
León.- Los Bravos dd Ciudad Juárez sufrieron su primera derrota del torneo la noche he de este viernes cayendo por marcador de 1-0 ante el León y un James Rodríguez al que no pudieron retener.
¿Dónde está James?
Era cálida la tarde, no parecía invierno en Guanajuato. La grada estaba llena; ¿por qué? Porque todos querían ver a un tal James Rodríguez. Así iniciaban las hostilidades entre los Panzasverdes del León y los Bravos de Ciudad Juárez.
Apenas el minuto tres y al canterano Jan Carmona se le abrían los mares. Agarraba a todos desprevenidos y metía un fierrazo que mandaba para afuera Óscar “Wacho” Jiménez. Dos minutos más tarde el Puma Rodríguez insistía con un tiro-centro que otra vez escupía el "Wacho". Era movidito movidito el arranque de partido.
Para el primer cuarto de hora la balanza se inclinaba para donde naturalmente tenía que estar: León controlaba la bola. pero James estaba desaparecido. Poco duraba el gusto porque el juego colectivo (sí, eso existe en Juárez, al parecer) mandaba nuevamente para atrás a los felinos.
Unos 20 minutos se tardaron los muchachos de Eduardo Berizzo, hicieron algo de peligro. “Paciencia” le decían ellos….Paciencia con cara de inoperancia. Aquella acción la detuvo sin problemas Denzell García.
Llegábamos a la media hora y los locales todavía no maquilaban nada, pero nada digno de destacar. Juárez aguantaba su empate dejando de atacar, cedía la posesión y no parecía preocuparse mucho por ese asunto. Apuro no había hasta que Stiven Barreiro estrellaba la bocha en el travesaño. Nomás el susto.
Nos quedaban 10 minutos por jugar y ahora sí se aventaba para enfrente el León después del trancazo al tubo. Era incisivo el cuadro guanajuatense y le hacía la lucha para mover una línea defensiva que no ponía mal ni un pie en el terreno de juego.
Ya con el minuto 45, encima James le pegaba de frente, pero le pegaba mal. No hacía más englobar el esférico para las manos Sebastián Jurado. Antes de eso, Ralph Orquín hacía una recuperación espectacular dentro del área.
Previo al entretiempo a Jurado se le ocurrió hacer una doble atajada por obra y gracia del espíritu santo. Salía más grande que la mismísima X y digno de que le bautizaran una calle con su nombre.
Así nos íbamos al descanso, con el mismo marcador con el que empezamos: 0-0 la fiera y el caballo.
Ah….Ahí está James
Daba inicio la segunda mitad con pies poco precisos en los dos lados de la cancha. James no le atinaba a la hoya y Guillermo Castillo (Que no se llama así, pero así nos dijo que le dijéramos) no era fino en el pase.
Acto seguido el colombiano se metía al área provocando la falta de Sebastián Jurado y un penal. El mundialista vio, midió, pateó y hizo el gol en el mero centro de la red. 1-0 ganaba la fiera al 50.
A la hora el asunto estaba totalmente desequilibrado. Los de Martín Varini sufrían un mundo para defender el contragolpe y les empezaba a costar ganar terreno a la ofensiva.
El gran problema de que Bravos estuviera abajo en el luminoso es que Moisés Mosquera subía creyéndose delantero. Los cinco aficionados de la visita agarraban rosario y biblia para aguantar el circo que se venía.
Era tranquila la cosa para los de la capital mundial del zapato hasta el minuto 70 cuando los de las tierras de Juan Gabriel les arrebataron la número 5. Claro que bastó un contragolpe para que Jesús Murillo bajara a James de una patada. El tiro libre era directo y era peligroso. El colombiano no hacía más que mandarla por en ima del travesaño.
Todavía a 15 minutos por jugar y los de la frontera se veían obligados a seguir haciendo faltas con el tiempo corriendo. Jhonder Cádiz se tiraba una chilena impecable que se moría en las manos de Jurado con otro monumento de atajada. Eran mas los esmeraldas en la agonía del encuentro.
James se iba de la cancha al 80, le entregaba la banda de capitán a su reemplazo Andrés Guardado y nos hacía sentir a todos los testigos del encuentro demás de viejos.
No se iba sin pelear Juárez. El respetable estaba más que contento en el gradería hasta que Orquin hizo recostar al Wacho que muy muy apenas pudo expulsar la pelota sin que cruzara su raya de cal. 85 minutos y contando. Estupiñán hacía segunda y el arquero verde retenía con el puro pecho. Ahí estaban los de Varini.
Era el minuto 90 y el Nou Camp no era más que un convento con tantos rezos, suficiente para pagar 400 penitencias de pecadores desconocidos. Ocho minutos de agregado decía el referí….Y que fuera la que dios quisiera.
Sufrieron todos, hasta lo que iban ganando, sin embargo la hombrada de los de negro no pudo ser. Se acabó el tiempo, se acabó el futbol. 90 minutos y tantitos, silbatazo final….Ganó el León 1-0.