Convertir la casa donde vives en algo único y hermoso es uno de los proyectos más importantes para muchas personas, ya sea una residencia o una pequeña vivienda, ponen todo el empeño. Grisel Elena Ortiz Martínez, además de esfuerzo, le ha sumado mucha creatividad a un proyecto artístico, ecológico y artesanal cuyo elemento principal son botellas de cristal.

Ella es una pintora originaria de Casas Grandes y mantiene en construcción una peculiar casa llena de colores y formas gracias a botellas de vidrio de diferentes tamaños que fue colectando poco a poco, aunque con pausas, ya tiene alrededor de siete años en esta tarea. Hoy su proyecto personal y artístico es además un atractivo turístico de la zona noroeste de Chihuahua.

El punto de partida

Grisel Elena radicó en San Miguel de Allende, Guanajuato, y en Italia algunos años. Al regresar a México tuvo que cambiar sus planes porque su madre estaba enferma en Casas Grandes, estas circunstancias la obligaron a volver.

En Chihuahua, la artista se inspiró al ver un templo budista (en Tailandia, a través de internet). Esto la motivó a cursar un taller de arte y con ello nació su proyecto de vida, su casa, a la que llama “El Recinto de Arte”.

Grisel compartió a Revista Net que “el experimento” comenzó con la recolección de botellas para reciclar. Además de ayudar al medio ambiente con esta práctica, la pintora empezó con los trabajos que se convirtieron en sus mejores momentos. “Parece que este experimento se fue para arriba, nunca me imaginé que fuera a llegar a esto”.

Han pasado años y ahora, conocida como “La Casa de Botellas”, pasó de ser un proyecto personal a un atractivo turístico.

De la basura al arte

Más de 80 mil botellas le han dado forma a gran parte de la casa, la artista ya perdió la cuenta, porque vecinos y visitantes se las siguen llevando de todo tipo.

“Las ensartan allá en la cerca. Ahí están, en la reja se ven, a veces las quito y las voy guardando, pero ahí me las dejan”.

Reconoce que esta obra inició sin un proyecto integral y que conforme iban llegando, el proceso avanzaba. La construcción ha corrido a cargo de un trabajador y de la propia artista.

“Me llegaban muchas verdes, pues a ver qué hago con ellas. Lo especialito son las botellas azules, esas son para mí. El trabajo es agotador”, reconoció Grisel.

Pero la recolección no siempre fue fácil, sobre todo al principio, la autora de esta peculiar casa recuerda cómo buscaba en un inicio la materia prima para sus muros.

“Íbamos a pepenar botellas al basurero municipal, pero era un arduo trabajo, difícil por los olores, porque andaba brincando entre los animales muertos, eso sí fue muy laborioso y bastante difícil, hasta que se me ocurrió pagarles a los pepenadores”.

Albañil y artista

Además de recolectar el material y crear el concepto arquitectónico de su hogar, ella también “le ha entrado” a la construcción. La artista nos compartió que hace unos años descubrió la manera de sentar (correctamente) cada botella en la mezcla, el beneficio de esta técnica es evitar vidrios rotos en los muros.

“(Al construir) El control es por fuera y por dentro al mismo tiempo, no se puede uno despegar, así se tiene que estar nivelando las botellas, esperar a que se fragüe (es el proceso de endurecimiento y pérdida de plasticidad) el cemento y rellene la mano”, detalló.

Un proceso largo

Actualmente la casa de las botellas no está abierta al público, pues faltan algunos detalles, sin embargo, por fuera los visitantes llegan para admirarla sin ningún problema.

Durante el recorrido de Revista Net, turistas de la Ciudad de México llegaron al lugar y quedaron impresionados, “vale la pena conocer”, comentaron.

La casa cuenta actualmente con botellas en su fachada, techo, cocina y baño, una banca en la estancia y algunas peculiares figuras que, combinando vidrio, formas y luz; dan espectáculos sencillos, pero hermosos, sobre todo en las noches.

Aunque la construcción sigue en pausa, Grisel sigue inspirada. Por ahora trabaja en un proyecto con sus vecinos para construir bardas con el mismo estilo, mientras los donativos de botellas siguen llegando.

“Aquí tengo algunas botellas, ya conseguí quién nos doné en un bar. Estoy solicitando por el Facebook sacos de cemento para ayudarlos. Los voy a asesorar, ahorita tengo a dos vecinos que están dispuestos, están felices de la vida para comenzar esta tarea”, compartió la muralista.

Ella está decidida a concluir su obra, “lo acabo porque lo acabo, ahorita por ejemplo que ya se me están yendo las fuerzas, porque ya estamos en edad, ya batallo para subir escaleras verdad, andamios, entonces digo: '¡ya apúrate! porque yo tengo que acabar esto', porque si paso al otro plano, nadie lo va a terminar”.

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