Biden alcanzara la nominación demócrata ese año.
Ha habido desacuerdos notables entre los presidentes sobre temas clave. Biden no logró persuadir a Obama de que no enviara más soldados a Afganistán en 2009, y las fuerzas estadunidenses permanecieron en ese país hasta 2021, cuando Biden las retiró durante su primer año en el cargo.
A menudo los tres presidentes se han enfocado en los mismos objetivos en una especie de carrera de relevos legislativa. Clinton no logró ampliar significativamente el acceso a la atención médica durante su presidencia, que transcurrió de 1993 a 2001. Obama tomó el relevo cuando asumió el cargo en 2009 y promulgó la Ley de Cuidado de Salud Asequible en 2010.
Biden calificó la ley de ser “algo ... muy importante” —colocando un improperio en medio de esas dos palabras—, y siguió construyendo a partir de ella cuando comenzó su propio mandato en 2021. Promulgó un proyecto de ley que incluía incentivos financieros para que los estados ampliaran el programa Medicaid, lo que llevó a Carolina del Norte a tomar la medida tardíamente el año pasado, más de una década después de que la Ley de Cuidado de Salud Asequible lo hizo posible.
Entre Clinton, Obama y Biden, “han presenciado juntos el curso de la historia demócrata en formas que no todo el mundo ha visto”, dijo Gene Sperling, asesor económico desde hace tiempo.
Sperling se encuentra entre los funcionarios gubernamentales que han trabajado para los tres presidentes. Otro miembro de esas filas es John Podesta, actualmente enviado climático global de Biden, quien fue jefe de despacho de Clinton y asesor ambiental de Obama.
Podesta dijo que los tres han intentado mejorar la vida de los trabajadores estadunidenses.
“A cada uno de ellos, cuando cierran la puerta de la Oficina Oval, eso es lo que más les importaba”, refirió.
Pero sus estilos no son iguales. Mientras que Obama era más reservado, a Biden y Clinton les agrada conversar con la gente que se agolpa tras las vallas en los eventos y forjar relaciones personales profundas.
“Su descanso es la política”, agregó Podesta.
Panetta insinuó que Biden, ampliamente impopular en las encuestas públicas, debería intentar seguir algunos consejos de sus dos predecesores demócratas, los cuales fueron elegidos para dos periodos.
“La razón fundamental por la que fueron reelegidos es que pudieron establecer una conexión con el pueblo estadunidense”, dijo. “Es evidente que Joe Biden necesita hacer eso”.
El único presidente demócrata vivo que no estará en Nueva York para la recaudación de fondos es Jimmy Carter, de 99 años. Una portavoz de Carter confirmó que permanece en cuidados paliativos en su casa y no da declaraciones públicas.
La relación de Carter con Biden se remonta a varias décadas. Cuando Carter se postuló para presidente en 1976 como un exgobernador de Georgia poco conocido, Biden asumió un riesgo político al convertirse en el primer senador en funciones que lo respaldó.
Las recaudaciones de fondos, incluso con presidentes presentes, suelen ser poco numerosas. Docenas o, a veces, cientos de personas se reúnen en la sala de estar o en el jardín trasero de una persona adinerada para escuchar el discurso del candidato y quizás hacer algunas preguntas.
Esta es muy diferente. Se prevé que miles de personas acudan al Radio City Music Hall para ver a Stephen Colbert, presentador de un programa nocturno de entrevistas, moderar una conversación con los tres presidentes. Invitados famosos —Cynthia Erivo, Mindy Kaling, Queen Latifah, Lizzo, Lea Michele y Ben Platt— aportarán un mayor poder estelar.
Los boletos más baratos cuestan 225 dólares, lo que hace a este más accesible que la mayoría de los eventos para recaudar fondos. Pero ese es solo el punto de partida. Una foto con los tres presidentes tendrá un precio de 100 mil dólares, y el acceso a recepciones más íntimas costará 250 mil o 500 mil dólares.
Los funcionarios de campaña no han dicho cuánto prevén recaudar con el evento, pero informaron que una recaudación de fondos en la que participaron Biden y Obama en diciembre reunió casi 3 millones de dólares.
La campaña de Trump, que ha tenido dificultades para seguir el ritmo de la recaudación de fondos de Biden, se burló del evento del jueves, desestimándolo como una señal de que el presidente necesita “reutilizar algunos recursos gastados como Clinton y Obama”, en palabras de Steven Cheung, el portavoz.
Eric Schultz, un alto asesor de Obama, dijo que el expresidente “hará todo lo que pueda” para apoyar a Biden y “está deseoso por ayudar a los demócratas en todos los niveles de la boleta electoral a convencer a los votantes este otoño”.
“Nuestra estrategia estará basada en generar impacto, especialmente donde y cuando su voz pueda ayudar a marcar la diferencia”, agregó Schultz.
La relación entre Obama y Biden ha sido tanto personal como política. Obama se ofreció a ayudar a Biden a pagar las facturas médicas de la familia cuando Beau, el hijo de Biden, luchaba contra el cáncer. Tras la muerte de Beau en 2015, Obama pronunció un panegírico en el funeral, donde describió a su vicepresidente como “mi hermano”.
“Son como familia el uno para el otro”, dijo recientemente Karine Jean-Pierre, secretaria de prensa de la Casa Blanca.