Puebla de Zaragoza- Los Bravos de Ciudad Juárez lograron reponerse como visitantes y sacaron la victoria ante la Franja del Puebla por marcador de 2-3 en la Angelópolis.
Como Dios dio a entender
No era caliente la tarde en la Puebla de la Angelópolis y al Estadio Cuauhtémoc parecía tener la gran asistencia de cinco aficionados. Así arrancaban las hostilidades entre La Franja del Puebla y los Bravos de Ciudad Juárez.
Ya corría el minuto cinco y era el cuadro fronterizo vestido de negro el que buscaba las primeras ofensivas, sin éxito y sin tino desde la pelota parada. Los del camote, por otro lado, tardaban en juntar los cables pero a eso del minuto 10 Luis Quiñones probaba al arco.
Corría el cuarto de hora en la tierra del camote y la cosa se estancaba. Ralph Orquin se aventaba para el frente buscando a Guillermo Castillo (Que no se llama así, pero así nos dijo que le dijéramos), sin embargo el pase con bocha quedaba largo largo y la pelota terminaba en las manos de Miguel “Wacho” Jiménez. Puebla se volvía a entumir en propio terreno.
Minuto 25 y los muchachos del Chepo de la Torre ya no hacían nada: jugaban todos por su lado y no rejuntaban tres pases seguidos ni con una pelota de voleibol. El pasto era un desastre, un auténtico lodazal para unos Bravos que hacían la lucha pero que no podían.
Cinco minutos más tarde Dieter Villalpando ponía un muy buen centro que desviaba el Wacho. La número cinco le quedaba a Óscar Estupiñán, la bola le llegaba de sorpresa, no podía recepcionar….Y la mejor del juego, con todo y el arco vacío, le pasaba entre las piernas.
La primera (y única) de los poblanos era un cabezazo de Nico Ferrareis apenas al minuto 33. Fuerte el disparo, pero a las manos de Benny Díaz.
Minutos después, a cinco del descanso, el futbol le hacía justicia a la escuadra fronteriza. Diego Valoyes remataba un recentro de Carlos Salcedo tras un córner. El disparo lo botaba el portero camotero, sin embargo, Jairo Torres se quedaba con el rebote y pagaba un fierrazo indetenible para el 0-1 favor los caballos.
Bravos se iba con la ventaja al regaderazo: 0-1 con el Puebla en estado catatónico
Ver la orilla
Arrancábamos la segunda parte con un penal. Sí, así nomás. Con un penal cortesía del genio y figura Jairo Torres. Quiso despejar una bola y le dio a la bola….Pero a la bola del tobillo de Ferrareis. Todos al manchón.
Acto seguido, Luis Quiñones se paró firme, le clavó la mirada a Benny Díaz y mandó guardar el balón en la parte inferior derecha de la red. 1-1 el marcador.
Apenas un minuto más tarde, los de la franja celeste se empezaban a crecer. El colombiano intentaba de media distancia pero Benny Díaz retenía el esférico. Se prendía el cerro en la tierra de los moles.
Diez minutos después del arranque, Yahir González le filtraba una pelota de primer nivel a Brayan Angulo que venía desde atrás pero la mandaba por arriba del travesaño. La localía era mejor, mil veces mejor.
El cronómetro corría la hora y lo que era un estanque de partido acababa siendo un río: se rompía el compromiso y el medio campo se movía más que placa tectónica en septiembre. Lo que no se movía era el luminoso por que las dos defensas se cancelaban entre sí
A eso del 68 el conjunto de las tierras de Juan Gabriel aplicaba la que le habían hecho todo el torneo. José Juan García Manríquez remataba un tiro de esquina más solo que la una en medio del área para el 1-2. Juárez regresaba el frente. El Manri se tomaba la cabeza en lugar de celebrar…”Concentración” le pedía a los suyos.
Andaban volados los de Juárez. Tan volados que quisieron volver a mojar con un cabezazo al 77 pero las manos del Wacho ahogaron el grito de gol.
Nos quedaban 10 minutos por jugar y la buena es que Bravos ya veía la orilla… La mala es que entraba de cambio Moisés Mosquera.
No podía ser de otro modo, los de Mauricio Barbieri tenía que soportar ocho minutos para rescatar los tres puntos que sabían a gloria. Tigres y León se veían forzados a esperarse en el volcán para arrancar con su asunto.
La eternidad del tiempo agregado no servía más que para concederle a Bravos un penal después de que el Wacho se le aventara a los tobillos de Estupiñán. El de Cali Colombia pasaba el balón a centímetros del poste pero convertía la pena máxima, 1-3 con dos minutos por jugar.
El 2-3 era cortesía de Luis Quiñones en una carambola de tiro de esquina. El del error en la cobertura (Para variar) era Moisés Mosquera.
No alcanzaba el tiempo para más, era medio nervioso el cierre, pero cierre al fin. Sonaba el silbatazo final, Juárez aguantaba y ganaba 2-3.