Cada 1 de diciembre, el mundo se une para conmemorar el Día Mundial del Sida, una jornada dedicada a sensibilizar sobre el VIH/SIDA, honrar a quienes han perdido la vida a causa de esta enfermedad y destacar los avances en la lucha contra la propagación del virus. A continuación, se presentan algunos datos y cifras clave para entender la magnitud y la importancia de esta causa:
1. Prevalencia global
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 38 millones de personas vivían con el VIH en todo el mundo a finales de 2019.
Desde el comienzo de la epidemia, se han producido alrededor de 77.5 millones de infecciones y 36 millones de personas han fallecido a causa del Sida.
2. Nuevas infecciones
En 2019, se registraron alrededor de 1.7 millones de nuevas infecciones por VIH en todo el mundo.
La transmisión madre-hijo representa una proporción significativa de las nuevas infecciones pediátricas, a pesar de los avances en la prevención de la transmisión vertical.
3. Acceso al tratamiento
Aproximadamente el 81 por cicento de las personas que viven con el VIH conocen su estado serológico.
Más del 67 por ciento de las personas que viven con el VIH tienen acceso a tratamiento antirretroviral.
4. Desafíos persistentes
A pesar de los avances, el estigma y la discriminación asociados con el VIH/SIDA siguen siendo barreras significativas para la prevención y el tratamiento.
Los grupos marginados, como trabajadores sexuales, personas que se inyectan drogas y personas transgénero, enfrentan un mayor riesgo y a menudo encuentran dificultades para acceder a servicios de salud.
5. La Importancia de la prevención
Las estrategias de prevención, que incluyen el uso de preservativos, programas de intercambio de agujas y profilaxis preexposición (PrEP), son fundamentales para frenar la propagación del virus.
En este Día Mundial del Sida, es fundamental recordar que la lucha contra el VIH/SIDA requiere un enfoque global, inclusivo y sostenido. La educación, la concienciación y la promoción del acceso a servicios de salud son elementos clave para poner fin a la epidemia del Sida y garantizar que todas las personas, independientemente de su origen o identidad, tengan la oportunidad de vivir una vida saludable y plena.