París.- La influencer estadunidense Masai Russell tiene asegurada otra publicación viral.
Nada menos que su victoria en una final con suspenso de los 100 metros con vallas de los Juegos Olímpicos, en la que superó por apenas una centésima de segundo a la francesa Cyrena Samba-Mayela y relegó al bronce a la boricua Jasmine Camacho-Quinn, campeona defensora.
En una definición que no pudo ser más ajustada, Russell ganó un final de fotografía el sábado en el Stade de France al cronometrar 12:33 segundos. Y la imagen que definió su victoria seguramente dará que comentar a su millón de seguidores en todas sus plataformas.
Allí publica videos sobre vallas, cabello, salud, entrenamiento y baile. Ahora, también, sobre su medalla de oro.
“Anoche ni siquiera pude dormir porque estaba dando vueltas y vueltas. Ni siquiera sé cuántas horas dormí, porque solo estaba pensando en esto”, dijo Russell. “Había soñado con esto. El hecho de que realmente suceda ha significado mucho”.
Russell tuvo que esperar varios segundos para saber que había superado a Samba-Mayela, quien les dio a los anfitriones la primera medalla olímpica de la historia en una competición olímpica en pista.
Cuando clasificó a París, la influencer se regaló a sí misma un Mercedes. ¿Y ahora?
“Probablemente, una casa”, bromeó la flamante campeona olímpica.
Camacho-Quinn, quien se coronó en Tokio hace tres años con récord olímpico, se llevó el bronce al quedar dos centésimas atrás.
“Me voy con otra medalla, pero no era la que quería”, admitió la nacida en Charleston hace 27 años y que compite para Puerto Rico por pedido de su madre María. “Fue mi culpa, estuve ansiosa”.
Pese a no revalidar el oro que obtuvo en la capital japonesa, la atleta puertorriqueña se convirtió en la primera deportista de su país con dos medallas olímpicas.
“Bueno, mis emociones ahora no son las mejores, seguramente me sentiré mejor mañana”, dijo al respecto. “Yo sé que podría haber hecho algo increíble. Así que no me detendré sólo aquí, queda el resto de la temporada y años por delante”.
Camacho-Quinn no pudo revalidar el oro, pero al menos mantuvo por otros cuatro años el récord olímpico de 12:26 que ella misma impuso en Tokio.