La reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos de América marca un nuevo capítulo en la relación comercial entre México y su principal socio económico. Durante su primer mandato, su enfoque proteccionista y el uso de aranceles como herramienta de presión política generaron tensiones que afectaron a diversos sectores de la economía mexicana. Además, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) dio paso al T-MEC, un acuerdo comercial que estableció nuevas reglas para los intercambios comerciales en la región. Ahora, con Trump de regreso a la Casa Blanca, las expectativas y preocupaciones se centran en cómo su política económica y comercial impactará a México en los próximos años.

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La relación comercial México - EUA

Durante su primer mandato Donald Trump destacó la importancia estratégica de México como socio comercial, pero también mostró una postura crítica hacia el déficit comercial de Estados Unidos con México. La renegociación del TLCAN bajo amenazas de abandono dio lugar al T-MEC, que, aunque reforzó la integración comercial de la región, también introdujo condiciones más estrictas para sectores fundamentales de la economía mexicana, como el automotriz y el agrícola.

México, que exporta más del 80 por ciento de sus bienes a Estados Unidos de América, se mantuvo como su principal socio comercial. Sin embargo, la dependencia del ciclo económico estadunidense implica riesgos importantes. Con Trump nuevamente en el poder, surgen dudas sobre si buscará renegociar aspectos del T-MEC que considere desfavorables o si intensificará su discurso proteccionista para ganar popularidad interna.

México y la rivalidad con China

Una de las tácticas distintivas de Trump fue el uso de aranceles como una herramienta política. Durante su primer mandato México enfrentó tarifas sobre el acero y aluminio, además de la amenaza de aranceles generalizados en 2019, una medida vinculada a las demandas estadunidenses para reducir la migración hacia su frontera. Estas estrategias demostraron cómo las decisiones comerciales de Trump no se limitan al ámbito económico, sino que también tienen fuertes implicaciones políticas.

En este segundo mandato, se anticipa, gracias a que ya ha hecho mención sobre esto, que los aranceles podrían volver a ser utilizados, especialmente en sectores clave como el automotriz. La creciente participación de China en la fabricación de autos eléctricos y piezas automotrices se ha convertido en un nuevo frente de tensión. México, como un jugador clave en las cadenas de suministro automotrices de América del Norte, podría verse presionado para limitar la importación de vehículos y componentes chinos, a fin de alinearse con los intereses estadunidenses.

Por otro lado, esta situación también presenta oportunidades para México. Si logra posicionarse como un socio confiable y competitivo podría atraer inversiones que busquen evitar los aranceles estadunidenses sobre bienes chinos. No obstante, para aprovechar estas oportunidades, México deberá fortalecer su infraestructura y garantizar el cumplimiento de las reglas del T-MEC.

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Respuesta de México a las políticas de Trump

La postura de México durante el primer mandato de Trump fue principalmente reactiva, priorizando la diplomacia y el diálogo para evitar confrontaciones mayores. Esta estrategia resultó eficaz en algunos casos, como la negociación que evitó la imposición de aranceles a todas las exportaciones mexicanas a cambio de medidas para contener la migración.

En este nuevo contexto, es probable que Trump mantenga una postura aún más proteccionista y utilice políticas como los aranceles y regulaciones para presionar a México. Es por esto por lo que el gobierno mexicano enfrenta el desafío de formular una estrategia más estructurada y proactiva.

México necesita fortalecer sus sectores estratégicos, como la industria automotriz, particularmente en la transición hacia vehículos eléctricos y tecnologías limpias. La competencia con China en este ámbito podría intensificarse, especialmente si Trump aumenta las restricciones a los productos chinos y busca sustituirlos con bienes producidos en América del Norte. Esto representa una oportunidad para que México se consolide como un destino atractivo para la inversión, siempre y cuando garantice estabilidad política, reglas claras para los inversionistas y una infraestructura adecuada para responder a las demandas del mercado.

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Perspectivas hacia el futuro

El regreso de Trump a la presidencia plantea interrogantes sobre la dirección de la política económica de América del Norte. Su enfoque en proteger los empleos estadunidenses y confrontar a China podría intensificar las demandas hacia México, tanto en términos de migración como de comercio.

En este segundo mandato, Trump podría insistir en políticas más agresivas para reducir el déficit comercial y fortalecer la producción local. Esto podría traducirse en mayores restricciones para las exportaciones mexicanas y nuevas tensiones en sectores estratégicos. A pesar de esto, México tiene la oportunidad de consolidarse como un aliado estratégico en medio de las tensiones con China, especialmente si logra posicionarse como un destino atractivo para la relocalización de cadenas de suministro.

El reto para México será mantener un equilibrio entre proteger su soberanía económica y asegurar una relación estable con su principal socio comercial. En este sentido, el segundo mandato de Trump representa tanto desafíos como oportunidades para redefinir el papel de México en la economía global.