Simboro.- Escondidos entre el pueblo y el bosque, Haruna y su suegro trabajaron diligentemente durante la noche destilando plantas secas de pachulí, alimentando la caldera con leña, mientras gotas de fragante aceite de pachulí caían en botellas de plástico.

Una sensación de satisfacción los invadió al ver cómo el recipiente se llenaba con un aceite marrón espeso y rico, señal de pachulí de alta calidad, resultado de su arduo trabajo y precisión.

Haruna, de 42 años, quien, como muchos indonesios, solo usa un nombre, cultiva pachulí en Simboro, un subdistrito del oeste de Sulawesi. Él y su suegro llevan varias semanas haciendo fila para finalmente procesar su cosecha en una modesta planta de destilación por vapor a una hora en coche de su granja. La demanda de aceites de la planta se ha disparado en los últimos años, al igual que el número de agricultores de la región que los cultivan y procesan. Pero esta tendencia tiene un lado negativo, ya que la vasta selva tropical de Indonesia está siendo talada para dar paso al cultivo de pachulí. Esta pérdida de un ecosistema vital también aumenta el riesgo de deslizamientos de tierra.

Con un aroma profundo, terroso y almizclado, el aceite de pachulí se obtiene de las hojas de la planta Pogostemon cablin, miembro de la familia de la menta. Es originaria del Sudeste Asiático, principalmente de Indonesia. Este aceite aromático se comercializa por sus efectos calmantes, que ayudan a aliviar el estrés y la ansiedad. Se encuentra en fragancias de lujo, cosméticos y otros productos de bienestar. Las tendencias en redes sociales han impulsado el reciente aumento del interés por el aceite de pachulí.

El pachulí prospera en el clima tropical de Indonesia, que abastece a más del 80 por ciento del mercado mundial. El precio de un kilogramo de aceite de pachulí para los agricultores puede alcanzar los 2.4 millones de rupias (147 dólares).

Una tendencia que impulsa la deforestación y los deslizamientos de tierra

Indonesia, un vasto archipiélago tropical que se extiende a través del ecuador, alberga la tercera selva tropical más grande del mundo, con una variedad de vida silvestre y plantas en peligro de extinción, incluidos orangutanes, elefantes, el ave endémica Maleo y flores forestales gigantes.

El pachulí ha sido un producto esencial en la isla tropical indonesia de Sulawesi desde principios de la década del 2000, pero en menos de dos años se ha convertido en parte de la vida cotidiana en la ciudad de Mamuju. Plantas secas cuelgan de los porches de las casas, mientras que las hierbas perennes y frondosas, con sus hojas ovaladas y a menudo peludas, se pueden encontrar fácilmente en las cunetas de las carreteras.

Más adentro del bosque y más allá de las aldeas, se están desbrozando nuevas tierras. Miles de vasos de plástico albergan plántulas de pachulí, lo que indica que, en unos meses, más campos estarán cubiertos por la fragante cosecha.

Las autoridades locales animan a la comunidad a dedicarse al negocio del pachulí para mantener sus ingresos. Sin embargo, la Agencia de Medio Ambiente y Silvicultura de Sulawesi Occidental ha advertido que esta tendencia amenaza la tierra y a las personas que la rodean. A medida que se tala la selva tropical, las laderas se vuelven menos estables, lo que las hace más propensas a deslizamientos de tierra.

Zulkifli Manggazali, director de la Agencia de Medio Ambiente y Silvicultura de Célebes Occidental, afirmó que no se puede plantar pachulí en pendientes con una inclinación de 45 grados o más. "Porque al plantarlo, se producirán erosión, inundaciones y deslizamientos de tierra", explicó.

No se sabe con exactitud cuánta tierra se ha deforestado para la plantación de pachulí, pero a medida que esta tendencia se intensifica, se adentra cada vez más en el bosque. La destilación de pachulí también tiene el potencial de aumentar la deforestación, ya que se utiliza leña de los bosques circundantes para calentar agua para el proceso de destilación al vapor.

En varias zonas de la isla donde se han talado bosques para dar paso a plantaciones de pachulí, los deslizamientos de tierra han comenzado a causar estragos. En enero, una familia murió a causa de un deslizamiento de tierra en Mamuju. Su casa se encontraba en una zona montañosa y vulnerable.

Las autoridades locales dijeron en ese momento que la plantación de pachulí no fue un factor principal en el desastre, pero sí jugó un papel porque se había plantado pachulí en las cercanías.

Encontrar alternativas económicas más sostenibles

Hardi, quien también usa un solo nombre, es un agricultor de pachulí de 36 años. Ya lo ha cosechado dos veces y pasa la mayor parte del día junto a su madre y su hermano, de 60 años, en su plantación de una hectárea. Su tierra se ha convertido en un bullicioso centro donde secan y cortan el pachulí antes de enviarlo a destilar.

Antes del pachulí, Hardi cultivaba clavo, pero el largo período de cosecha y la caída de los precios del mercado lo impulsaron a cambiar. Se dedicó al pachulí, una planta más pequeña y parecida a un arbusto, y decidió plantarlo en la empinada ladera, un terreno arduo que exige una extenuante caminata cuesta arriba de más de 30 minutos.

El pachulí genera suficientes ingresos para cubrir las necesidades de él y su familia. Pero es insostenible: el pachulí solo puede crecer en la misma tierra dos veces antes de que los agricultores tengan que desbrozar una nueva parcela para cultivar. Es otro factor que contribuye a la deforestación.

Como muchos agricultores, Hardi desconoce el destino exacto del aceite una vez que sale de sus manos. El propietario de la destilación, que le compra el aceite a unas 1 millón 400 mil rupias (86 dólares) por kilogramo (dos libras), sigue siendo el único vínculo entre su trabajo y los exportadores, la mayoría de los cuales tienen su base en Java, la principal isla de Indonesia, antes de que finalmente llegue al mercado mundial.

Para Manggazali, de la agencia ambiental, el costo no justifica los precios que los agricultores y las comunidades aledañas pagarían si su cultivo de pachulí provocara un deslizamiento de tierra. "Si hay una inundación, todos los que viven allí se verán afectados", dijo.

Para evitar una tendencia creciente de deforestación para obtener pachulí, Manggazali sugiere que la isla se beneficiaría si entrara en una industria más sustentable.

“Si se ha plantado pachulí, debería reemplazarse con árboles productivos, como el durián”, dijo. “También tiene valor económico, pero a largo plazo”.