A lo largo de más de tres décadas, no solo ha sido un referente de mujer fuerte, también ha sido una triunfadora en un mundo regularmente dominado por hombres. Es Silvia Chávez Terrazas, excampeona de fisicoculturismo femenil a nivel nacional y participante en múltiples competencias internacionales representando a México.

No obstante, su desempeño y larga trayectoria, esta distinguida chihuahuense, no solo ha enfrentado retos profesionales, de los que hoy puede hablar como triunfos obtenidos desde sus inicios en 1988, es gracias a que ha sido muy disciplinada ha sido y hoy es entrenadora de este demandante deporte.

Silvia recuerda cómo, mientras practicaba la natación, le decía a su entrenador que lo que ella quería practicar era el ejercicio de las pesas. “En aquel entonces no era común que las mujeres entraran a los gimnasios y se dedicaran a esto, en alguna de las tres áreas de las pesas: halterofilia, powerlifting y físicoconstructivismo. Mi área fue básicamente el físicoconstructivismo lo que es la forma, tamaño, proporción, simetría, la feminidad, las poses, el trabajo muscular, lo que haces dentro de un gimnasio y así fue como empecé mi carrera deportiva: Fue un proceso de empezar una disciplina completamente diferente a lo que era la natación”, subraya.

Aunque su vida tomaba un giro diferente, Silvia encontró que la constancia, la dedicación y sobre todo “las ganas de hacer las cosas para cambiar tu cuerpo, porque realmente lo que es el físicoconstructivismo, modificar y adaptarse a cambiar formas y tamaños de tu cuerpo, para mejorar y verse mejor”, explica, no representó un problema mayor, porque estaba perfectamente adaptada a la exigencia de un deporte de alto rendimiento. Desde su alimentación sumamente cuidada; sin consumir alcohol, sin fumar (hasta la fecha), solo era plantearse un proyecto nuevo para sí misma, como mujer y como deportista.
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Cortesía | Hard Fitness Magazine /Alfonso Aguirre

Señorita Perfección

Su carrera comenzaba en las competencias, primero en el ámbito municipal y más tarde a nivel nacional, donde consiguió al menos ocho títulos de campeonato nacional en diferentes categorías de esta disciplina, lo que le dio la oportunidad de llegar a los eventos internacionales, algunos en Estados Unidos y dos veces representando a México en campeonatos mundiales, uno en 2006 en Barcelona y otro en 2010 durante el mundial en el Estado de México, donde consiguió el cuarto lugar.

“Ahí estaba yo, la chica de Chihuahua, la única mexicana de 22 mujeres que obtuvo un título en ese campeonato”, relata la atleta.

Pero no fue sencillo en absoluto para Silvia alcanzar ese nivel de competencia. Aunque sus parámetros de rendimiento y alcance eran cada vez más altos y sus logros mayores, como el campeonato el clásico Mister México 2010, donde obtuvo el título “Señorita Perfección” o en 2011, el nacional que le dio el pase para llegar al “Arnold Amateur”, en Cleveland Ohio, fue ésta la última competencia, donde decidió no convertirse en profesional. “Para ganarme un carnet tenía que viajar, seguir viajando, preparándome en Estados Unidos. Ya eran 12 años al hilo seguidos y mi cuerpo ya se cansaba. Ya tenía poquito más de edad. Me costaba un poquito más de trabajo llegar al nivel y permanecer. Entonces físicamente psicológicamente y económicamente era muy desgastante”, señala Chávez.

Romper tabúes

Silvia recuerda que el ambiente durante los entrenamientos, por aquellos años, no era como ahora. “No había tantas chicas. Era como que la única mujer que participaba en fisicoconstructivismo representando a Chihuahua. Así que me topé con los tabúes y los obstáculos que se nos presentan a las mujeres de este deporte. Es que siempre te quieren comparar con los hombres, tristemente”, reconoce Silvia.

La atleta recuerda que su meta siempre fue desarrollar su cuerpo, sin perder la femineidad. Había que romper los tabúes, relata Silvia, había que romperlos en verdad. “Las mujeres también somos fuertes. Hemos desarrollado nuestro cuerpo porque también tenemos músculos, pero hay que seguirnos viendo femeninas”, destaca.

A juicio de muchos cronistas deportivos que reconocen la participación de Silvia Chávez en las competencias internacionales, ella se mantuvo firme siempre en su deseo de no perder su estilo y seguir siendo una digna representante de las mujeres fuertes y femeninas. “A mí me favoreció ser del norte; ser un poquito más alta; un poquito más blanca que el promedio de competidoras. Tenía un parámetro diferente para que me llevaran a otro tipo de eventos. Pero a veces creo que mi cuerpo, mis brazos, como yo me trabajaba, me exigía… a veces me veía mejor que los hombres, sin dejar de ser femenina”.

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Cortesía | Hard Fitness Magazine /Alfonso Aguirre

Adiós a las competencias

El fisicoconstructivismo es una disciplina física, mental y emocional exigente, tanto para hombres como mujeres; sin embargo, Silvia reconoce que, a pesar de los éxitos en su carrera y el enorme amor que le tiene a esta profesión, ha tenido que sacrificar algunos aspectos de su vida familiar y personal. “Los entrenamientos no siempre te dan tiempo para atender a tu pareja o, en mi caso, con mi hija que ahora tiene 25 años, muchas veces tenía que modificar el periodo de vacaciones, porque en verano eran las competencias y los periodos de más trabajo en el gimnasio, así que mi hija no tenía vacaciones”.

Los sacrificios se extienden además al tipo de alimentación que suele ser restrictiva en azúcares, harinas y otros que carecen del nivel nutricional requerido para la formación de músculos. “Imagínate, mi hobby es hacer pasteles y durante los entrenamientos era no poder oler las harinas, los betunes… Hasta no poder comer una hamburguesa con mi familia”, admite Chávez.

No obstante, para Silvia, aunque las competencias tuvieron un cierre, su carrera le ha permitido seguir en otros caminos como parte de la formación de jueces y como preparadora física. Hoy se dedica a ayudar a otras personas para las competencias y sigue trabajando con pasión dentro de este deporte.

“Son ya 34 años dedicándome al físicoconstructivismo. Ahora ya lo practico como un ejercicio para mí, para fortalecerme, para estar activa. Quizá ya no puedo comer ocho veces al día o entrenar diario durante más de dos horas o sábados y domingos, pero entreno 40 minutos y lo disfruto igual. Ya no entreno para competir, entreno para darle mantenimiento a mi cuerpo y que esté sano”, concluye.
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