Ciudad Juárez.- Recién comenzada la Semana Santa, al poniente de la ciudad se prepara el regreso de uno de sus emblemas religiosos más importantes: el viacrucis viviente de Santa María de la Montaña. En su edición 2025, queda como muestra de la fe, ejemplo para otras congregaciones y misión de acercar la palabra de Dios.

La próxima representación para el Viernes Santo también significará la culminación de un trabajo de dos meses y el fin de un ciclo para el joven que interpretará el papel de Jesús de 33 años, aquel que expiró clavado en la cruz.

Un acto de fe

Los 50 jóvenes que llevarán a cabo la representación más icónica de esta frontera trabajan de la mano desde el pasado mes de febrero. Se reunieron para ensayar todos los domingos, lloviera, tronara o relampagueara, y estuviera quien estuviera. Todos se conocen, forman parte de la misma parroquia y su último simulacro fue el pasado Domingo de Ramos, después de la misa.

Para quienes se dedican a coordinar y dirigir a los jóvenes, la representación que culminará arriba del cerro no es un acto teatral. Pese a los muchos preparativos y todos sus detalles, este sigue siendo un producto —casi en su totalidad— emanado de la fe.

“Yo creo que el 95 por ciento de lo que hacemos es fe. Porque todas las personas que participan en el viacrucis son personas de la misma comunidad y participan en los ministerios de la iglesia. Están en la liturgia, en las confirmaciones y en el coro; hay personas de otras parroquias que también forman parte de nuestros grupos. No es una obra de teatro, no es un circo: es meramente un acto de fe,” expresó Marisela Lombardo, organizadora del viacrucis.

Ya sin más pruebas por hacer, para esta semana les quedará pendiente el resto de los preparativos: desde pintar las cruces, arreglar el cerro para la crucifixión y hasta encontrar espinas de verdad para la corona que irá en la cabeza de Jesús. A esto también se les suman todos los permisos necesarios para realizar el recorrido junto con los feligreses.

“Los ensayos no son tan complicados porque ya hemos trabajado con la gran mayoría de las personas desde años antes. Yo creo que lo más complicado es todo lo demás: los permisos con el municipio, ver que tenemos que limpiar en el cerro para poder clavar las cruces, conseguir los animales: los caballos y el burrito para el Domingo de Ramos. Ahí está lo más complicado,” dijo Lombardo.

En el caso de las espinas que irán sobre la cabeza del joven Jesús Adrián Pérez Ibarra, estas provienen generalmente de arbustos ubicados en el kilómetro 38. Se extraen con todo y rama para después remojarse y que sea el propio Jesús quien confeccione su corona.

Este año 2025 es el último del joven de apenas 21 años de edad con el papel del mal llamado “rey de los judíos”. Durante este ciclo de tres caminatas ha quedado convencido de que su rol en la representación le ha cambiado la vida y que no fueron los organizadores ni la parroquia, sino Dios mismo, quien lo escogió para el papel.

Será el mismo joven quien dé inicio al viacrucis este viernes, cuando Poncio Pilato lo condene a muerte después de liberar a Barrabás. De ahí arrancará la clásica procesión que no terminará hasta llegar y subir a la cruz.

El camino

En su representación número 22, como en años anteriores, a excepción de la pandemia, la ruta de Jesús podrá caminarse junto con él. Ya sea detrás de los operativos de seguridad o bien, dentro de la misma procesión. Lo anterior con el objetivo de evangelizar a través de la vista, incluso a quienes nunca se han acercado a las creencias católicas.

“Es un viacrucis vivido porque lo que queremos con esto es que la gente se evangelice a través de la vista. A lo mejor no saben quién fue Jesús o no profesan la religión, pero sí queremos que, por lo menos, sientan la curiosidad de preguntarse: ¿Por qué le hicieron eso a Jesús? ¿Por qué murió así? Que a partir de ahí empiecen a conocer su palabra,” añadió la organizadora.

Como en años anteriores, se espera que la representación de las estaciones de la cruz dure poco más de dos horas y sea acompañada a pie por familias enteras en el primero de los tres días de guardar.

Sin embargo, la marca más grande de la tradicional procesión no es la que se deja en el camino de Santa María de la Montaña, sino en el resto de las parroquias de la ciudad.

Queremos un Dios vivo

De acuerdo con el registro histórico y la memoria de quienes lo recuerdan, la idea del viacrucis viviente no surge de Santa María de la Montaña. La costumbre nace de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en la zona centro, en la década de los noventa. No fue hasta el año 2000 cuando el concepto se volvió parte de la iglesia del poniente para, con los años, expandirse a otras congregaciones de la frontera.

“Hemos tenido gente que formó parte de nuestra parroquia, o que vino a visitarnos y se llevó la idea del viacrucis viviente para su parroquia; también lo hicieron suyo. Eso nos deja muy contentos porque, a fin de cuentas, es lo que queremos: que la gente conozca a Jesús. No queremos un Dios muerto clavado en una cruz, queremos un Dios vivo, lleno de gloria y que resucite al tercer día. De eso se trata,” concluyó la organizadora del recorrido.

Es por esta razón que el viacrucis permitirá la entrada de todo aquel que guste ser espectador, ya sea en la procesión o detrás del perímetro de seguridad.

¿Qué hago si quiero ir?

De acuerdo con las reglas de Santa María de la Montaña, quienes deseen formar parte de la procesión y no participen directamente en la representación, únicamente deberán acudir caracterizados, es decir, portar túnica y sandalias. Asimismo, los menores de edad deberán caminar acompañados de un adulto. Se solicita mantenerse apartado de los caballos que montarán los guardias romanos en todo momento.

El inicio de la conmemoración está programado para las 10:00 de la mañana del Viernes Santo en la parroquia.