Aprovechados, se meten a las casas no más porque traen armas: mujer desplazada
Foto: Manuel Escogido

Chihuahua.- Una mujer de una comunidad indígena, que por razones de seguridad se omite su identidad, compartió su testimonio al ser una persona desplazada a causa de la violencia suscitada en su comunidad.

En total, suma 33 años de verse obligada a dejar sus tierras, sus animales, su vivienda y, sobre todo, su historia.

El lugar donde ella nació y creció, conoció al amor de su vida, vio nacer y crecer a sus hijos, ya no existe más o al menos, no como lo conoció, pues desde que ella recuerda, su familia ha sido amenazada.

Una noche, sin más, hombres armados entraron a su casa, con lujo de violencia amenazaron a su esposo y a su yerno y ahí mismo los iban a matar, pero la familia “nos amontonamos y ya no pasó nada, pero lejos de la casa lo golpearon muy feo, lo garrotearon, como decimos en el rancho”, escena que fue presenciada por niños menores, asegura la mujer secándose las lágrimas en los ojos.

Esa fue la tercera ocasión en que ella y su familia están ligados a un desplazamiento forzado pues a una persona cercana a ella, sucedió una situación muy similar.

La disputa entre personas indígenas influenciados y armados por “chabochis”, es para apropiarse de tierra para la siembra de la droga, agua y la explotación forestal, acabando la riqueza natural de la zona y dejándola como un área desierta, con una tímida actuación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) así como de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

Esta mujer desplazada tiene dos años sin poder acercarse a su casa, como lo hacía de forma esporádica en años anteriores. La situación de violencia y las amenazas latentes no han cesado.

Ella tiene la esperanza de volver un día si la violencia se calma un poco, aunque la brutalidad va al alza, según se entera por familiares y conocidos, pero siguen en la lucha para evitar que la historia siga repitiéndose.

Aunque al lugar han arribado elementos de seguridad, los malandros son avisados por halcones cuando “vienen los azules”, momento en que los criminales esconden sus armas y tras el retiro de las policías, la situación vuelve “a la normalidad”.

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