Jerusalén.- El Ejército israelí dijo el lunes que había alcanzado más de 300 objetivos en Líbano, en una de las rondas más intensas de ataques aéreos en casi un año de combates contra Hezbollah, y advirtió que ampliará su campaña.

Al menos 100 personas murieron y más de 400 resultaron heridas, según el Ministerio libanés de Salud, lo que convertía el día en el más letal en Líbano desde que comenzó el conflicto en octubre.

Más tarde el lunes, el ejército israelí anunció que ampliará su ofensiva aérea contra lo que calificó de arsenales de Hezbollah en el sur y este del Líbano.

El ejército dijo que sus ataques aéreos incluirán áreas del Valle del Beká, en la frontera este del Líbano, tras bombardear más de 300 sitios en el sur libanés.

El vocero militar israelí, el contraalmirante Daniel Hagari, dijo que los residentes del Valle del Beká deben inmediatamente salirse de las zonas donde Hezbollah está almacenando armas.

Antes de que comenzara la escalada con una oleada de explosiones de bípers el martes pasados, unas 600 personas habían muerto en Líbano desde octubre, en su mayoría combatientes pero también más de 100 civiles.

El ejército israelí anunció la campaña en medios sociales, con una foto que supuestamente mostraba al jefe del ejército, el teniente general Herzi Halevi, autorizando ataques adicionales desde la sede del ejército en Tel Aviv.

Halevi y otros líderes israelíes han prometido acciones más duras contra Hezbollah en los próximos días.

Por su parte, Hezboillah dijo en un comunicado que había lanzado docenas de cohetes a un puesto militar israelí en Galilea. También atacó por segundo día las instalaciones de la firma de defensa Rafael, que tiene su sede en Haifa.

Mientras Israel continuaba con los ataques, las autoridades reportaron que se habían activado las sirenas antiaéreas en el norte de Israel para alertar de fuego de cohetes procedente de Líbano.

El lunes por la mañana, Israel instó a la población en el sur de Líbano a evacuar viviendas o cualquier otro edificio donde afirmaba que había armas de Hezbollah, y afirmó que el ejército haría “extensos ataques” contra el grupo político y militar.

Era la primera advertencia de esa clase en casi un año de un conflicto que ha ido creciendo de forma paulatina, que seguía a un un intercambio de fuego especialmente intenso el domingo en el que Hezbollah lanzó más de 100 cohetes, misiles y drones al norte de Israel en represalia por ataques recientes que mataron a un importante comandante y a docenas de sus combatientes.

En un primer momento no había indicios de un éxodo desde las poblaciones del sur de Líbano, y la advertencia dejaba abierta la posibilidad de que algunas personas pudieran vivir dentro o cerca de estructuras señaladas como objetivo sin saber que estaban en peligro.

La escalada de ataques y contraataques ha incrementado el temor a una guerra abierta mientras Israel sigue combatiendo al grupo palestino Hamás en Gaza y tratando de recuperar a decenas de rehenes capturados en el ataque del 7 de octubre. Hezbollah ha prometido continuar sus ataques en solidaridad con los palestinos y Hamás, que al igual que el grupo libanés recibe apoyo de Irán, mientras que Israel dice estar comprometida a que la calma vuelva a la frontera.

Periodistas de Associated Press en el sur de Líbano reportaron intensos ataques aéreos contra muchos lugares la mañana del lunes, incluidos algunos lejos de la frontera.

La Agencia Nacional de Noticias, un medio estatal libanés, dijo que los ataques habían golpeado una zona boscosa en la provincia central de Byblos por primera vez desde que comenzaron las hostilidades en octubre. Israel también bombardeó objetivos en las regiones nororientales de Baalbek y Hermel, donde un pastor murió y dos familiares resultaron heridos, según la agencia de noticias.

El Ministerio libanés de Salud pidió a los hospitales en el sur de Líbano y el valle oriental del Beká que aplazaran las cirugías que pudieran hacerse más tarde. El Ministerio dijo en un comunicado que su petición pretendía mantener hospitales listos para lidiar con las personas heridas por “la creciente agresión israelí sobre Líbano”.

Un oficial del ejército israelí dijo que el país se centra en operaciones aéreas y no tiene planes inmediatos de una operación terrestre. El oficial, que habló bajo condición de anonimato en línea con las normas internas, dijo que los ataques pretendían acabar con la capacidad de Hezbollah de lanzar nuevos proyectiles a Israel.

Medios libaneses dijeron que la gente había recibido mensajes de texto instándoles a marcharse de cualquier edificio donde Hezbollah almacene armas hasta nueva orden.

“Si usted está en un edificio que alberga armas para Hezbollah, aléjese del pueblo hasta nueva orden”, indicaba el mensaje en árabe, según medios libaneses.

El ministro libanés de Información, Ziad Makary, dijo en un comunicado que su oficina en Beirut había recibido un mensaje grabado diciendo a la gente que abandonara el edificio.

“Esto se enmarca en la guerra psicológica emprendida por el enemigo”, dijo Makary, que instó a la gente a “no prestar al asunto más atención de la que merece”.

En un primer momento no estaba claro cuánta gente se vería afectada por las órdenes israelíes. Las poblaciones a ambos lados de la frontera se han vaciado en su mayor parte debido a los intercambios casi diarios de fuego.

Israel ha acusado a Hezbollah de transformar poblaciones enteras en el sur en bases milicianas, con lanzacohetes y otra infraestructura escondida. Eso podría llevarle a lanzar una campaña especialmente dura de bombardeos, aunque no lleve tropas por tierra.

El ejército dijo que había atacado más de 150 lugares el lunes por la mañana. Residentes de diferentes pueblos en el sur de Líbano publicaron fotos en medios sociales de los ataques a sus localidades. La Agencia Nacional de Noticias también reportó ataques aéreos en diferentes lugares.

Un ataque aéreo israelí en un suburbio de Beirut mató el vienes a un destacado comandante militar de Hezbollah y a más de una docena de miembros del grupo, así como a docenas de civiles, incluidas mujeres y niños.

La semana pasada, miles de dispositivos de comunicaciones utilizados principalmente por miembros de Hezbollah explotaron en diferentes lugares de Líbano, mataron a 39 personas e hirieron a casi 3 mil personas. Líbano culpó a Israel de los ataques, aunque el país no ha confirmado ni rechazado la autoría.

Hezbollah comenzó a disparar a Israel al día siguiente del ataque del 7 de octubre, en lo que describió como un intento de mantener ocupadas a las fuerzas israelíes para ayudar a los combatientes palestinos en Gaza. Israel ha respondido con bombardeos, y el conflicto se ha ido intensificando en el último año.

La violencia ha matado a cientos de personas en Líbano, docenas en Israel y desplazado a decenas de miles en ambos lados de la frontera. También ha provocado incendios que destruyeron cultivos y calcinaron el paisaje.

Israel ha prometido alejar a Hezbollah de la frontera para que sus ciudadanos puedan regresar a casa, y señala que prefiere hacerlo de forma diplomática pero está dispuesto a emplear la fuerza. Por su parte, Hezbollah ha dicho que continuará sus ataques hasta que haya un cese el fuego en Gaza, pero eso parece cada vez más improbable conforme la guerra se acerca a su primer aniversario.

Milicianos liderados por Hamás asaltaron el sur de Israel el 7 de octubre y mataron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, además de secuestrar a otras 250. Unos 100 rehenes siguen cautivos en Gaza, de los que se cree que un tercio están muertos, después de que la mayoría fueran liberados durante un cese el fuego de una semana en noviembre.

La ofensiva israelí ha matado a más de 41 mil palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no distingue entre civiles y combatientes en su conteo pero indica que mujeres y niños suponen poco más de la mitad de los fallecidos. Israel dice haber matado a más de 17 mil milicianos, sin presentar pruebas.