Assange libre y WikiLeaks
Foto: Net Noticias | Fotografía: AP / Gráfico: Náyade Cruz

Julian Assange regresó el pasado 26 de junio a Canberra, la capital de su país natal, Australia. Levantó su puño mientras era ovacionado. Para recuperar su libertad tuvo que declararse culpable de obtener y publicar información militar estadunidense, su acuerdo judicial con el Departamento de Estado terminó con una larga batalla legal, una que puso en jaque la libertad de expresión en Estados Unidos.

Assange fue acusado de filtrar medio millón de cables militares y diplomáticos que incluían detalles de las irregularidades cometidas por el ejército estadunidense en Iraq y Afganistán. Eso le hizo ganar el apoyo de los activistas por la libertad de prensa, que elogiaron su papel a la hora de sacar a la luz comportamientos militares que, de otra forma, podrían haber quedado ocultas. Entre los archivos publicados por WikiLeaks había un video de un ataque llevado a cabo por las fuerzas estadunidenses en 2007 desde un helicóptero Apache en Bagdad en el que fallecieron 11 personas, incluyendo dos reporteros de Reuters, el fotógrafo Namir Noor-Eldeen, de 22 años, y su asistente y conductor Saeed Chmagh, de 40.

Assange, de 52 años, se declaró culpable ante un tribunal de distrito estadunidense en Saipán, la capital de las Islas Marianas del Norte, un territorio del Pacífico relativamente cercano de la Australia, de esta forma evitó acercarse a la Unión Americana.

La siguiente es una recapitulación de Associated Press sobre Assagne, WikiLeaks y el caso legal.

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El hacker adolescente

Surgió en la escena de la seguridad de la información en la década de 1990 como un “famoso hacker adolescente” tras lo que él llamó una “infancia de juglar itinerante” que comenzó en Townsville, Australia. Pero la historia de Julian Assange, el excéntrico fundador del sitio web WikiLeaks, que hace públicos secretos, nunca fue menos extraña —o menos polarizadora— después de que sacudió a Estados Unidos y sus aliados al revelar secretos sobre cómo ese país conducía sus guerras.

Desde que Assange atrajo la atención mundial en 2010 por su trabajo con destacados medios de comunicación para publicar registros de guerra y cables diplomáticos que detallaban las malas acciones militares estadounidenses en Iraq y Afganistán, entre otros asuntos, ha provocado fervor entre sus admiradores y odio entre sus detractores sin que haya mucha gente en el medio: Es visto ya sea como un héroe a favor de un gobierno abierto y transparente, o como un villano que puso en riesgo vidas estadounidenses al ayudar a sus enemigos y provocar tensos debates sobre el secreto de Estado y la libertad de prensa.

Assange asistió a “37 escuelas” antes de cumplir los 14 años, escribió en su blog, ya eliminado. Los detalles que contiene no son verificables de forma independiente y algunos aspectos biográficos de Assange difieren entre los relatos y las entrevistas. Una autobiografía publicada contra su voluntad en 2011, después de que se enemistara con su escritor fantasma, lo describía como hijo de titiriteros ambulantes, y dijo a The New Yorker en 2010 que el estilo de vida itinerante de su madre le impidió una educación constante o completa. Pero a la edad de 16 años, en 1987, tuvo su primer módem, expuso a la revista. Assange se convertiría en un hacker consumado que, junto con sus amigos, irrumpió en redes en Norteamérica y Europa.

En 1991, a los 20 años, Assange hackeó una terminal en Melbourne de una empresa de telecomunicaciones canadiense, lo que provocó su arresto por parte de la Policía Federal Australiana y 31 cargos penales. Tras declararse culpable de algunos cargos, evitó la pena de cárcel luego de que el juez que presidía atribuyera sus crímenes simplemente a “una curiosidad inteligente, y el placer de —¿cuál es la expresión?— navegar a través de estas diferentes computadoras”.

WikiLeaks, 2010 y la guerra

Después estudió matemáticas y física en la universidad, pero no completó la carrera. En 2006, cuando fundó WikiLeaks, el placer de Assange de introducirse en sistemas informáticos bloqueados se convirtió en la creencia de que, como escribió en su blog, “solo la injusticia revelada puede responderse. Para que el hombre haga algo inteligente, tiene que saber qué pasa realmente”.

En 2010, el año de la explosiva publicación de WikiLeaks de medio millón de documentos sobre las guerras en Iraq y Afganistán, el sitio web de la organización sin fines de lucro fue registrado en Suecia y su entidad jurídica en Islandia. Assange “vivía en aeropuertos”, dijo a The New Yorker, y afirmó que su empresa de medios, sin personal remunerado, tenía cientos de voluntarios.

Assange llamó a su trabajo una especie de “periodismo científico” en un artículo de opinión que escribió en 2010 para el periódico The Australian, ya que los lectores podían comparar los informes en los medios con los documentos originales que habían dado lugar a un reportaje. Entre los más potentes del depósito de archivos publicado por WikiLeaks estaba el video de un ataque con helicóptero Apache, en 2007, por parte de las fuerzas estadunidenses en Bagdad que mató a 11 personas, incluidos los dos periodistas.

Assange no estaba en contra de la guerra, escribió en The Australian. “Pero no hay nada más injusto que un gobierno que miente a su gente sobre esas guerras, y luego pide a esos mismos ciudadanos que arriesguen su vida y sus impuestos por esas mentiras”, dijo. “Si una guerra está justificada, entonces digan la verdad y la gente decidirá si la apoya”.

Los fiscales estadunidenses reportaron más tarde que los documentos publicados por Assange incluían los nombres de afganos e iraquíes que proporcionaron información a las fuerzas estadounidenses y de la coalición, mientras que los cables diplomáticos que publicó expusieron a periodistas, líderes religiosos, defensores de los derechos humanos y disidentes en países represivos.

Assange dijo en una entrevista de 2010 que era “lamentable” que las fuentes reveladas por WikiLeaks pudieran resultar perjudicadas, dijeron los fiscales. Más tarde, después de que un asesor legal del Departamento de Estado le informara del riesgo que corrían “innumerables personas inocentes” comprometidas por las filtraciones, Assange dijo que trabajaría con las principales organizaciones de noticias para ocultar con franjas negras los nombres de las personas. WikiLeaks sí expurgó algunos nombres, pero un año después publicó 250 mil cables sin ocultar las identidades de las personas nombradas en ellos.

Del escape al autoexilio

Semanas después de la publicación del mayor archivo de documentos en 2010, un fiscal sueco emitió una orden de arresto contra Assange con base en la acusación de violación de una mujer y la acusación de acoso sexual de otra.

Assange siempre ha negado las acusaciones y, desde Gran Bretaña, luchó contra los esfuerzos para extraditarlo a Suecia para ser interrogado. Condenó las acusaciones como una campaña de difamación y un intento de trasladarlo a una jurisdicción desde donde podría ser extraditado a Estados Unidos.

Cuando falló su recurso contra la extradición a Suecia, incumplió las condiciones de su libertad bajo fianza impuestas en Gran Bretaña y se presentó en la embajada de Ecuador en Londres, donde solicitó asilo por motivos de persecución política. Allí siguieron siete años de autoexilio dentro de la embajada y uno de los capítulos más inusuales de una historia ya de por sí extraña.

Se rehusó a salir de allí porque la policía británica lo esperaba las 24 horas del día, pero Assange hizo incursiones ocasionales al balcón de la embajada para dirigirse a sus partidarios.

Una lámpara solar y una caminadora le ayudaron a mantener su salud, dijo a The Associated Press y a otros periodistas en 2013, y permaneció en las noticias debido a una avalancha de visitantes famosos, incluidas Lady Gaga y la diseñadora Vivienne Westwood. Incluso su gato se hizo famoso.

También continuó con la operación de WikiLeaks y organizó una infructuosa campaña para el Senado australiano en 2013 con el recién fundado partido WikiLeaks. Antes de que se eliminara la presencia policial británica constante fuera de la embajada en 2015, costó a los contribuyentes de Gran Bretaña millones de dólares.

Pero las relaciones con su país anfitrión se deterioraron y la embajada de Ecuador cortó su acceso a internet debido a publicaciones que Assange hizo en las redes sociales. En 2019, sus anfitriones le revocaron el asilo, lo que permitió a la policía británica arrestarlo.

El presidente de Ecuador, Lenin Moreno, anunció que decidió desalojar a Assange de la embajada después de lo que calificó como repetidas violaciones de convenciones internacionales y protocolos de la vida cotidiana. Tiempo después arremetió contra él durante un discurso en Quito, y dijo del nativo australiano que era un mimado que trataba a sus anfitriones sin respeto.

Assange fue arrestado y encarcelado, acusado de violar las condiciones de su libertad bajo fianza, y pasó los siguientes cinco años en prisión, desde donde continuó su lucha contra su extradición a Estados Unidos.

La batalla legal

En 2019, el gobierno de Estados Unidos reveló una acusación formal contra Assange y agregó más cargos por la publicación de WikiLeaks de documentos secretos. Los fiscales dijeron que conspiró con Chelsea Manning, analista de inteligencia del ejército estadunidense, para hackear una computadora del Pentágono y divulgar cables diplomáticos secretos y archivos militares de las guerras en Iraq y Afganistán. Manning había cumplido siete años de una sentencia militar de 35 años antes de recibir una conmutación del entonces presidente Barack Obama.

En ese momento, Scott Morrison, entonces primer ministro de Australia, dijo que no tenía planes de intervenir en el caso de Assange y lo calificó como un asunto de Estados Unidos. El mismo año, los fiscales suecos retiraron la acusación de violación contra Assange porque había transcurrido demasiado tiempo desde que se hizo la acusación, nueve años antes.

Mientras el caso sobre su extradición siguió su curso en los tribunales británicos durante los años siguientes, Assange permaneció en la prisión de Belmarsh, donde, según dijo su esposa a la BBC, se encontraba en un “estado terrible” de salud.

Assange se casó en la cárcel con su pareja, Stella Moris, en 2022, tras una relación que comenzó durante los años de Assange en la embajada de Ecuador. Assange y la abogada nacida en Sudáfrica tienen dos hijos, nacidos en 2017 y 2019.

Caso cerrado

La libertad de Assange se dio luego de cinco años en Belmarsh luchando contra la extradición a Estados Unidos, fue el resultado del “trabajo cuidadoso, paciente y decidido” de su gobierno, declaró el primer ministro australiano, Anthony Albanese.

Assange abrazó a su esposa, Stella Assange, y a su padre, John Shipton, quienes lo esperaban en el aeropuerto, pero evitó a los medios en una conferencia de prensa, menos de dos horas después de su aterrizaje. Sin embargo, dio algunos mensajes de agradecimiento, dijo que necesitaba tiempo para recuperarse.

En su vuelo de regreso a casa, Assange estuvo acompañado por el embajador de Australia en Estados Unidos, Kevin Rudd, y por el alto comisionado en Reino Unido, Stephen Smith, quienes jugaron un papel clave en la negociación de su libertad con Londres y Washington.

El acuerdo judicial exigía que Assange admitiera su culpabilidad en un único cargo de delito grave, pero también le permitía regresar a Australia sin pasar tiempo en una prisión estadunidense. La jueza lo sentenció a los cinco años que ya había pasado tras las rejas en el Reino Unido.

“El trabajo de WikiLeaks continuará y el señor Assange, no tengo dudas, será una fuerza continua para la libertad de expresión y la transparencia en el gobierno”, dijo uno de sus abogados Barry Pollack afuera del tribunal.

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