Núcleo de la Tierra se ralentiza y días podrían ser más largos
Foto: Redes

El centro de nuestro planeta, compuesto por un núcleo de hierro fundido, ha estado desacelerando su rotación, lo que podría tener consecuencias en el superficie, reveló un estudio de la Universidad del Sur de California.

Este descubrimiento, publicado en la revista Nature señala que, si esta tendencia misteriosa continúa, podría alargar los días en la Tierra, aunque los efectos serían imperceptibles para nosotros.

El núcleo interno, una esfera superdensa y ardiente de hierro y níquel aproximadamente del tamaño de la Luna y ubicada más de 4 mil 800 kilómetros bajo la superficie terrestre, es un objeto difícil de estudiar. No obstante, se sabe que este núcleo está rodeado por otro núcleo externo de metal fundido y ambos están encapsulados por el manto terrestre, una capa sólida de roca. Aunque todo el planeta gira, el núcleo interno puede moverse a una velocidad diferente debido a la viscosidad del núcleo externo.

Durante más de dos décadas, científicos han debatido sobre el ritmo de giro de este enigmático núcleo interno, sabiendo desde hace 40 años que tiende a girar ligeramente más rápido que la corteza y el manto. Sin embargo, el reciente estudio encabezado por John Vidale, profesor de Ciencias de la Tierra en la USC, marca un punto de inflexión al evidenciar "con pruebas inequívocas" que desde 2010 este núcleo ha comenzado a ralentizarse.

Los resultados del estudio sugieren que el cambio en la velocidad de rotación del núcleo interno podría estar influido por la agitación del núcleo externo de hierro líquido que lo rodea, el cual es responsable de generar el campo magnético de la Tierra, y también por las fuerzas gravitatorias del manto rocoso que lo envuelve. A pesar de la complejidad de estos procesos, los investigadores creen que estos movimientos no implican un riesgo inmediato de catástrofes naturales.

Por otra parte, aunque las consecuencias de este fenómeno son sutiles, el estudio indica que podría afectar a la duración de los días en la Tierra. Pero tampoco hay motivo para alarmarse: el cambio solo se produciría en fracciones de segundo, tan pequeñas que serían casi imperceptibles.

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