
Ciudad Juárez.– La alopecia areata es un trastorno que afecta a millones de personas en el mundo y que, aunque no pone en riesgo la vida, puede tener un gran impacto emocional y psicológico en quienes lo padecen. Se caracteriza por la pérdida repentina de cabello en áreas localizadas, generando parches redondos de calvicie que pueden aparecer en el cuero cabelludo, la barba, las cejas e incluso en otras partes del cuerpo.
Se trata de una enfermedad autoinmune. En las personas que la padecen, el sistema inmunológico —cuyo rol habitual es proteger al cuerpo de infecciones— ataca por error los folículos pilosos, las pequeñas cavidades donde crece el cabello. Como resultado, el crecimiento del cabello se detiene y el pelo se cae.
Aunque puede afectar a cualquier persona, la alopecia areata suele manifestarse antes de los 30 años, sin distinción de género o etnia. En algunos casos, el cabello vuelve a crecer espontáneamente, pero en otros puede haber recaídas o incluso evolucionar a formas más graves como la alopecia totalis (pérdida de todo el cabello en el cuero cabelludo) o la alopecia universalis (pérdida de todo el vello corporal).
¿Por qué ocurre?
La causa exacta de la alopecia areata aún no se comprende del todo, pero se sabe que hay varios factores involucrados:
- Predisposición genética: Las personas con antecedentes familiares tienen un mayor riesgo.
- Factores autoinmunes: Suelen coexistir con otras enfermedades autoinmunes como el vitíligo, la tiroiditis de Hashimoto o la diabetes tipo 1.
- Estrés y factores ambientales: Aunque no se considera la causa principal, el estrés físico o emocional puede actuar como un desencadenante.
Tratamientos disponibles
Actualmente no existe una cura definitiva, pero hay varios tratamientos que pueden ayudar a estimular el crecimiento del cabello o controlar el avance de la enfermedad:
- Corticosteroides: Se administran en forma de cremas, inyecciones locales o medicamentos orales para reducir la inflamación y la actividad del sistema inmunológico.
- Inmunoterapia tópica: Se aplican sustancias químicas en el cuero cabelludo para provocar una reacción alérgica controlada que puede reiniciar el crecimiento capilar.
- Inhibidores de JAK (janus quinasa): Medicamentos como tofacitinib o baricitinib han mostrado resultados prometedores, especialmente en casos más severos, al bloquear las vías inflamatorias que atacan los folículos.
- Terapias complementarias: Algunos pacientes recurren a suplementos vitamínicos, acupuntura, cambios en la dieta o terapias alternativas, aunque su eficacia científica es limitada.
- Apoyo psicológico: Debido al impacto emocional que puede tener la enfermedad, el acompañamiento terapéutico es fundamental.
La investigación en torno a la alopecia areata ha avanzado mucho en los últimos años. Nuevos medicamentos están en desarrollo y varios tratamientos han sido recientemente aprobados por agencias regulatorias, lo que ofrece nuevas esperanzas para los pacientes.
Mientras tanto, la concienciación social también es clave para combatir el estigma asociado a la pérdida de cabello. Figuras públicas que han visibilizado la enfermedad, como la actriz Jada Pinkett Smith, han contribuido a generar empatía y comprensión.
La alopecia areata sigue siendo un reto médico, pero cada día se conocen más detalles de sus mecanismos, acercando a la ciencia hacia mejores soluciones para quienes la enfrentan.