Raro ejemplar de la Constitución de EU alcanza 9 millones en una subasta
Foto: Associated Press

Carolina del Norte.- Un raro ejemplar de la Constitución de Estados Unidos impreso hace 237 años y enviado a los estados para su ratificación se vendió por nueve millones de dólares en una subasta el jueves por la noche en Carolina del Norte.

Brunk Auctions vendió el documento, la única copia de este tipo que se cree que es de propiedad privada, en una subasta privada. El nombre del comprador no se reveló de inmediato.

La puja duró poco más de siete minutos, con ofertas que llegaron a intervalos de 50 mil dólares, en su mayoría por teléfono.

En un primer momento, la subasta iba a celebrarse el 28 de septiembre, pero se retrasó debido a los daños catastróficos causados por el huracán Helene en Asheville y en el oeste de Carolina del Norte.

“Es un privilegio tenerla aquí. Ha sido toda una experiencia", dijo Andrew Brunk, subastador y propietario del documento.

La copia se imprimió luego de la Convención Constitucional terminó de redactar el marco propuesto para el gobierno de la nación en 1787 y lo enviara al Congreso del ineficaz primer gobierno estadounidense bajo los Artículos de la Confederación, solicitando que se mandase a los estados para ser ratificado por el pueblo.

Es uno de los alrededor de 100 ejemplares impresos por el secretario de aquel Congreso, Charles Thomson. Solo se conoce la existencia de ocho, de las cuales siete son de propiedad pública.

Thomson probablemente firmó dos copias para cada uno de los 13 estados originales, para certificarlas.

Lo que ocurrió con el documento que salió a subasta entre la firma de Thomson y 2022 es un misterio.

Se encontró hace dos años, al vaciar una propiedad en Edenton, en el este de Carolina del Norte, que en su día perteneció a Samuel Johnston. Fue gobernador del estado entre 1787 y 1789 y durante su último año en el cargo supervisó la convención estatal que ratificó la Constitución.

El ejemplar se encontró dentro de un archivador metálico con dos cajones y una lata de tinte encima, en una habitación descuidada desde hacía años, llena de sillas viejas y una polvorienta librería, antes de que se conservara la antigua casa Johnston. El documento era una hoja de papel que podía doblarse una vez como un libro.

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