La cucaracha alemana (Blatella germanica) es uno de los insectos más comunes en los hogares, pero también una de las plagas más difíciles de controlar.
Los insectos representan un peligro para la salud, ya que transmiten microbios y virus patógenos, además de estar vinculadas al síndrome asmático de muchas personas.
La exposición por décadas a diversos químicos ha tenido como consecuencia que las cucarachas desarrollen resistencia a los insecticidas, lo cual aumenta la dificultad para eliminarlas.
Para su combate existen diferentes estrategias de control, que en conjunto forman parte del Manejo Integrado de Plagas (MIP), en el cual el control químico es una parte fundamental, pero integrando diferentes modos de acción y tipos de formulación para una correcta rotación y manejo preventivo o correctivo de los tipos de resistencia en las poblaciones plaga, en lugar de utilizar una sola formulación o único modo de acción.
La cucaracha alemana mide de 10 a 15 mm de longitud, su cuerpo está aplanado ventralmente, lo que le facilita refugiarse en grietas y huecos con facilidad.
Su cuerpo está dividido en tres tagmas o regiones, que son característicos de los insectos: cabeza, tórax y abdomen. Presentan dos pares de alas en el tórax, pero no les sirven para volar. Tienen tres pares de patas, muy ágiles para correr y trepar en diversas superficies, aún en las lisas.
En cuanto a su alimentación, pueden desdoblar la celulosa de la materia vegetal por los microorganismos simbiontes en su sistema digestivo, pero por su adaptación evolutiva, son omnívoras, por lo cual cualquier desecho orgánico de tipo vegetal o animal sirve para su alimentación. Incluso existen el canibalismo, la coprofagia, la emetofagia y la necrofagia entre ellas, es decir las adultas llegan a comerse a las ninfas y las ninfas pequeñas se alimentan del excremento de las adultas o ninfas mayores y tanto adultas como ninfas se alimentan de los cadáveres de sus congéneres.
Para prevenir o corregir una infestación de cucaracha alemana, el punto principal (aplicable a cualquier plaga) es la higiene, es decir, las medidas sanitarias. Durante la inspección de las instalaciones, el controlador de plagas identifica los predisponentes para la infestación de cucarachas e informa al cliente como implementar medidas sanitarias, tales como remover restos de comida, proteger los alimentos, vaciar diariamente los contenedores de la basura, lavarlos y mantenerlos tapados, desechar empaques de cartón corrugado. Todas son acciones higiénicas que marcan el éxito de la prevención o la corrección de las infestaciones de plagas.
Otra estrategia importante es la exclusión, es decir, evitar el ingreso de la plaga, pero también su dispersión si ya está presente en las instalaciones. También se deben evitar el acceso a grietas y huecos estructurales o del mobiliario, que podrían funcionar como refugios ideales para la reproducción de cucaracha alemana, por lo cual es importante el correcto sellado o calafateo de grietas, hendiduras y oquedades.
Los drenajes también son sitios de infestación y dispersión de las plagas, no se pueden sellar, pero sí realizar mejoras colocando los aditamentos de algunas marcas comerciales a prueba de insectos.
El control químico se suma a las estrategias anteriores, sobre todo cuando el cliente tiene la urgencia de resolver el problema, además de la causa raíz.