María Mercedes Álvarez Vicencio falleció el pasado 15 de septiembre, unos cuantos días antes de cumplir 76 años y varios días después de que se inauguró el Museo de Juan Gabriel.

“Meche”, como es recordada la mujer que impulsó a Alberto Aguilera Valadez cuando el joven cantautor luchaba por abrirse paso en los escenarios juarenses, detestaba ser conocida como “Meche, la de Juan Gabriel”. Sin embargo, su nombre quedó ligado al del “El Divo” durante esos años de prueba cuando dos personas solas se apoyaban una a la otra en un entorno repleto de obstáculos.

Luego vinieron los éxitos musicales de un nuevo ídolo que ponía en alto el nombre de Ciudad Juárez y la relevancia de “Meche” se hacía pública en películas como “Es mi Vida” y “El Noa Noa”. Resulta difícil saber si Juan Gabriel hubiera triunfado sin el apoyo de aquella mujer que le dio acceso al hoy famoso centro nocturno siendo menor de edad, le brindó un techo y se convirtió en su hermana. Ciertamente, ella lo alentó.

“Meche, mi dulce y buena Meche

Mi enamorada Meche, por favor

Meche, no admitas que te hieran

No eres una cualquiera, dile adiós”

Alberto Aguilera Valadez

‘No sufras más amiga…’

Para cuando en 1984 Juan Gabriel grabó en “Recuerdos II”, su álbum de mayor éxito, una canción dedicada a Meche Álvarez, el nombre de su gran amiga se hizo más popular con el tierno tema en el cual él la reconforta tras una desilusión amorosa. Pero en la avenida Juárez de los 60, ella había guiado al joven talento en ese intrincado mundo de los espectáculos -y los prejuicios- en vivo.

Él era alguien vulnerable. Rechazado por su familia y objeto constante de “bullying” por su orientación sexual, es fácil imaginar que en los momentos de duda de Alberto, la presencia y las palabras de “Meche” lo ayudaban a seguir creyendo en sí mismo.

Lo interesante aquí es que solo una persona con bagaje como el de ella pudo haberse acercado tanto al cantautor. Además de los valiosos datos referentes a la cultura fronteriza y la actitud hacia la mujer, vale la pena conocer los efectos de la fama leyendo el libro “No Soy la Meche de Juan Gabriel”.

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El drama de su vida

Ella tenía 17 años, uno más que él, cuando lo conoció. Nacida en Ciudad Juárez, con padre ausente y un tío golpeador, fue violada por un vecino a los nueve años, sufría burlas por su estrabismo en un ojo, escapó de su casa, estuvo en un internado, terminó la primaria a los 14, a los 15 quedó embarazada, fue abandonada por el padre de su hijo y su propia familia la corrió. Empezó a trabajar como sexoservidora, dio en adopción al bebé y pasó seis meses en el Tribunal debido a su oficio. ¡Vaya experiencia de vida para una persona que aún no cumplía los 18 años!

Justamente alguien así podía empatizar a fondo con la situación del joven Alberto y ver esperanza en los sueños musicales de él. ¿Quién hubiera dicho que una muchacha a la que tantas puertas se le habían cerrado pudiera contribuir a que floreciera a tal grado el talento de Juan Gabriel? Es una de las lecciones de la vida de Meche: todos y todas tenemos el poder de hacer alguna vez la diferencia. Porque cada uno de nosotros y de nosotras posee un potencial capaz de manifestarse cuando cuenta con redes de apoyo. Gracias, “Meche”, por estar ahí para Alberto-Adán Luna-Juan Gabriel.

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Su legado

Admiro la dignidad y la fortaleza que mostraste a lo largo de los años. Ojalá tu vida nos enseñe a proteger mejor a nuestros hijos e hijas, a educarlos sin violencia. Cruzo los dedos por inspirarles confianza cuando se sientan en peligro o hayan sido víctimas. Ojalá no exista un solo, ni uno, agresor sexual que no sea llevado ante la justicia. Deseo una sociedad de padres responsables, presentes, una donde las menores no se vean solas en la calle y cuenten con herramientas para elegir cómo ganarse la vida.

Ojalá cada vez sea más evidente que hemos aprendido de la historia de “Meche”, porque se siga extendiendo nuestro compromiso de apoyar a mujeres como ella, por todas y todos los juarenses.