Entrevista: Las múltiples facetas de Herminia Benito
Foto: Cortesía

La conocí en la ciudad de Chihuahua hace poco más de tres años como Isyehim, maestra de Kundalini Yoga y Tantra Dorado Planetario. Su magnética personalidad de inmediato llama la atención por la coincidencia en temas sobre espiritualidad y despertar de la consciencia.

La conversación fluye entre el intercambio de impresiones sobre la Nueva Era de Acuario, la energía y lo que cada uno de los seres humanos podemos transformar en nuestra propia existencia cuando elevamos nuestra vibración.
Conversar con una de las mujeres de sus “700 yos”, como se describe a sí misma por las múltiples facetas de su vida, entre las que destaca también la de escritora bajo el seudónimo de "Pluma Dorada", resulta una experiencia estimulante, sin embargo, hasta hace poco antes de reunirnos vía Messenger para esta entrevista, desconocía por completo que una de sus facetas profesionales más importantes fue en los años setenta y ochenta, cuando fue actriz de cine y teatro, con uno de los nombres artísticos más reconocidos de ese tiempo en la España que resurgía tras el de fin la era franquista.

Nacida en Barcelona, España, con el nombre de Herminia Benito, a finales de los años cincuenta en el Barrio de la Togasa, en una casa de la calle Del Progreso, expresión que dice: “El nombre de esa calle me ha inspirado, porque es la historia de mi vida…”, explica Herminia, quien además resalta el impacto de su propio nombre: “Herminia”, el femenino de Hermes.
De voz profunda, casi grave, cálida y, al mismo tiempo, con cada pausa, denota gradualmente la fuerza de su personalidad.

Su nombre artístico aparece en múltiples publicaciones de la época en revistas, carteles de películas y crónicas del espectáculo español. Es considerada como una de las estrellas icónicas del cine, conocido en su tiempo, como “Del Destape”, cine de contenido erótico, con el nombre artístico de Eva Lyberten.
“Eva Lyberten (su propio personaje creado para el cine) es una jovencita que con 12 años sueña con hacer cine, danza, teatro… y que a los 15 y medio logra su incursión como protagonista en una película en Cataluña”, relata Herminia.
“Soy transicionista. En aquel momento acababa de morir Franco (dictador español), fue muy importante porque Eva Lyberten representa el despertar de muchas personas en ese tiempo en mi país. Yo misma estaba despertando. Estábamos estrenando en España las nuevas libertades”, subraya, mientras describe cómo, a esa jovencita que era la misma actriz incipiente Herminia y su propio personaje de Eva Lyberten, nadando desnuda y libre en el mar, en un sentido tanto metafórico como literal.

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Su transición, explica Herminia, era tanto individual como parte del reflejo de lo que sucedía a nivel colectivo. Poco antes de incursionar en el ambiente artístico, ella misma huía de la represión que ejercían los llamados “Grises”, integrantes de la policía franquista que vestían uniformes de color gris, conocidos por ser parte de las fuerzas del orden del antiguo régimen español.

“En ese tiempo me resultaba bastante natural desnudarme en la playa, luego en el cine, en teatro… el desnudo es nuestro único y verdadero traje humano, el que me permitía expresarme artísticamente con bellas formas, bellos lenguajes y eso es lo que me mueve en realidad en ese tiempo”, recuerda Herminia.

No obstante, la intención de expresar su libertad, que como su nombre artístico así lo representaba, reconoce que paulatinamente el tema de la sexualidad, la industria del desnudo y el erotismo se convirtió en un objeto de manipulación y sobrecarga de prejuicios y negocios.

“La sexualidad siempre ha sido maltratada porque es muy poderosa. Las libertades, a medida que se van abriendo camino, encuentran inmediatamente un lugar en el mundo de lo político, de lo social. La persona libre no es manipulable. En ese tiempo se introduce también la droga para destruir esa libertad que surgía en la sociedad, en las juventudes. Y posteriormente, para volver a reprimirla y decir: ¡ah mira!, ¡qué mal lo han hecho!”, destaca Herminia.

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Recordó cómo algunos de sus amigos artistas de su época y personalidades de ese tiempo comenzaron a morir de sida, a principios de la década de los noventa, como si el hecho de haber ejercido sus libertades, a juicio de un sistema que manipulaba, hubieran recibido un castigo por esa conducta.

“Cada vez que dimos un pasito adelante para ejercer nuestras libertades como sociedad, surgía algo más gordo que lo reprimía o destruía. Yo espero que en esta Era de Acuario ya esa oscuridad quedara atrás”, reflexiona la también escritora.

A pregunta expresa sobre si era necesario vivir toda esa oscuridad para comenzar un despertar colectivo y ejercer la libertad con consciencia, Herminia explica: “Los pioneros abrimos un camino que es desconocido, pero en esa transición bajó mucha información y nuevos códigos para crear posibilidades de realidad. Vamos abriendo puertas y miradas para que entre luz a toda esa oscuridad”.

Esta mujer multifacética que a ratos habla de forma simbólica y en un lenguaje colmado de misticismo, suele hablar también de sí misma hilvanando cada una de sus diferentes mujeres integradas en el arte y libertad que sus nombres y personajes representan.

Aunque la charla pretendía explorar más la biografía de la actriz Eva Lyberten, la sabiduría y madurez de la maestra de Kundalini Yoga, Tantra Planetario o la poeta Pluma Dorada, se sobrepone a cualquier forma que represente, más allá de una nueva interpretación de ese tiempo en los escenarios y que resulta imposible describir en una sola expresión reduccionista a solo actriz, o ícono del cine erótico español. La vida de esta mujer y todos sus “700 yos”, no cabría nunca en una sola entrevista.

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