Santiago.- El presidente chileno Sebastián Piñera promulgó el jueves la ley de matrimonio igualitario aprobada esta esta semana por el Congreso, un gran paso en un país conservador que tardó décadas en sancionar normas resistidas como el divorcio y el aborto en algunos casos.
La promulgación se desarrolló en uno de los patios del palacio de gobierno en el que estaban presentes dirigentes de entidades defensoras de los derechos de la comunidad LGBT+.
"Este es un día para celebrar, es un día histórico", dijo Piñera al promulgar la ley escoltado por Rolando Jiménez, líder del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, (MOVILH), y de Isabel Amor, presidenta de la Fundación Iguales que trabaja por la plena inclusión de la diversidad sexual. Añadió que la norma "permitirá que todos los niños con un papá y una mamá, con dos papás o con dos mamás tengan los mismos derechos y la misma protección".
La ceremonia se produjo poco más de seis meses después de que Piñera anunciara sorpresivamente su decisión de agilizar el proyecto de matrimonio igualitario, que dormía desde hacía cuatro años en el Congreso.
Amor dijo que con esta ley "no sólo vamos a poder casarnos como lo hace cualquier persona en este país, sino que también vamos a poder reconocer a un par de cientos de niños, niñas y adolescentes que están a la deriva legalmente por no poder tener reconocido su vínculo con ambos padres o ambas madres".
La ley será publicada próximamente en la Gaceta Oficial y entrará en vigencia 90 días después, hacia finales de marzo de 2022. El MOVILH dijo que una reciente encuesta a mil 878 parejas del mismo sexo mostró que el 82.8 por ciento de ellas espera que entre en vigor para contraer matrimonio.
Sin el impulso del mandatario al proyecto, su destino habría sido incierto porque el nuevo Congreso, que se instalará en marzo de 2022, tendrá un Senado dividido en partes iguales entre la centroizquierda y la centroderecha y conservadores, mientras en la Cámara de Diputados habrá una muy leve mayoría de la centroizquierda.
Pasaron 48 años desde una tímida protesta en abril de 1973 por parte de una veintena de personas de la comunidad LGBT+ que se quejó en la plaza de armas de la capital chilena por abusos policiales hacia sus miembros, hasta llegar a la presente jornada, en que se promulga la ley que permite casarse a las parejas del mismo sexo.
Siguieron las batallas en las calles y en el Congreso --reabierto en 1990 tras su cierre por casi 17 años por la dictadura militar (1973-1990)— hasta que en 1999 se despenalizó la sodomía consentida entre adultos, en lo que fue el inicio de un avance legal contra la discriminación por orientación sexual. En 2012 otra ley sancionaba la vulneración de derechos por discriminación arbitraria. Ese mismo año tres parejas homosexuales y el MOVILH demandaron al Estado chileno en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por vulneración del principio de igualdad ante la ley porque no se les permitía el matrimonio.
La comunidad LGBT+ logró en 2015 que la entonces presidenta socialista Michelle Bachelet promulgara la ley de un Acuerdo de Unión Civil que regula aspectos jurídicos de las relaciones entre convivientes de igual o distinto sexo. Un año más tarde Bachelet, en representación del Estado, se comprometió con la CIDH e ingresó al Congreso un proyecto sobre matrimonio igualitario, lo que concretó en 2017, a seis meses del término de su gestión.
Tuvieron que esperar otros cuatro años hasta que, sorpresivamente, Piñera anunció en junio último que le pondría urgencia al proyecto sobre matrimonio entre parejas del mismo sexo. La iniciativa fue rápidamente tramitada en el Senado, que la aprobó el 21 de julio último, mientras los diputados se tomaron su tiempo y sólo el 23 de noviembre último sancionaron el proyecto. Tras algunas modificaciones la iniciativa fue despachada a ley el martes último.