Londres. - El primer ministro británico, Keir Starmer, ha recibido elogios por sus esfuerzos para movilizar el apoyo internacional a Ucrania mientras las políticas económicas y exteriores del presidente estadunidense Donald Trump sacuden al mundo. Ahora, espera convertir esto en un éxito en un problemático frente interno.

Enfrentado a una economía estancada, Starmer anunció este jueves sus planes para reformar la administración pública, el gobierno y el sistema de salud de Gran Bretaña para hacer que el “flácido” Estado británico sea más ágil y eficiente.

Eso preocupa a los sindicatos y a muchos de los propios legisladores de Starmer, que temen que su objetivo de “reconfigurar el estado” produzca pérdidas de empleo y recortes en el gasto.

Starmer vinculó las políticas internacionales y nacionales —“seguridad nacional” y “renovación nacional”— en un discurso pronunciado este jueves y dirigido a trabajadores de una empresa farmacéutica en el norte de Inglaterra.

El estado británico es “más débil que nunca: sobrecargado, descentrado, tratando de hacer demasiado, haciéndolo mal, incapaz de proporcionar la seguridad que la gente necesita”, afirmó.

El partido de centroizquierda de Starmer logró una aplastante victoria electoral en julio, poniendo fin a 14 años de gobierno conservador. Pero las encuestas sugieren que el apoyo a su gobierno laborista ha caído en picada desde entonces, ya que los servicios públicos crujen bajo una demanda récord y el crecimiento económico se mantiene obstinadamente bajo.

El mes pasado, el gobierno anunció que aumentaría el gasto en defensa, que pasaría del actual 2.3 por ciento del PIB a 2.5 por ciento para 2027, una medida que costará miles de millones de libras. esto hace probable que el gobierno anuncie aumentos de impuestos, recortes en el gasto, o ambos, en su declaración presupuestaria de primavera, que se presentará el 26 de marzo.

Parte de los ahorros provendrán de recortes en las prestaciones sociales. El gobierno dice que los cambios, que se espera sean anunciados en detalle la próxima semana, ayudarán a que más personas regresen al trabajo. Pero los grupos contra la pobreza y los defensores de las personas con discapacidad temen recortes al apoyo que reciben algunos de los miembros más vulnerables de la sociedad.

Starmer también se comprometió a reducir la regulación y a podar “la maraña de la burocracia”, que, según él, bloquea la construcción de nuevas viviendas e infraestructura, y a aumentar el uso de la inteligencia artificial para que uno de cada 10 funcionarios públicos realice una función tecnológica o digital en un plazo de cinco años.

En una medida sorpresiva, abolió el NHS England, el organismo público que supervisa el sistema de salud financiado por el estado para los 56 millones de habitantes de Inglaterra. Starmer dijo que eso reducirá la burocracia y hará que el sistema sea más eficiente. También es probable que se eliminen miles de empleos.

Los medios han apodado los planes de Starmer “Proyecto Motosierra”, un mote que evoca al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) de Elon Musk. La oficina de Starmer rechazó lo que calificó como “esa pueril caracterización”.

Mike Clancy, secretario general del sindicato Prospect, instó al gobierno “a evitar la retórica y las tácticas incendiarias que estamos viendo en Estados Unidos, y a dejar claro que el objetivo de las reformas es mejorar y no socavar la administración pública”.

Starmer regresará pronto al ámbito internacional en medio de una profunda incertidumbre por el futuro de Ucrania, mientras Washington presiona para poner fin a la guerra. Junto con el presidente francés Emmanuel Macron, Starmer utiliza una diplomacia cuidadosa para reunir una “coalición de los dispuestos” que asegure un futuro alto el fuego, mientras se esfuerza por persuadir a Trump para que mantenga su apoyo a Kiev.

Starmer convocará a líderes de alrededor de 25 países a una conferencia telefónica el sábado para detallar los planes.

También dijo el jueves que los futuros de Ucrania y Reino Unido están entrelazados.

“Si no garantizamos una paz justa y duradera, entonces esa inseguridad que ya hemos sentido continuará... (con) precios más altos, facturas más altas, la crisis del costo de vida prolongándose aún más”, dijo.