Ciudad Juárez.- Los Indios de Ciudad Juárez se sacaron la espina la noche del jueves y arrancaron el fin de semana con una victoria como locales ante los Mazorqueros de Camargo, con una pizarra de 11 carreras a 4.
El compromiso pintaba para irse rápido, como si ambas novenas tuvieran cita con el doctor. Los primeros dos rollos se fueron como agua, hasta que al profesional Damián Mendoza se le indigestó el asunto.
Para la tercera entrada, al ex Mayo de Tucson (antes Navojoa) dejó de gustarle la zona de strike. Un par de bases por bola le llenaron los senderos. Acto seguido, un fly de sacrificio de Hansel López abrió la lata, y un sencillo remolcador de Juan Carlos Orrantia puso la cosa 2-0.
Los cartones no se movieron hasta la quinta entrada. A Mendoza lo hacían trabajar como obrero de tercer turno, pero aguantaba en la loma pese a los muchos lanzamientos. Camargo no contó con la misma suerte: el rollo de la manita resultó fatídico.
Alex Reyes dejó de lanzar pichadas y las cambió por pedradas. Con tino de pianista manco, llenaba las bases y prendía fuego al rancho. Para colmo, lanzó un wild pitch que permitió una carrera. Luego, Yahir Gurrola remolcó a Manuel Chávez con un elevado de out.
El diestro camarguense no encontraba la paz: volvió a llenar las bases y terminó relevado. Entró Christopher Villaestribo, con ánimos de Poncio Pilato.
Y es que no hizo más que limpiar las bases sin cargar con culpas que no eran suyas. James Cubillos entró de caballito y Víctor Ruiz sumó dos más. 5-2 la pizarra, hasta que el lanzador visitante sacó un ponche de la manga para ponerle fin a la tortura.
Una entrada más tarde, en la baja de la sexta, Jemir Leal dejó la casa llena. Los Indios mostraron cero misericordia: una base por bolas a Eudor García trajo otra rayita. Luego, Marco López vació los senderos con un doblete limpio: 9-2, y Camargo ya estaba en la lona.
En la parte baja del séptimo, Julio Pacheco agregó otro par con un doblete productor. El marcador se volvía casi pornográfico: 11-2 a favor de la frontera más fabulosa y bella del mundo. No olía… apestaba a nocaut.
Claro, la novena azul tenía que hacer la malhora: sumaron una carrera en la parte alta de la octava solo por molestar, 11-3. Se complicaba Juan Pablo Argüelles en el relevo y tuvo que entrar Aarón Aguilar.
Renacido y tirando como veinteañero, el greñudo se dio el lujo de lanzar dos entradas completas y se apuntó el salvamento por acumulación de trabajo. Cerró la noche ponchando al último toletero para apagar la luz.
Marcador final: 11-4. Indios ganó. Revancha consumada.
