Ciudad Juárez.- Intentar calificar el 2024 de los Bravos de Ciudad Juárez resulta por demás complicado. Complicado porque al vilipendiado equipo de la frontera le pasó de todo, hizo de todo e hizo de nada. Jugo bien y jugó mal para que a fin de cuentas acabara en el mismo lugar de siempre: fuera de la liguilla.

Como ya es costumbre, el FC Juárez no acabó el año con el mismo entrenador sentado en la banca. La tarea de “abridor”, como dicen en el beisbol, le tocó a Diego Mejía por un voto de confianza de la directiva. Desde ahí empezó mal el asunto para los fronterizos.

Lo que quedaba del queretano no pudo más que sacar cuatro derrotas y un empate de sus últimos cinco juegos a cargo. El último descalabro ante los Rojinegros del Atlas le costó el trabajo. Toño Servín aguantó la cosa ante Chivas y el Necaxa con Mauricio Barbieri viendo desde la tribuna al que sería su equipo. Sin embargo, por azares de la vida y del destino, el trabajo lo recibió de la peor manera posible.

Duelos, derrotas y un brasileño

Antes de dirigir un solo minuto de color fosforescente al brasileño ya le faltaba un hombre, esto pues Diego “Puma” Chávez perdió la vida durante las primeras horas del 14 de febrero tras estrellar su vehículo en un accidente vial en la Vicente Guerrero.

Lo que le siguió fueron días de duelo, una jornada pospuesta (contra el Puebla), cientos de homenajes y un equipo al que le costó un mundo levantarse del golpe anímico.

“La parte anímica es un tema de mucha discusión. No vamos a cambiar nada con palabras, eso cambia con reacciones, con actitudes y con hábitos. Tenemos que entrenar mejor, estar mejor, lo anímico va a pasar, y estamos empezando a cambiar, pero nos falta tiempo”, decía el brasileño después de su primer partido en el cargo.

Ese primer semestre no cuadró por ningún lado. El plantel era corto y el exhombre del Vasco da Gama todavía no se entendía con lo que tenía ni con lo que quería su directiva. La única alegría llegó vestidos en honor a las Cobras de Juárez y con victorias agónicas en cuatro de los últimos seis partidos.

La idea era pasar página, porque aquellos seis meses habían sido una serie de eventos desafortunados, dolorosos y en muchos momentos totalmente externos a la institución. El problema para Bravos es que fue eso: una idea nada más.

Igual de cuajada que la gelatina caliente

Este último torneo aparentaba por momentos ser diferente en la cancha. Era un equipo más fluido, con más ganas de atacar y con las nociones de un esquema ordenado con el rombo bien puesto en la media cancha. Donde no había cambiado nada era en los resultados: un empate y tres derrotas en sus primeros cuatro compromisos. No fue hasta julio cuando llegó la Leagues Cup para darle respiro a Barbieri y a todo su proyecto deportivo que ya generaba dudas y dejaba ver la molestia del mandamás.

“Hasta ahora la institución ha fallado totalmente en traer los refuerzos que prometió. Estamos haciendo lo mucho que podemos con las condiciones que tenemos, pero, no le puedes decir nada a jugadores que vienen de jugar 90 minutos. No les puedes decir que corran más, no les puedo reprochar más”, dijo en polémicas declaraciones.

Lo que pasó en la unión americana resultó por demás prometedor. El caballo entró derechito como flecha venciendo al FC Dallas y después le aplicó la misma al Saint Louis City desde el manchón penal. Lastimosamente para los fronterizos la vida se complicó ante el Colorado Rapids, y la derrota terminó viéndolos salir en 16vos de final. Había crecimiento y había futbol ofensivo, habían “crecido mucho”, como decía el brasileño.

Todo lo que se construyó del otro lado se derrumbó en cosa de dos semanas con un par de goleadas ante los Rayos del Necaxa y las Chivas Rayadas del Guadalajara. Cruz Azul también les mandó poner una bailada de aquellas marcando cinco goles sin recibir uno solo en contra. Fue ahí donde la queja se volvió realidad. Una realidad que los malos resultados no pudieron sostener y que le acabaron costando el trabajo.

“Yo creo que hay una diferencia muy grande entre los dos equipos, Cruz Azul está muy por arriba de nosotros, eso no es novedad para nadie. Ellos tienen un proyecto deportivo muy avanzado a comparación con el de nosotros. Si esto fuera una carrera de 100 metros, nosotros estaríamos en el arranque y ellos en el metro 75”, dijo el brasileño.

Al sudamericano le regalaron un partido más contra el Atlético San Luis (que también perdieron) y hasta ahí llegó el corrido. Lo cesaron al siguiente lunes y Juárez le puso fin a otro ciclo deportivo fallido. Salvador Borja Valero tuvo que dejar a la sub-23 para tapar el hoyo y hasta Tomás Campos le tuvo que entrar al quite desde el banquillo en la última jornada.

El que sigue…

El que sigue se llama Martín Varini, uruguayo, de apenas 33 años y retirado de las canchas hace una década. Viene de dirigir al Atlético Paranense con una marca para nada favorable de la temporada pasada en la tierra del rey Pelé: 11 victorias, ocho empates y la cuantiosa cantidad de 16 derrotas.

Solo el tiempo y el 2025 dirán que tan bien (o que tan mal) le puede ir a un equipo que hizo todo, hizo de nada y a final de cuentas acabó en el mismo lugar de siempre durante el 2024.