Real del Monte.– Isabel Arriaga Lozano rellena cuidadosamente un pequeño pastel con una mezcla carne, papas y chiles. Está armando un “paste”, un atesorado bocadillo mexicano que tiene una rica historia.
Originario del pueblo minero de Real del Monte en el estado central mexicano de Hidalgo, el “paste” fue introducido por mineros británicos en la década de 1820 y desde entonces se ha convertido en una tradición culinaria local. Cada año, entusiastas de la gastronomía van a Real del Monte para celebrar el Festival Internacional del Paste, honrando su deliciosa historia.
Los pastes son populares en todo México, con rellenos que van desde el mole mexicano hasta variedades más suaves como piña o arándanos con queso.
Y si bien muchos ignoran el sorpresivo origen del manjar, un cementerio a la cima de una colina contiene una pista: unas 700 tumbas cubiertas de moho y liquen con nombres ingleses. Son las minas de cientos de mineros que viajaron a México en 1824 para trabajar en Real del Monte, extrayendo plata, cobre, zinc, oro y mercurio.
Los mineros vinieron de Cornwall, una región del suroeste de Inglaterra que tenía también una fuerte comunidad minera en el siglo XIX. Trajeron consigo un bocadillo icónico al que llamaban “Cornish pasty”.
Los “Cornish pasties” datan del siglo XIII, cuando eran comida de la nobleza y de la alta capa de la sociedad. Para el siglo XIX, se volvieron populares entre las familias de clase populares inglesas. Constaban de un pastel de capa delgada relleno de cortes baratos de carne junto con papas, nabo sueco y cebolla. El pastelito era entonces doblado de lado, lo que sellaba a los ingredientes y le daba a la persona un lado por el cual sostener al pastel.
El lado doblado funcionaba entonces como una especie de mango que los mineros podían sujetar para no ensuciar el pastel con la tierra y el lodo que habían acumulado al trabajar en la mina.
Arriaga dijo que ha estado haciendo pastes por 30 años. El esposo era de una familia que hacía pastes y ella asumió el control del negocio cuando él falleció. Pastes, dijo, se han convertido en un parte indispensable de la vida en el “pueblo mágico” de Real del Monte. “Yo creo que el 50 por ciento de la población” de Real del Monte vive de la preparación del paste, comentó, resaltando un ingrediente muy especial: “Sobre todo el amor que te transmiten para poder hacer un buen proyecto”.
Añadió que el paste ha perdurado gracias a la “mexicanización” de los ingredientes. Comparado con la versión inglesa, comentó, en México “siempre buscamos ese sabor picosito, le agregamos la pimienta, agregamos el perejil”.
Los pastes son un bocadillo tan icónico en Real del Monte que tienen su propio museo.
“El pastel llega en el año de 1824 por los mineros ingleses de Corwin que llegan aquí a Real del Monte para poder empezar a trabajar en las minas, es cuando ellos traen el pastel que lo llevan y por así decirlo, como lunch para poder comerlo”, explicó Epifanio Garcés Torres, director del Museo del Paste local.
“La primera inglesa que lo hornea aquí en Real del Monte fue Mary Jenkins en el año de 1824”, agregó.
Los visitantes en el festival de este año probaron una amplia variedad de pastes. Mientras que la versión inglesa tiene rellenos como bistec o cordero, la versión mexicana revela la influencia innegable de la cocina local: frijoles, mole picante o atún al estilo mexicano, todo con el infaltable chile.
“Son deliciosos”, comentó un participante del festival.
El festival incluyó banderines coloridos y letreros con las banderas mexicana, británica y de Cornwall, resaltando la conexión singular que une a México y Gran Bretaña desde hace 200 años -- y a Real del Monte y Cornwall, que están separadas por 8 mil 530 kilómetros.