Lilly Blake, la poetisa enigma
Foto: Cortesía

El sonido de su voz es como una brisa suave, sutil, pero a la vez directa y profunda con sus palabras. Sabe cómo conectar con las personas a través del lenguaje. Multifacética, pues lo mismo rescribe poesía, crea su obra en las artes plástica o enseña poesía, hace locución, promueve el arte en espacios culturales y traduce en varios idiomas.

Lilly Blake es un referente en el arte y la cultura del norte de México. Su poesía ha sido publicada en múltiples libros de antología y textos individuales con reconocimiento nacional e internacional.

Nacida en la ciudad de Chihuahua, ella describe su encuentro, especialmente con la poesía, desde la infancia, a través de la voz de su madre que le leía poemas. “Tuve la suerte de tener una madre que amaba la poesía. Antes de que yo pudiera descifrarla, porque estaba muy niña, ella me leía poemas enteros de grandes autores. Yo escuchaba el sonido de la poesía, escuchaba la música de la poesía. Quizá no entendía bien, pero sabía que algo importante estaba sucediendo”, recuerda Lilly. “Es un medio muy poderoso y creo que todos deberíamos explorarlo. La poesía realmente es para todos”.

Lilly Blake estudió Comunicación y Administración de Empresas en la Universidad de Texas en el Paso (UTEP) y posee dos diplomados en gestión cultural otorgados por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta). En 2005 obtuvo la beca David Alfaro Siqueiros en la categoría de creadores con trayectoria.

También ha sido integrante del Seminario de Cultura Mexicana y del Consejo Editorial de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACh). No obstante, su vasto currículum en el arte y la cultura, Lilly es una mujer sencilla y amable que generosamente apoya a toda aquella persona que desea aprender a escribir poesía.

“Los poetas somos como una especie de voz de todos. Ponemos en palabras lo que quisiera la sociedad decir. Claro que no todos se sienten identificados con un poema, pero hay poemas para cada situación de la vida y cualquier persona puede acercarse a la poesía, más ahora que resulta tan necesaria en el mundo”, reflexiona la artista.

Al preguntarle sobre el proceso que viven quienes escriben o producen arte, Lilly advierte que no se necesita estar siempre inspirado para escribir o crear porque, en el caso de la poesía, “sí se puede escribir en cualquier momento, pero es una opción como de conectarse con esto, que yo no le llamaría inspiración, pero sí un enfoque de la vida. Como una manera de estar en la vida”.

Una pregunta recurrente que se hace a quienes escriben poesía, es si todo se escribe como un poema, ¿lo es en realidad o no? Lilly se apresura a responder que la poesía tiene un ritmo particular, “una musicalidad”, un sonido que es difícil traducir a otros idiomas, por ejemplo, ya que, puede perderse justo esa “cadencia del poema original”.

Ese es el reto para quienes traducen poesía, por cierto.

“Tiene la poesía varias dimensiones. No se puede contar como se cuenta una novela o como se cuenta un cuento, donde puedes contar al argumento, o al menos tener una idea de que lo que se cuenta, pero un poema no lo puedes platicar. Aunque traten de decirle a alguien de qué se trata, no le va a llegar, porque es una amalgama de contenido. Es el fondo y la forma. Las palabras no pueden ser sustituidas”, explica.

Uno de los recursos literarios que más se emplea para crear poesía es la metáfora. Y para la artista, la metáfora representa “explicar las cosas por medio de las características conocidas de otras. Los poetas estamos trabajando siempre con ideas y sentimientos y explicarlos de manera muy precisa es muy difícil, por eso la metáfora. Como herramienta, nos resulta bastante útil, aunque no es lo único que empleamos. El lenguaje nos permite también evocar con ciertas imágenes múltiples sensaciones y sentimientos”, subraya Blake.

Durante la entrevista Lilly Blake nos lee tres poemas que no alcanzamos a editar para esta entrega, pero el siguiente, tomado de uno de sus libros, es uno de sus textos más hermosos que aquí compartimos:

De Arena o Movimiento Perpetuo

¿Alguien captó mal,

No somos polvo sino arena que se escurre,

en cascada de vidrio,

de arriba abajo,

hacia el agujero perpetuo,

la nave noche de la nada.

Cae el último grano con su peso de piedra líquida.

Para indicar el momento preciso en que se voltea el reloj,

me basta saber dónde anida el tiempo en su latido.

Cómo olvidar, que los adivinos dicen

que en las manecillas portamos nuestras obras.

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