
Chihuahua.– Un templo erigido hace 300 años en el corazón de la ciudad de Chihuahua alberga la fe, la tradición, la historia y los secretos de una comunidad en sus paredes con interior de adobe y recubiertas de cal, que lo hacen sobresalir por su color blanco en un entorno de matices grisáceos.
Con su distintiva cúpula y la torre del campanario, que alcanza 16 metros de altura, el templo de San Francisco de Asís se mantiene firme al haber sido construido entre 1720 a 1740, pensado para instalarse y resistir cerca del cauce del río Chuviscar, en los tiempos donde la capital del Estado Grande llevaba por nombre: San Felipe del Real de Chihuahua.

El transeúnte podría distraerse en su cotidianidad e ignorar que el templo ha acompañado al chihuahuense desde la época colonial, para lograrlo, reúne la ingeniería arquitectónica y tradicional de una época que ahora pare ce lejana, pero que se ha enriquecido con modificaciones y restauraciones a lo largo de los años.
Para descubrirlos a detalle consultamos al arquitecto Gastón Fourzán, quien se ha dedicado a la restauración del patrimonio cultural y además integrante del Colegio de Arquitectos de la Ciudad de Chihuahua.
“El templo de San Francisco de Asís con anterioridad se llamaba templo de San José, por la razón de que la parroquia principal de la ciudad ya estaba dedicada a San Francisco. Se empezó a conformar (por fray Miguel Najar) en el año de 1720 o 1721, cuando la tercera orden de franciscanos tenía numerosos miembros en la ciudad”, detalló el experto.
Casi 3 siglos de historia
En un entorno y contexto histórico donde el territorio administrado por los religiosos se extendía hasta lo que ahora son los estados de Coahuila, Durango y Nuevo México, las misiones instaladas para la evangelización cristiana cumplían una función social importante para el desarrollo y la relación con las comunidades indígenas locales.
La relevancia de contar con centros de culto permitió que el templo erigido de adobe y piedra estuviera terminado en alrededor de 20 años, debido a que para 1740 ya es taba en funciones.
“El templo está construido de adobe, tiene algunos refuerzos de piedra, como viene a ser la torre y la cúpula, esos dos elementos sí tienen que ser de piedra, porque el adobe pudo ser complicado hacerlo. Era una técnica constructiva totalmente convencional de la época”, detalló el arquitecto dedicado a la conservación.
El interior del templo cuenta con altos muros de color blanco con de talles y molduras de madera y piedra, espacios donde se encuentran imágenes del santoral, para rematar con un retablo de cantera, que solo los más curiosos logran contrastar con los ubicados en el crucero (laterales del interior del templo), que son de madera.

El arquitecto Fourzán reveló que el espacio ubicado detrás del altar, decorado con cuatro columnas y de talles labrados de cantera, anterior mente también fue de madera, pero fue modernizado hacia 1915, cuando los intereses se guiaron por el rechazo a las técnicas de otra época.
Aún con los esfuerzos de conservación, los años han cobrado factura, pues el edificio ha requerido de múltiples restauraciones, la de mayor impacto fue la realizada entre los años 30 y 40 del siglo pasado.
Desde su construcción, a un costado de la iglesia, también se levantó una “escuela de primeras letras”, la cual era utilizada para la enseñanza de la lengua y facilitar la evangelización. El espacio funcionó como un claustro para los estudiantes, sin embargo, a principios del siglo XX fue de molido y la escuela que aún operaba ahí fue trasladada a otra zona de la ciudad, detalló Fourzán.
El secreto de los franciscanos
El edificio alberga un secreto, una duda histórica, pues en el atrio del templo de San Francisco hay un busto dedicado a Miguel Hidalgo y Costilla, quien junto con otros independentistas fue traicionado, hecho prisionero y fusilado el 30 de julio de 1811.
“Una parte de ellos estuvieron encarcelados aquí en el claustro, esa parte que ya no existe. Después de haber sido fusilados, en el caso específico del padre Hidalgo, los frailes de San Francisco recogieron su cuerpo y le dieron sepultura aquí en el presbiterio de la capilla de San Antonio. No hay documentos o alguna referencia de la época que explique el porqué. La Iglesia, aliada del Virreinato, excomulgó al padre Hidalgo, si ellos no conocían el decreto, le dieron sepultura aquí adentro, y si lo conocían, no sabemos si desobedecieron a la jerarquía eclesiástica”.
El templo está ubicado en la calle Libertad y calle 15 de la ciudad de Chihuahua, es administrado por los Frailes Dominicos, tiene misas diarias a las 8:00 a.m. y los domingos a las 11:00 a. m., 1:00 y 6:00 p. m., para oficiar la última eucaristía a las 8:00 de la noche.