Vladimir Demikhov, el científico que en 1954 unió a dos perros en un solo cuerpo
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Ciudad Juárez.– Vladimir Petrovich Demikhov, nacido en 1916 en la Unión Soviética, es considerado uno de los precursores de la cirugía de trasplantes. Su trabajo sentó las bases para futuras intervenciones médicas, como los trasplantes de corazón y pulmones, pero sus métodos experimentales generaron un fuerte debate ético.

Demikhov realizó el primer trasplante de corazón en un animal en 1946, dos décadas antes de que este procedimiento se realizara con éxito en humanos. También desarrolló técnicas para trasplantar pulmones y otros órganos vitales, lo que inspiró a cirujanos como Christiaan Barnard, el médico sudafricano que en 1967 realizó el primer trasplante de corazón en humanos.

Su legado es innegable: muchas de sus técnicas quirúrgicas siguen siendo la base de la cirugía de trasplantes moderna. Sin embargo, su enfoque científico lo llevó a realizar experimentos que hoy serían considerados inaceptables.

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El escándalo de los perros de dos cabezas

Uno de los experimentos más polémicos de Demikhov fue la creación de perros bicéfalos. Mediante cirugías extremadamente complejas, logró unir la cabeza y las patas delanteras de un perro pequeño al cuerpo de un perro más grande. Los animales lograban sobrevivir por un tiempo breve, pero inevitablemente morían debido al rechazo inmunológico y las complicaciones postoperatorias.

Estos experimentos fueron documentados y fotografiados, causando revuelo en la comunidad científica y en la opinión pública. Para algunos, representaban un avance en la comprensión de los trasplantes de órganos; para otros, eran actos de crueldad injustificada.

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El legado y el olvido

A pesar de sus contribuciones, Demikhov pasó gran parte de su vida en relativo anonimato, sin recibir el reconocimiento que merecía en la URSS. Solo en sus últimos años se le otorgaron premios honoríficos por su trabajo. Falleció en 1998, dejando tras de sí una historia de genialidad y controversia.

Hoy, su legado sigue vivo en la medicina moderna, pero su nombre también está ligado a los límites éticos de la experimentación científica.

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