Ciudad Juárez.- Si uno quiere acabar pronto puede decir que la temporada de los Indios de Ciudad Juárez no tuvo pies ni cabeza. Para tardarnos (Y para cubrir las mil y una vicisitudes) es necesario repasar un año en donde no se pudo romper la sequía de 24 años sin un título del estatal y donde se resquebrajó la relación con una de las aficiones más leales de toda la entidad.

A principios de año llegaba Luis “Wero” Guerrero para hacerse cargo de la Jurisdicción de la Zona Uno. Con la presión de las más de dos décadas de sequía y con la encomienda de renovar al equipo.

“Es una presión que nos pega a todos. Ahora me toca a mi estar sentado de este lado en la jurisdicción, pero la presión es y era enorme para el que le tocará. Aunque también la emoción es grande y hay un orgullo de poder tener esta oportunidad para hacer historia con los Indios”, decía el ahora ex mandatario en el mes de marzo.

Mal empezó la cosa

Tuvo que haber sido mal augurio la pretemporada. En el último compromiso de la misma, ante los Faraones de Nuevo Casas Grandes, Carlos “Hulk” Díaz se reventó la rodilla de manera totalmente accidental mientras salía del dugout. Desde ahí empezábamos mal.

El encargado de todo desde la caseta era Ricardo “Bacatete” Fernández, parte de aquel roster campeón en el año 2000. No obstante, el inicio de la temporada regular fue todo menos bueno. La marca era de seis descalabros por apenas tres victorias. Dos de las últimas tres derrotas fueron especialmente dolorosas siendo dos nocauts ante los Rojos de Jiménez y con un picheo que fue la definición gráfica de desastre.

Ningún brazo se salvaba, la efectividad colectiva era de 5.52. Entre todos los aborígenes permitieron 67 carreras totales, 61 de ellas limpias. Aarón Aguilar probaba suerte de cerrador en la que pudo haber sido su última temporada y no lo hacía nada bien: echaba a perder tres partidos y cargaba un ERA alto como rascacielos de 9.00. Por si faltara más, Luis Payán iba de mal en peor en la lomita y terminó dejando a los fronterizos sin profesional. Cosa que también fue otro dolor de cabeza para los del penacho.

A todo esto, en medio del desastre al Bacatete le terminaron enseñando la salida después de la hecatombe de Jiménez. El que entraba al quite era el coach de banca Iván “Sabinas” Gallegos.

Ningún codo les embonó

El primero fue Payán al que las novenas opositoras fueron agarrando paulatinamente de piñata. En cinco salidas se apuntó una efectivada de 7.17. De ahí le siguió Héctor Velázquez. El que venía proveniente del Águila de Veracruz no falló con la tribu, pero tampoco les duró.

La ex media roja de Boston lanzó 10 entradas completas en dos juegos, permitió ocho imparables y concedió cuatro carreras limpias, ponchando a una decena de toleteros. Su par de salidas a la lomita lo dejó con efectividad de 2.80. Para su desgracia terminó lesionado en aquella segunda aparición y acabó saliendo del equipo fronterizo, así sin más, sin si quiera explicar el motivo de la dolencia.

Todo Juárez creía que su paisano Cristian Castillo iba a terminar con los mil y un problemas de la rotación, todo Juárez resultó garrafalmente equivocado. El gusto del paisano se acabó a medio juego contra los Algodoneros de Delicias, en la última serie del rol regular.

Iba encaminado a lanzar un juego perfecto hasta la sexta entrada, el señor ampáyer le cantó una bola que al juarense no le pareció. El reclamo se descontroló y los mandaron a bañar temprano. Lo suspendieron por seis partidos y mejor prefirió ir a jugar con los Diablos Rojos del México.

El cuarto y último brazo “premium” de la temporada fue el del otrora Sultán de Monterrey Juan Macías. El diestro de la sultana del norte alcanzó a hacer muy poco en el cuerpo de picheo de Gallegos. Lanzó apenas un juego, permitiendo seis imparables y tres carreras limpias. Ahí se acabó el corrido para el regiomontano.

Pese a los problemas en el diamante, la campaña teporaca quedó marcado por lo que pasó fuera del terreno de juego. Quedó marcada por tres malcriados que prendieron las alarmas en toda la primera zona.

El fin de semana en Nuevo Casas Grandes

Al segundo juego contra los Faraones no se presentaron Eudor García, Yahir Gurrola ni el veterano Óscar Sígala. El compromiso trascurrió sin más problemas y sin sospecha alguna del respetable. Esto hasta que ninguno de los tres se apareció de regreso en Ciudad Juárez ni estuvieron en la serie siguiente.

Resultó y resaltó que el trio de peloteros se presentó en estado inconveniente al hotel donde se hospedaba el equipo. De tal grado fue incidente que todos se fueron expulsado de regreso a la frontera, no participaron de los playoffs: ni con los Indios ni con nadie por la Liga Estatal de Beisbol los boletinó y los dejó fuera del draft de refuerzos.

Los muchos tumbos de los aborígenes no pudieron acabar de otra manera. Terminaron justo como empezaron: derrotados en el quinto juego de la primera ronda, contra nadie más ni nadie menos que los acérrimos Mineros de Parral en la capital del mundo.

¿Quién sigue?

Los que siguen llevan por nombre Óscar Chávez y Pablo “Pistolero” González. Jurisdiccional y mánager respectivamente. Por encima de lograr cualquier título, tendrán la tarea de volver a acercar a una afición, que por primera vez en muchos años sintió vergüenza de su propio equipo y que cuando quiso dejó el Estadio Juárez vacío y ni siquiera consumió cerveza. A la que le pudo más el desempeño en el campo que la sequía de 24 sin un solo título.

“Lo que busco es a peloteros que vengan a jugar. A jugadores de equipo que obedezcan las órdenes de manejador, con armonía, con disciplina. Con respeto, tanto para con el cuerpo técnico como para con la afición. Quiero poder ofrecerle a la afición el show que se merece”, expresaba para Net Noticias, el nuevo titular de la Zona Uno.

En lo que respecta a los tres malcriados, ya están de regreso en el equipo y tenían el visto bueno del Pistolero desde antes de que se reincorporaran al plantel.

Publicidad
Enlaces patrocinados