Ciudad Juárez. – Luces, sonidos y vibraciones, todo en un mismo aparato: el celular demandando la atención inmediata de su dueño. Así se puede describir el tecnoestrés, un fenómeno moderno que distrae a los usuarios, no solo por el aparato electrónico en sí, sino por las múltiples fuentes de información que exigen respuestas inmediatas.

Alma Herrera, directora de la empresa de capacitación "Grupo Terra", explicó que este fenómeno está directamente relacionado con la constante interrupción de mensajes que exigen atención inmediata, lo que genera estrés en el cerebro.

“Los estudios de nuestro cerebro dicen que nosotros no podemos estar en dos cosas a la vez, por eso estresamos al cerebro, porque brinca de una cosa a la otra -me llegó un “pop- up”- por ejemplo me acaba de llegar una notificación que me avisa de las fotos del año pasado, es un mensaje indefenso, solo un aviso, notificaciones que nos brincan con información, pero el cerebro gasta recursos neuronales para voltear a verlo y entender qué es lo que está recibiendo y decidir si le tiene que invertir más recurso neuronal o no, y son micro segundos que exigen que yo salte de este diálogo contigo a esa imagen y entender si era importante que lo atendiera o no”, explicó.

Este fenómeno afecta a las personas de distintas maneras según su generación. En los jóvenes, por ejemplo, la constante irrupción de mensajes de Instagram, TikTok, WhatsApp, y otras aplicaciones puede resultar incluso disfrutable, pero no exime al cerebro del estrés.

Antes de la era de los celulares y las redes sociales, los distractores eran diferentes. Una persona podía estar concentrada en una tarea, pero se interrumpía por una llamada o una visita, situaciones que se podrían comparar con el tecnoestrés actual.

“Era una llamada cada y cuando y te sacaba de concentración, porque te levantabas del lugar, dejabas la actividad e ir al teléfono, o a la puerta, que podrían ser los distractores comparables al tecnoestrés…hoy qué sucede, que esa puerta y el teléfono lo tienes aquí, no te tienes que levantar, pero tienes que salirte, entrar a la aplicación, ver el mensaje, entrar al otro mensaje, terminar, etc. o ir al otro dispositivo, entonces realmente nuestro cerebro, no está preparado para que todos los recursos neuronales estén funcionando al mismo tiempo”, explicó la especialista en capacitación.

El debate sobre si el tecnoestrés es bueno o malo sigue abierto. "No lo sé, porque nuestro cerebro sigue evolucionando y adaptándose. Actualmente, sabemos que estas situaciones generan estrés, pero qué ocurrirá en el futuro, no lo sabemos", expresó.

En lugar de juzgar este fenómeno, lo importante es la capacidad de adaptación de las personas. Una de las alternativas propuestas por Herrera es silenciar grupos o notificaciones no esenciales en ciertos momentos del día, liberando al cerebro de estímulos innecesarios.

Sin embargo, aún existen retos, como el uso habitual de espacios virtuales por adultos mayores, que también enfrentan tecnoestrés. Para la especialista, el desafío está en fortalecer al cerebro, no en castigar o reprender a las nuevas generaciones.

“Es fortalecer, no tanto castigar o reprender a las nuevas generaciones o a nosotros mismos, sino buscar que nuestro cerebro esté cada vez más fuerte para que se pueda cuestionar, que se cuestione si ¿Toda esta cantidad de sonidos los necesito sí o no? ¿Cuándo los voy a apagar? Definitivamente todos, seamos jóvenes o adultos, hasta el momento sufrimos este estrés, siempre y cuando no lo controlemos nosotros mismos”, concluyó.