El fin de una era: Se despide Lewis Hamilton tras hacer historia con Mercedes
Foto: X | @MercedesAMGF1

Este domingo marca el fin de una era para Mercedes dentro de la Fórmula 1. Lewis Hamilton, el piloto más grande de su historia dice adiós a las flechas plateadas tras 11 años con los alemanes y después de marcar toda una era en la máxima categoría.

Después de seis títulos del mundo, dos grandes rivales y de llegar en sustitución de otra leyenda de la Fórmula 1, no queda más recordar los puntos clave del británico vestido de blanco (Y después de negro).

Salió una leyenda y entró un joven de McLaren

Casi en 2025 es fácil olvidar que el hoy veterano casi cuarentón llegó con 28 años y con un campeonato mundial en su currículum. Lo que entonces era un contrato de tres años empezó con trueno y relámpagos remplazando a nadie más y nadie menos que Michael Schumacher.

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Hamilton hizo lo que el kaiser nunca pudo: manejar un auto difícil, que dependía casi en su totalidad del simulador y que nunca iba a pelear por nada ante el dominio que ejercían Red Bull con Sebastián Vettel y su no tan fiel escudero Mark Webber.

Mercedes no peleaba, pero pelearía con un motor que ellos mismos hicieron y “vendieron” a la Federación Internacional del Automóvil (FIA).

Estuvo por delante de todos

La idea del motor híbrido V6 turbocargado fue de Mercedes. En parte porque con eso trabajaban desde 2011 rumbo a la ahora llamada Formula E. Lógicamente el mago iba a conocer sus secretos y desde 2014 Hamilton se dedicó literalmente a partir pista cuando el gran circo cambió sus unidades de potencia, acabando con el dominio austriaco y muy por encima de un Ferrari igual de cojo que una mesa rota.

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Cortesía | Federación Internacional del Automóvil

Tal era el dominio del inglés que todavía en 2020, bien metidos dentro de la era hibrida, se las ingenió para ganar 11 de 17 carreras y para ganar su séptimo título del mundo. Un año antes, puso en su lugar en Mónaco al que todavía no tenía carro ni credenciales para competirle: Max Verstappen.

Empezó todo en Hungría con su primer triunfo, el último a la fecha fue en Silverstone hace un par de meses, para romper una sequía de casi tres años sin subirse a lo más alto del podio.

Sin embargo, el deporte (Y la Fórmula 1 menos) no conoce de campeones perfectos, Hamilton no es ni será la excepción a la regla.

El alemán y el holandés

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Nico Rosberg no hizo en 2016 lo que Timmo Glock ocho años atrás. Peleó rueda a rueda. Los dos se sacaron de la pista, se estrellaron y se echaron a perder carreras. Se fueron por las “eses” del Circuito de las Américas al más puro estilo de perros de pelea; acabaron aventándose hasta las gorras de los podios.

Aquel año lo ganó el hijo de Keke en el último tirón de Abu Dabi. Antes de retirarse en lo más alto tuvo que celebrar un último podio, donde el siete veces campeón nunca perdió el deportivismo y pese a los corajes le extendió su felicitación.

La otra derrota fue mucho menos cordial. Fue en la misma pista de los emiratos y fue cortesía de Verstappen (Y de la FIA a ojos de muchos).

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El asunto era muy simple. Quedaban dos vueltas de carrera, Hamilton lideraba con un set de llantas muy usadas, el holandés marchaba segundo, detrás de siete monoplazas rezagados. No había tiempo suficiente para acomodar la parrilla y tal y como lo dicta el reglamento, había que reiniciar la acción en pista, así como venían rodando para las últimas dos vueltas.

Así tendría que sido todo según el librito. Para desgracia del también caballero de la corte, el director de carrera Michael Masi decidió alargar la bandera amarilla y permitirle pasar a todos los rezagados para dejar solos a los dos pilotos en el último giro. El resto es historia, el Mercedes no pudo pelear y el título fue para Red Bull y su piloto.

“No Mickey (Masi), no… Eso no estuvo bien. Eso no estuvo bien y tu lo sabes. Tendrías que haberlos acomodado una vuelta antes”, gritaba por el radio Toto Wolff, jefe de Mercedes.

Solo Red Bull y Netflix fueron felices aquella noche.

¿Y ahora?

Por orden inmediato, de Abu Dabi sigue Ferrari. Un Ferrari que le abrió los brazos a Hamilton y que pretende cumplirle un sueño que según Hamilton tenía “desde que era niño”.

Cerraron el año tan bien que se llevaron una victoria en suelo mexicano y otros cuatro grandes premios. Suficientes para pelear por el Título de Constructores. Además de dejarlos listos para contender por el Campeonato del Mundo en 2025: último año de la presente generación de automóviles.

Solo el tiempo dirá si su época en Ferrari y su salida del gigante del Grupo Daimler lo tratará como al mismísimo Schumacher o, si le pone las mil vicisitudes en el camino, tal y como le sucedió a Vettel.

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