LUEGO DE LAS TENSIONES por el tema arancelario, todo parece indicar que la presidenta Claudia Sheinbaum y su homólogo estadounidense, Donald Trump, han llegado a un acuerdo para pausar, al menos por un mes, la imposición de aranceles del 25% a productos mexicanos, representando un respiro momentáneo, pero manteniendo el recordatorio de la fragilidad que existe en la relación comercial con Estados Unidos.
A cambio de esta tregua, México se comprometió a reforzar su frontera norte con 10 mil elementos de la Guardia Nacional para frenar el tráfico de drogas, especialmente fentanilo, mientras que Estados Unidos accedió a trabajar en el combate al flujo de armas hacia territorio mexicano.
El acuerdo, en apariencia equilibrado, evidencia una preocupante asimetría, México se ve forzado a asumir compromisos inmediatos y verificables, mientras que la participación de Estados Unidos en el control del tráfico de armas queda en un vago "trabajaremos en ello". La historia nos ha demostrado que las promesas de cooperación de Washington en materia de seguridad no siempre se traducen en acciones contundentes, dejando a México con la carga operativa y el costo político de la estrategia.
El trasfondo de esta negociación también refleja el tono de la administración Trump, quien no ha dudado en utilizar los aranceles como una herramienta de presión política y diplomática. La pausa lograda por Sheinbaum no garantiza estabilidad en el largo plazo; es solo un alto en el camino de una relación que pudiera tornarse aún más complicada.
Es importante destacar que esta situación no es nueva en la historia de las relaciones bilaterales. En diversas ocasiones, administraciones estadounidenses han utilizado la amenaza de aranceles como una herramienta de negociación y presión. En 2019, el propio Trump impuso una estrategia similar, condicionando el libre comercio a cambios en la política migratoria mexicana. En aquel entonces, México también cedió a las exigencias, reforzando sus controles fronterizos y aumentando la vigilancia sobre los flujos migratorios. Ahora, el patrón se repite, pero con un enfoque en el tráfico de drogas y armas.
Si bien es innegable que el combate al fentanilo y la regulación del tráfico de armas son temas urgentes que deben atenderse, también es fundamental cuestionar por qué estos acuerdos suelen recaer desproporcionadamente sobre los hombros de México. La crisis de opioides en Estados Unidos es un problema interno de salud pública que no puede ser atribuido exclusivamente al tráfico de sustancias desde México. De la misma forma, la proliferación de armas en nuestro país es consecuencia directa de un mercado armamentístico estadounidense laxo y sin regulaciones suficientes. Por lo tanto, las soluciones deben venir de ambos lados de la frontera, con un compromiso real y verificable de ambas naciones.
La suspensión temporal de los aranceles debe verse como una oportunidad para renegociar los términos de la cooperación bilateral desde una posición más equitativa. El gobierno de Sheinbaum tiene la responsabilidad de asegurar que México no sea tratado como un simple ejecutor de políticas dictadas desde Washington, sino como un socio con voz y voto en las decisiones que afectan la seguridad y la economía de ambos países.
Es necesario también que México diversifique su comercio exterior y reduzca su dependencia del mercado estadounidense. Si bien la relación comercial con Estados Unidos es vital para la economía mexicana, también lo es establecer alianzas estratégicas con otros mercados, como la Unión Europea, Asia y América Latina. Esto permitiría una mayor estabilidad y reduciría la vulnerabilidad ante decisiones políticas arbitrarias del gobierno estadounidense.
LA RELACIÓN entre México y Estados Unidos enfrenta, como hemos reiterado, nuevos desafíos en materia migratoria y comercial. En palabras del alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, la estrategia implementada por ambos gobiernos ha permitido contener el flujo migratorio y evitar deportaciones masivas.
De acuerdo con el alcalde, el Gobierno Federal ha dado un apoyo sin precedentes en la gestión de la crisis migratoria, asegurando que la frontera se mantenga bajo control sin caer en medidas extremas. La coordinación entre los dos países ha sido clave para contener la situación, mientras que uno de los puntos más destacados por el presidente municipal fue la estrategia anunciada por Sheinbaum Pardo de desplegar 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera, con el fin de evitar el tráfico de drogas, en especial el fentanilo.
Sin embargo, otro de los puntos que se mantiene dentro de las negociaciones entre ambos países es lo referente al comercio, generando tensión en los últimos días, en ese sentido, la reacción del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Ciudad Juárez ha sido contundente, “no utilizar el comercio como una herramienta de presión política”, al menos así lo destacó el presidente en turno, Héctor Núñez Polanco.
Para los empresarios, la estabilidad en las relaciones comerciales es fundamental para la inversión y el empleo, y cualquier alteración en este equilibrio podría generar incertidumbre en los mercados y afectar gravemente las cadenas de suministro.
Si bien, los empresarios en Juárez, también han reconocido los acuerdos momentáneos entre Sheinbaum y Trump, todavía existe preocupación por las consecuencias de una posible guerra comercial.
El llamado del CCE es claro, las decisiones que afectan el flujo de bienes y servicios deben basarse en el respeto mutuo y el diálogo constructivo, priorizando el desarrollo económico sostenible. La relación entre México y Estados Unidos es una de las más dinámicas del mundo y debe fortalecerse con acuerdos que impulsen la competitividad, la inversión y el bienestar de ambas sociedades.
A medida que se desarrollan las negociaciones en las próximas semanas, es fundamental que ambos gobiernos mantengan la prudencia y la visión estratégica en sus decisiones.
DURANTE el mes de enero del 2025, el estado de Chihuahua reportó una disminución del 19% en la contención de la violencia, principalmente en lo referente a delitos de alto impacto como el homicidio doloso en comparación con el mismo período pero del 2024, según dio a conocer el secretario de Seguridad Pública Estatal, Gilberto Loya Chávez.
Según el informe presentado por el secretario, en el primer mes del año se contabilizaron 158 víctimas de homicidio doloso en el estado, una cifra significativamente menor a las 194 registradas en enero de 2024.
Otro de los datos más destacados fue la disminución de homicidios en Ciudad Juárez, donde se reportaron 87 víctimas en enero, lo que representa una reducción del 34% respecto a las 125 del mismo mes en 2024. Por su parte, la ciudad de Chihuahua también mostró una mejoría con 33 homicidios registrados, un 11% menos que en enero del año pasado. Además, municipios como Hidalgo del Parral y Cuauhtémoc no reportaron homicidios durante el mes, un hecho significativo, especialmente en Cuauhtémoc, donde no se había registrado un mes sin asesinatos en los últimos 36 meses.
Loya ha destacado que las cifras reflejan los esfuerzos implementados por las autoridades estatales, en coordinación con la Federación y los Municipios. Sin embargo, como bien lo señala el secretario, aún queda mucho por hacer, sobre todo en las zonas más pobladas, donde la incidencia delictiva sigue siendo un reto constante.
Si bien la reducción de la violencia es una noticia alentadora, es fundamental que las autoridades continúen fortaleciendo las estrategias de seguridad, priorizando la prevención del delito, la reconstrucción del tejido social y la persecución eficaz de los grupos criminales. De igual manera, es necesario mantener una evaluación constante de las estrategias implementadas para garantizar que los avances sean sostenibles en el tiempo.
La seguridad es un derecho fundamental de la ciudadanía y un elemento clave para el desarrollo social y económico del estado. La disminución de la violencia también genera condiciones favorables para la inversión, el turismo y la calidad de vida de los chihuahuenses.
LA REACTIVACIÓN de la exportación de ganado en pie a través del puerto de la Cuarentenaria de San Gerónimo-Santa Teresa representa un avance significativo para el sector ganadero de Chihuahua.
Desde el pasado fin de semana, la Secretaría de Desarrollo Rural dio a conocer la reactivación, lo que permitiría el reinicio del flujo de cerca de 200 mil cabezas de ganado, suponiendo un respiro económico para los productores del estado de Chihuahua, quienes habían enfrentado meses de incertidumbre tras la suspensión de las exportaciones en noviembre pasado.
El cierre temporal respondió al hallazgo del gusano barrenador en reses provenientes de Chiapas, lo que obligó a implementar estrictas medidas de sanidad y adecuamiento para garantizar la inocuidad del producto pecuario.
De acuerdo con Mauro Parada, secretario de Desarrollo Rural de Chihuahua, este avance fue resultado de semanas de esfuerzos y coordinación entre autoridades federales, estatales, organismos auxiliares, así como la colaboración de productores y la Unión Ganadera Regional de Chihuahua.
Además, las mejoras en infraestructura y en el personal, permitirán dar cumplimiento a los protocolos sanitarios establecidos, lo que es fundamental para atender el tema del Ganado Bovino en Grandes (GBG).
Se prevé que durante esta semana se realice el primer cruce de ganado y que en las próximas semanas se regularice el volumen de exportación. A la par, continúan los trabajos para la reapertura de los puertos de Ojinaga y Palomas, lo que permitirá dar salida a las 250 mil cabezas de ganado que aún esperan el cruce fronterizo.
El presidente de la UGRCH, Álvaro Bustillo Fuentes, destacó la importancia de la firma del memorándum por parte del Gobierno de Estados Unidos, que garantiza la continuidad de la exportación de ganado desde entidades como Tamaulipas, Coahuila, Durango y Chihuahua. Este acuerdo brinda certeza a los productores y refuerza la relación comercial con Estados Unidos, el principal socio de México en este sector.