Georgia.- El hombre venezolano condenado por el asesinato de una estudiante de enfermería de Georgia ha sido sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Jose Ibarra fue acusado de asesinato y otros delitos en la muerte de Laken Riley en febrero, y el veredicto fue tomado el miércoles por el juez H. Patrick Haggard del Tribunal Superior del Condado Athens-Clarke. Ibarra, de 26 años, había renunciado a su derecho a un juicio por jurado, lo que significa que Haggard escuchó y decidió el caso él solo.
Haggard encontró a Ibarra culpable de los 10 cargos en su contra: un cargo de asesinato con malicia; tres cargos de asesinato por delito grave; y un cargo cada uno de secuestro con lesiones corporales, asalto agravado con intención de violar, agresión agravada, obstrucción de una llamada de emergencia, manipulación de pruebas y ser un mirón.
La familia y amigos de Riley la recordaron entre lágrimas y pidieron al juez que sentenciara a Ibarra a la máxima pena. Su madre lo llamó un “monstruo” y su padre lo calificó de “persona verdaderamente malvada”.
Ibarra no reaccionó mientras un intérprete le transmitía sus palabras.
Antes de anunciar el veredicto, Haggard había dicho que mientras escuchaba los alegatos finales, anotó en un bloc de notas legal dos cosas que los abogados habían dicho. Señaló que la fiscal Sheila Ross calificó la evidencia de “abrumadora y poderosa” y que la abogada defensora Kaitlyn Beck le recordó que estaba “obligado a dejar de lado mis emociones” al emitir su fallo.
El asesinato de Riley avivó el debate nacional sobre la inmigración cuando las autoridades federales dijeron que Ibarra ingresó ilegalmente a Estados Unidos en 2022 y se le permitió permanecer en el país mientras seguía su caso de inmigración. Pero no se mencionó el estatus migratorio de Ibarra durante el juicio.
“Laken Riley misma les ha dado toda la evidencia que necesitan” para encontrar a Ibarra culpable de todos los cargos, dijo Ross al juez durante su alegato final. Añadió que la evidencia física es suficiente y está corroborada por pruebas forenses, digitales y de video para “atar este nudo muy poderoso del que este acusado no puede escapar. No hay salida para él”.
La evidencia muestra que Ibarra mató a Riley “porque ella no lo dejó violarla”.
Ross dijo que había ADN de Ibarra debajo de las uñas de Riley y que había ADN de ella y de Ibarra en una chaqueta que la policía halló en un contenedor de basura en el complejo de apartamentos de él. Un hombre visto en el video de seguridad arrojando esa chaqueta fue identificado como Ibarra por su hermano y otro compañero de cuarto, dijo ella.
Riley llevaba “ropa ajustada para correr que está diseñada para no moverse”, dijo Ross. Cuando encontraron su cuerpo, la cintura de sus mallas de correr estaba bajada y su chaqueta, camiseta y sujetador deportivo estaban subidos, evidencia de que su ropa fue desplazada por un intento de agresión sexual y no por arrastre, dijo Ross.
El video de vigilancia muestra a un hombre con ropa que parece coincidir con la que se ve en un selfie que Ibarra se tomó en su teléfono esa misma mañana, merodeando fuera del apartamento de una estudiante de posgrado. Esa estudiante le dijo a la policía que alguien intentó entrar por la puerta principal mientras ella estaba en la ducha y miró por su ventana.
Ibarra estaba “al acecho y cazando mujeres” y cuando no pudo entrar al apartamento, se dirigió a los senderos para correr en busca de una víctima, dijo Ross.
La abogada defensora Kaitlyn Beck le dijo al juez que la evidencia es circunstancial y no prueba definitivamente la culpabilidad de Ibarra.
“Debido a que la evidencia está sujeta a más de una interpretación, no es más allá de toda duda razonable”, dijo.
Beck intentó sembrar dudas sobre un método de prueba de ADN utilizado para analizar parte de la evidencia. Señaló que cuando se introdujo una huella dactilar encontrada en el teléfono de Riley en una base de datos, Ibarra no apareció y que un especialista identificó las huellas visualmente.
Ella dijo que había “dudas basadas en lo que se probó y en lo que no se probó” porque los investigadores no analizaron parte de la evidencia que habían recopilado.
A lo largo de su interrogatorio de testigos y en el alegato final de Beck, los abogados defensores intentaron crear dudas sobre la culpabilidad de Jose Ibarra sugiriendo que su hermano, Diego, no podía ser descartado como sospechoso.
El juicio comenzó el viernes, y los fiscales llamaron a más de una docena de agentes de la ley, compañeros de cuarto de Riley y una mujer que vivía en el mismo apartamento que Ibarra. Los abogados defensores llamaron a un oficial de policía, un corredor y un vecino de Ibarra el martes y cerraron su caso el miércoles por la mañana.
Ross le dijo al juez que Ibarra se encontró con Riley mientras ella corría en el campus de la Universidad de Georgia el 22 de febrero y la mató durante un forcejeo. Riley, de 22 años, era estudiante de enfermería en la Universidad de Augusta, que también tiene un campus en Athens, a unos 115 kilómetros (70 millas) al este de Atlanta.
El abogado defensor Dustin Kirby dijo en su apertura que la muerte de Riley fue una tragedia y calificó la evidencia en el caso de gráfica y perturbadora. Pero dijo que no había suficiente evidencia para probar que su cliente mató a Riley.
Los padres de Riley, compañeros de cuarto y otros amigos y familiares llenaron la sala del tribunal durante todo el juicio.