Hay veces que es importante detenernos, respirar profundo y apreciar lo que hemos logrado, el camino que recorrimos, solo así valoraremos el esfuerzo y los resultados, grandes o pequeños, que hemos conseguido en nuestra vida.

“Canto desde siempre, dice mi mamá que aún no hablábamos y ya estábamos cantando. En el kínder participábamos declamando, bailando {…} mi mamá es cantante y mis hermanas y yo heredamos su voz, es cosa de las mujeres de la familia. Mi sueño desde niña siempre fue ser cantante, salir en la televisión”.

Mariana Vargas proviene de una familia unida y amorosa, tiene una hermana mayor, una “cuata”, y una menor, y todas, al igual que su mamá, tienen por primer nombre Blanca: “Cosas de mi papá, somos sus Blanquitas”, explica.

Desde los 14 años comenzó a cumplir su sueño, ya que trabajó como edecán junto con su hermana “cuata” en un programa infantil en la televisión local, donde también las dejaban cantar.

“Desde que nací, estuve acompañada. Mi hermana y yo hacíamos todo juntas, al crecer, ella se casó muy joven y tuve que comenzar mi camino sola, aunque eso es un decir, porque mi familia siempre ha estado a mi lado, apoyándome en todo lo que he decidido emprender”.

Tras graduarse en la universidad, Mariana trabajó en la radio y la televisión, sin dejar de lado el sueño de convertirse en una reconocida cantante. En esa época se presentó en diversos castings de los concursos de canto de moda, como “Operación Triunfo” y “La Academia”, sin mayor éxito.

“A los 21 años, tras no pasar ni siquiera el primer filtro en otros concursos, se abre el casting para ‘La Academia USA’, para ese momento ya había comprendido que además del talento vocal, el programa era un show televisivo y que los productores buscaban ‘personajes’, así que, con eso en mente, me fui a Dallas, TX, junto con unos primos que tenían el mismo sueño que yo. Llegamos directo a formarnos en la fila y ahí dormimos”.

Uno de sus primos y ella pasaron el llamado “primer filtro” junto con otros 30 jóvenes y supo que no iba a regresar a casa ese día, “Le hablé a mi mamá para contarle y pedirle que me reportara enferma en el trabajo en la televisora”. Nadie excepto su familia sabía que estaba haciendo un nuevo intento por formar parte del reality show.

“Nos hicieron exámenes físicos, médicos y psicológicos, además de los vocales y pasé el siguiente filtro, ahora éramos solo 18 contendientes, nos ingresaron incomunicados por una semana en un hotel, donde teníamos intensas clases relacionadas con el canto y la escena artística. Tras esos agotadores días, los profesores eligieron a quienes participaríamos en el programa, por una parte, no podía creerlo, por la otra, estaba segura que había llegado hasta ahí, para ganar el concurso”.

“Me concentré en aprovechar mi estancia, en aprender y en ganar. Siempre he amado la música mexicana, así que me enfoqué en ese tipo de interpretación, ya que no hay muchas cantantes de ranchero en el mercado y en la semifinal canté ‘Paloma Negra’. Como unos días antes habían expulsado al que era mi novio dentro de ‘La Academia’ y fui víctima de fuertes ataques por parte de mis compañeros, usé esas emociones en mi interpretación. En mi mente tenía: ‘cada domingo (en el concierto) voy a dar el 100% de mí, haré lo mejor posible’, pero en realidad no pensaba que sería la ganadora, así que, cuando en la final dieron mi nombre al proclamar el primer lugar, fue una gran sorpresa para mí”.

“Al pasar esa emoción caí de nuevo a la realidad. Ciertamente, grabé el disco que incluía ser ganadora, pero no hubo contrato con la disquera, no se promovió el material, vamos, ni siquiera me tramitaron una visa de trabajo. Hubo una ruptura administrativa de los organizadores y nunca le dieron seguimiento a mi carrera. El contrato con la televisora me exigía un altísimo porcentaje de comisión por cualquier trabajo que yo realizara, aún generado con mi propio esfuerzo, y decidí pedir mi carta de retiro y buscar proyectos por mi propio pie”.

Volver de ‘La Academia’

Esa edición de “La Academia USA” fue la única generación producida, así que Mariana tampoco contó con respaldo de seguimiento de la televisora, además, como el programa únicamente se transmitió en Estados Unidos, tampoco tenía reconocimiento de su imagen y voz en nuestro país, había que comenzar de nuevo.

La crisis económica golpeó fuertemente a las disqueras, muchas quebraron y otras se redujeron. Y las de nueva creación se enfocaron a los artistas consagrados que habían perdido sus contratos con las disqueras desaparecidas y los nuevos talentos pasaron a segundo término, así que Mariana debió regresar a Juárez, donde los índices de violencia la motivaron a mudarse a la Ciudad de México, donde pronto estaba cantando en grupos para eventos sociales.

“Cuando trabajé en la televisión juarense aprendí que las puertas había que tocarlas y eso hice, pocas cosas de las que he hecho han sido porque me busquen, yo soy de las que tocan puertas y así fue como llegué al siguiente paso, me di cuenta de que debía tomar las riendas de mi carrera y en la Cdmx me coloqué dentro del mundo del teatro musical con Ocesa, en grandes escenarios y giras internacionales. La disciplina del teatro musical me ayudó a llegar a mi madurez interpretativa”.

Pero un nuevo obstáculo se presentó: el covid.

“A raíz de la pandemia estuve dos años sin trabajar, así que regresé de nuevo a casa, Ciudad Juárez, con el pensamiento en la mente de regresar a la Cdmx en cuanto fuera posible, en ese tiempo pensaba que quedarme, era fracasar. Ya tengo cuatro años aquí. Me di cuenta de que puedo seguir desde esta frontera. Voy y vengo cada vez que tengo trabajo. Ahora tengo proyectos aquí. Conduzco semanalmente un espacio en la televisión local y abrí un negocio. Siempre me ha gustado cocinar, así que cuando regresé se me ocurrió vender birria de borrego por encargo entre mis conocidos. Desde el primer día me fue muy bien. Luego agregué las quesabirrias al menú ¡y funcionaron! Hace dos años, junto con mi familia, tenemos un restaurante en el que vendemos birria y barbacoa los fines de semana”.

‘Sigo con ganas de ir tras mi sueño’

“Mi vida la he llevado paso a paso, disfruto cada uno de ellos. Claro que quisiera estar en las grandes ligas, pero gozo cada etapa en lo que hago. Sigo con ganas de ir tras mi sueño, hoy por hoy produzco mis propias canciones, tengo un canal de YouTube, en plataformas como Spotify está disponible mi música y participo en un grupo denominado ‘Mujeres del Regional’, donde artistas de este género nos brindamos apoyo y luchamos contra el estigma de los empresarios que dicen que las mujeres no vendemos”.

“Quiero que no se me olvide el porqué canto, no es que quiera ser famosa, es que me hace feliz hacerlo. Dicen que no hay escenarios para mi género y yo siempre he vivido de la música regional mexicana”, asevera orgullosa.

“Me gusta soñar con los pies en la tierra, estoy muy aterrizada, pero sí, a veces se me olvida mirar hacia atrás y ver todo lo que he logrado hasta hoy” y vaya que ha sido mucho, y más que Mariana Vargas tiene aún para ofrecernos con su voz y su talento. Los sueños se cumplen, es cosa de seguir caminando hacia ellos y valorar los pasos que hemos dado.

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