Los tesoros subacuáticos en las aguas mexicanas son hasta cierto punto un área desconocida y de mucha oportunidad para los arqueólgos submarinos, quienes dedican su trabajo en hallar aquellas naves hundidas en el océanos a través de los siglos, desde la Colonia hasta la época moderna.

Por ello el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) creó un nuevo proyecto para descender en las aguas azules de la costa de Baja California, donde la superficie arenosa y profunda guarda una inmensa cápsula del tiempo con historias intactas de barcos de diferentes épocas y latitudes que, mientras navegaban por esas aguas de múltiples corrientes, fueron enviados por algún accidente al fondo marino.

El proyecto “Inventario Arqueológico de Pecios de los siglos XIX y XX en el Pacífico Mexicano”, registrará embarcaciones de diversas naciones que daten de ambas centurias, y que yazcan bajo aguas nacionales en las costas de Baja California.

“Entre finales de mayo e inicios de junio de 2024, iniciaremos el inventario con énfasis en dos puntos de alto potencial arqueológico: las islas Todos Santos, en la bahía de Ensenada, y en el arrecife Sacramento, en la bahía del Rosario, luego de haberse realizado exploraciones iniciales durante 2021 y 2022, y de percatarnos de la necesidad de explorarlos por su riqueza para la investigación”, explicó la especialista encargada del proyecto, la arqueóloga subacuática Mariana Piña Cetina.

Aunque entre 2016-2019 y 2021, la SAS ha registrado de manera esporádica pecios en esta región del país, ahora este proyecto utilizará estrategias y técnicas arqueológicas de vanguardia, como el uso de sistemas de información geográfica y el registro mediante fotogrametría.

Dentro de las exploraciones estará también el arrecife conocido como Sacramento, bautizado con ese nombre luego del naufragio, en diciembre de 1872, del SS Sacramento, un sidewheeler, construido en 1864, en Nueva York. Hacía viajes regulares de carga y pasaje, de Nueva York a San Francisco, California, para lo cual rodeaba hasta el Estrecho de Magallanes, en el sur del continente. Es una de las naves que la SAS podría localizar este año, a solo cinco metros de profundidad: “De mayor peligro, pues ahí justamente hay muchas corrientes”, aseguró Piña Cetina.

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