Las olas de calor prolongadas y cada vez más intensas durante el verano en el norte de México están ocasionando problemas no solo medioambientales, sino también afectaciones en el rendimiento de empleados que trabajan en condiciones extremas de calor o de frío durante el invierno, un fenómeno que se conoce como estrés térmico laboral, reveló la Organización Panamericana de la Salud (PAHO).
Felipe Cuadra, especialista en desarrollo organizacional y cofundador de Rankmi, explicó que las temperaturas extremas producen este trastorno laboral, por lo que las empresas deberían tomar medidas para cuidar la productividad de su personal y no solo eso, sino también su salud.
La Organización Internacional del Trabajo estableció que algunas medidas para reducir este problema están el hacer pausas, garantizar al acceso a agua fresca y potable, evitar la deshidratación, el agotamiento y los golpes de calor.
La PAHO reconoce que el cuerpo humano debe tener una temperatura central entre los 36 y los 38 ºC, y para esto el cuerpo es capaz de enfriarse o calentarse por sí mismo, manteniendo el equilibrio calórico, lo cual es requisito fisiológico para la salud, la seguridad y el confort laboral.
Además, advierte que, de no tomarse medidas, el estrés térmico laboral puede aumentar la probabilidad de accidentes de trabajo, agravar dolencias previas (enfermedades cardiovasculares, respiratorias, renales, cutáneas y diabetes, entre otras) y producir las llamadas “enfermedades relacionadas con el calor”.
Las consecuencias también pueden ir a nivel psicológico: ansiedad, incomodidad, irritación, disconformidad, laxitud, perdida de la concentración, dificultades en el rendimiento, sobre todo cuando las actividades son manuales.
En México la NOM-015-STPS-2011 establece los niveles y tiempos máximos de exposición a estas temperaturas extremas, con el objetivo de reducir las condiciones que puedan alterar la salud de los trabajadores.
Con información de Notipress
