Adiós a “comida chatarra” en las escuelas
Foto: Cortesía

A pocos días de que entre en vigor la prohibición de la venta de comida chatarra en las escuelas de nivel básico, la incertidumbre sigue siendo la regla. El próximo 29 de marzo marcará el inicio de una medida que, al menos en el discurso, busca fomentar mejores hábitos alimenticios en la infancia. Sin embargo, aún persisten dudas fundamentales: ¿Qué se considera exactamente comida chatarra? ¿Los niños podrán llevar de lonche productos que entren en esta categoría?, qué pasa, por ejemplo, con los elotes en vaso, los burritos, hamburguesas, sándwiches, y demás alimentos considerados comida rápida, que se consumen con regularidad y que, la verdad sea dicha, contienen altos niveles de grasas saturadas, algunos de ellos.

Como dijera Juan Gabriel, la intensión es buena, nadie se los quita, pues con los alarmantes índices de obesidad infantil en el país, resulta necesario adoptar medidas que promuevan el consumo de alimentos saludables. Pero, la falta de claridad en la implementación podría convertir esta iniciativa en un ejercicio de improvisación que genere confusión entre alumnos, padres de familia, maestros y comerciantes escolares.

Por lo pronto la Dirección de Regulación Comercial Municipal, ya comenzó a avisar a los comerciantes que se apostan al exterior de las escuelas, que no podrán vender comida chatarra, aunque no se tenga certeza de qué incluye.

Y es que uno de los principales problemas radica en la definición misma de "comida chatarra". Aunque en términos generales se podría referir a productos ultraprocesados, ricos en azúcares, grasas y sodio, el reglamento no ha especificado con precisión qué artículos entrarán en la prohibición. Seguramente las papas fritas, refrescos y dulces quedarán fuera de las cooperativas escolares, pero ¿Qué sucederá con productos como barras energéticas o jugos envasados, que si bien se venden como opciones saludables, también contienen altos niveles de azúcar? La ambigüedad podría derivar en interpretaciones injustas.

También está el dilema de los lonches caseros. Hasta ahora, no se ha dejado en claro si la restricción alcanzará los alimentos que los propios estudiantes lleven desde casa. Si bien podría parecer una preocupación menor, la realidad es que muchas familias recurren a alimentos procesados por cuestiones de tiempo y economía. Sin lineamientos claros, los maestros y directivos escolares podrían verse en la difícil tarea de revisar mochilas y decidir qué es o no aceptable, pero si eso ocurre ¿no caerían en la violación de los derechos humanos de los alumnos?

Y mientras la confusión hace de las suyas con esto de la comida chatarra, el flamante secretario de Educación, Mario Delgado, se llena la boca anunciando que ya viene la fecha en que entrará en vigor la mencionada prohibición. No se entiende cómo es que no se ha puesto en marcha una campaña de socialización para, no tomar por sorpresa, sobre todo a los padres de familia. Como siempre primero se decide y después, veremos cómo lo aplicamos, todo al “ahí se va” sin un plan bien estructurado y es que don Mario tiene de conocimientos en educación, lo que Elon Musk de astronauta, aunque sea dueño de Space X.

Prohibir la venta de comida chatarra en las escuelas es un primer paso, pero de poco servirá sin un plan integral de educación alimentaria y acceso a opciones saludables a precios accesibles. De lo contrario, podría tratarse de una medida bien intencionada, pero fácil de evadir. La clave está en la información clara y en una estrategia que involucre a todos los actores: autoridades, escuelas y, sobre todo, familias. Al menos esa es la idea…

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