Ciudad Juárez.- En casi 100 países y en los 50 estados de Estados Unidos, los periodistas visuales de The Associated Press son testigos de las noticias del mundo y han ganado 36 de los 59 premios Pulitzer otorgados a la AP desde que el galardón fue creado en 1917.

Los fotógrafos de la agencia noticiosa han compilado un catálogo visual de nuestra civilización mientras la vida en 2024 se nos lanzaba directamente a toda velocidad y en todos los colores y sabores imaginables, vertiginosa, incesante, desafiando a la raza humana a dar sentido a todo ello. Y detrás de todo, las preguntas no formuladas:

¿Cómo detienes el tiempo? ¿Cómo preservas los momentos? En medio de todos los rápidos sucesos que duelen profundamente, ¿cómo absorbes lo que necesita ser visto y recordado?

La respuesta está encapsulada —como lo ha estado durante ya casi dos siglos— en una palabra que contiene multitudes y posibilidades: fotografía.

Este año, los fotógrafos de la AP en todo el mundo capturaron el vasto catálogo de eventos de 2024, desde noticias de última hora (guerras, desastres naturales, un intento de asesinato) hasta momentos íntimos tanto tranquilos como exuberantes.

Gracias a los fotógrafos y sus cámaras, pudimos mirar desde el aire. Nos arrastramos por el suelo y miramos hacia arriba a los eventos que se desarrollaban. Nadamos en el océano. Miramos desde la distancia y nos acercamos a rostros fascinantes. Miramos directamente.

Observamos las noticias desde ángulos oblicuos. Vimos paisajes de violencia y de inspiración, y observamos detalles íntimos que sólo una cámara digital moderna con un ser humano talentoso detrás de ella puede ofrecer.

Vimos cómo las personas en todo el planeta se eligieron unas a otras, se amaron, compartieron el pan, compitieron entre sí en los foros más prestigiosos. Las vimos orar por —y con— los demás, matarse unos a otros, llorar unos por otros.

A través de las lentes de los fotógrafos, desde los ángulos más amplios hasta los acercamientos más formidables, vimos:

Un papa solo en su silla, contemplando. Lava fluyendo a través de un paisaje ardiente en Islandia. Un expresidente de Estados Unidos —ahora también su próximo presidente— alzando su puño hacia el cielo en un gesto de desafío después de escapar por escaso margen de un intento de asesinato en las afueras de una pequeña ciudad del oeste de Pensilvania.

¿Cómo detenemos el tiempo en 2024? Un fotógrafo llega a la escena, presiona un botón. Un artefacto sofisticado reacciona a la luz. Los pixeles se preservan, se editan y se transmiten por todo el mundo.

A través del lente, el tiempo se detuvo por una fracción de segundo el 11 de febrero cuando Taylor Swift besó a Travis Kelce después de que su equipo, los Chiefs de Kansas City, ganara el Super Bowl.

En estas imágenes, las personas luchan contra el calor, batallan contra el frío, se enfrentan a la sequía, se lanzan al mar, pasan el testigo en las competencias, arrojan el sedal de pesca, se golpean unas a otras con palos. Ansiosas y expectantes, buscan una vida mejor, y a veces la encuentran.

La niña nació sobre el agua, en un bote a lo largo del río Bhramaputra en el noreste de India el 3 de julio, una de los más de 100 millones de bebés que llegaron durante un año convulso. Sus primeras lágrimas en este mundo quedaron congeladas en el tiempo, disponibles para ojos lejanos por una simple razón: un fotógrafo estaba allí para ser testigo.

En fotografía, el punto de vista lo es todo. A donde va la cámara es lo que vemos. Las elecciones que hacen los fotógrafos de la AP en meros segundos pueden moldear cómo vemos nuestro mundo durante años. Revise estas fotos bajo esa luz, y se vuelven más impactantes de lo que ya son.

Considere el caso de Christophe Chavilinga, un hombre de 90 años de un campamento para desplazados llamado Munigi en el este del Congo. Este año enfermó de viruela símica. Para el 16 de agosto, lesiones con ampollas cubrían grandes partes de su rostro.

Ese fue el día en que, mientras aguardaba a recibir tratamiento en una clínica, miró directamente a una cámara. Sus ojos estaban cansados. Su boca caída. Su dignidad se plasmó en cada pixel. Ese momento, congelado, fue transmitido alrededor del mundo.

Vimos a prisioneros extendiendo sus manos desde sus celdas para que les dieran pan en una prisión paraguaya en julio: sus manos extendidas agarrando, esperando que algo llegara a donde ellos estaban.

Cada imagen logra detener el mundo un poco. Nos da fragmentos de tiempo para pensar en aquellos que nos rodean y aquellos lejos de nosotros, y cómo ellos, al igual que tantos, están abriéndose camino a través del siglo XXI, tratando de sobrevivir y prosperar. Algunos tienen éxito, otros no.