Cuando se comete un delito o crimen la vida de las personas involucradas queda marcada, también las comunidades donde sucede, los sistemas de justicia han buscado soluciones para restaurar el daño que ocasionan estos agravios. Las políticas punitivas (penales) se han sumado a los procesos restaurativos para tratar de alcanzar una reinserción social más efectiva. Hay quienes ponen en duda esta idea y hay quienes trabajan arduamente para impulsar que las políticas públicas se enfoquen en esta herramienta de solución para reconstruir el tejido social.

Desde el principio del milenio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reiteró la necesidad de que la Justicia Restaurativa sea una herramienta en el contexto mundial, la Declaración de Viena sobre la Delincuencia y la Justicia: Frente a los Retos del Siglo Veintiuno (2000), insta a que el “desarrollo de políticas, procedimientos y programas de justicia restaurativa sean respetuosos a los derechos, necesidades e intereses de las víctimas, los delincuentes, las comunidades y todas las demás partes”, versa el documento publicado en abril de ese año.

Antes de abordar la voz de los expertos en la materia, es importante conocer que “un proceso restaurativo es cualquier proceso en el que la víctima y el ofensor y, cuando sea adecuado, cualquier otro individuo o miembro de la comunidad afectado por un delito participan en conjunto de manera activa para la resolución de los asuntos derivados del delito, generalmente con la ayuda de un facilitador”, define la ONU.

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Cortesía | "Restaurando Identidades" trabaja con internos (mujeres y hombres) interesados en conseguir una reinserción en su comunidad.

Justicia Alternativa en el estado

Hace poco más de 28 años se creó en el estado el Instituto de Justicia Alternativa (actualmente: Atención Temprana y Justicia Alternativa), bajo el cobijo del artículo 17 constitucional, donde la legislación mexicana establece mecanismos de solución de controversias que, en materia penal, se deben regular para asegurar la reparación del daño y establecer los casos en los que se necesitará supervisión judicial.

Hay tres procesos básicos que realiza el Instituto que depende del Poder Judicial en el estado: la Mediación, Conciliación y la Justicia Restaurativa.

Dentro del campo de la Justicia Restaurativa, se ha estado impulsando el programa “Restaurando Identidades” al cual se ha sumado el Instituto Internacional de Justicia Restaurativa y Derecho (Iidejure). Este proyecto trabaja con internos (mujeres y hombres), pero además incluye a los adolescentes infractores interesados en conseguir una reinserción en su comunidad.

De Chihuahua a la Patagonia

La abogada María Luján Arias ha venido desde la Patagonia argentina para aportar y aprender de los procesos de la Justicia Alternativa en Chihuahua con la intención de poder implementarlos en su provincia, Río Negro.

El acercamiento de Luján con el estado se dio en el marco de un estudio académico, “realizaba una investigación acerca de la autonomía de la voluntad de las mujeres en el proceso penal, donde la Justicia Restaurativa es una herramienta fundamental para revindicar la autonomía de esa voluntad y para dar una respuesta holística, integral, a las violencias que sufren las mujeres”. Después de eso, solicitó a la doctora Violeta Maltos, directora general del Iidejure en México, su acercamiento a Chihuahua, “es muy importante este intercambio cultural porque lo que ustedes están haciendo acá es muy avanzado, es un trabajo muy meticuloso, específico, lento, paulatino, pero con un resultado transformador de las estructuras sociales”, dijo la especialista en Justicia Constitucional y Derechos Humanos.

La abogada agregó que el concepto de la Justicia Restaurativa “es un proceso inclusivo, colaborativo, democrático, donde todas las personas que tienen un interés social en ese proceso buscan respuestas y trabajan en la reparación integral del daño causado”.

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Cortesía | La abogada María Luján Arias durante la ceremonia de gradución del curso.

El intercambio jurídico-cultural

Quizá entre la Cordillera de los Andes y la Sierra Tarahumara haya algunas similitudes en cuanto a los hermosos paisajes, sin embargo, Río Negro es una provincia tranquila, de turismo y poco más de medio millón de habitantes, mientras que en Chihuahua rige la complejidad del Crimen Organizado por el cultivo de estupefacientes como la marihuana o la amapola, y por otra parte, las rutas del trasiego de la droga en la frontera con Estados Unidos, esto nos convierten en comunidades muy distintas en materia penal. Sobre esto, Luján Arias comentó que “allá no se realizan prácticas restaurativas, no existe el proceso restaurativo en nuestra normativa. Nosotros, en la provincia de Río Negro, tenemos la Ley 5450 que regula la Ley de Métodos Anticompositivos de Resolución de Conflictos, tenemos también la Ley de Mediación Penal, que si bien está sancionada, no ha sido reglamentada aún, ni implementada”, de ahí la importancia en su proyecto de este intercambio jurídico cultural con el estado.

Restaurando Identidades

“Cuando llegué, el año pasado (en agosto), tuve la fortuna que el Instituto me abriera sus puertas, iba aprendiendo, y a la vez, aportando mi granito de arena y acompañando. Comencé a colaborar con el programa ‘Restaurando Identidades’ con personas adultas privadas de su libertad”.

Tomando en cuenta que este tipo de programas se basan en la creencia de que las partes de un conflicto deben estar activamente involucradas para resolver y mitigar las consecuencias negativas de un delito, el trabajo con internos es parte de un proceso voluntario hacia la reinserción.

La mayor parte de los que se integran a “Restaurando Identidades” son personas que purgan condenas largas, si bien su participación en el programa no influye sobre sus sentencias, sí marca una diferencia en su percepción como personas dentro de la comunidad y su futura reinserción.

En Ciudad Juárez, el programa ha logrado dos generaciones de adolescentes del Centro de Reinserción Social para Adolescentes Infractores (Cersai), mientras que en la ciudad de Chihuahua, se graduó la primera generación en el Centro de Readaptación Social (Cereso) 2, en esta última tarea la abogada argentina se sumó. Actualmente, también se implementa en el Cereso 1, en Aquiles Serdán.

Rescatar a 'la persona'

“El programa dura cuatro meses, empezamos con las entrevistas, luego hacemos círculos en los Ceresos, tanto con mujeres como con varones. Cuando finaliza el programa, se hace otra entrevista de evaluación final”, explicó Luján Arias.

En estos procesos, es importante reiterar que la participación debe ser voluntaria y conseguir “romper el hielo” con las personas internas en un inicio no es una tarea sencilla.

“En un principio cuando las personas llegan a este programa no se abren, les cuesta, no se expresan.

Hay algunas personas enojadas porque consideran que por motivos injustos están privadas de su libertad, pero a medida que va avanzando el programa, que van trascendiendo los encuentros, las personas se van abriendo {…} después de años que nadie los escuchó, finalmente sienten que hay personas a las que nos importa su vida {…} que logren un bienestar y puedan reinsertarse en su comunidad”.

Para la litigante argentina, “eso marca un antes y un después en la vida de las personas”.

Agregó que el programa verdaderamente causa un gran impacto, “pude evidenciarlo, estar ahí presente, estar en cada círculo y sentir esa sinergia, esa retroalimentación”.

Dentro de las dinámicas de “Restaurando Identidades”, además de ser voluntaria la participación de las personas internas, también se aplica el criterio de la confidencialidad, es decir, nada de lo que se comente en estas charlas con facilitadores expertos puede salir del círculo, los comentarios son solo para fines de recuperación terapéutica.

“Tuve la oportunidad de hacer algunos círculos antes de regresar a Argentina, y de allá seguí conectándome por zoom. Ahora en enero regresé {…} cuando vuelvo se hace la ceremonia de graduación, que es cuando se termina el programa. Para mí fue un regalo, participar en ese momento tan importante, tan emotivo, donde uno ve el resultado de la evolución del programa”.

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Net Noticias | Los cuatro módulos de la dinámica 'Restaurando Identidades' que llevan a la reinserción de las personas.

Reinserción, el reto

“Las personas que facilitamos, ayudamos a sanar, pero también sanamos, porque es un feedback, es un ida y vuelta {…} expresarlo con palabras no sé si pueda transmitir todo lo que se vive en ese momento, hay que estar para poder sentir esa energía y saber de qué se trata”, explicó Luján.

“La Ley Penal, el sistema retributivo no causa un beneficio a las personas, es decir, se dicta una sentencia, se fija una condena, esa persona va a la cárcel, pero cuando sale de la cárcel la reinserción social se diluye, se torna abstracta. Entonces, distinto con la Justicia Restaurativa, el abordaje es otro, se trabaja en la individualidad de las personas, esa persona puede expresarse, es escuchada, sus necesidades son atendidas, se proyecta de otra manera en la sociedad, cambia su percepción, su proyecto de vida porque ya se siente una persona útil en su comunidad”.

“Las personas facilitadoras de Justicia Alternativa ponen mucha energía en cada círculo, cada uno dura cuatro horas, de poner todos los sentidos, de poner atención en no distraerse {…} en hacer una escucha empática, es poner el cuerpo, la mente en ese momento, son personas muy sensibles, todo el Instituto hace un gran esfuerzo para que se materialice e instrumente cada círculo”.

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Cortesía | Los círculos son parte del programa. Nada de lo que se comente en estas charlas puede salir, los comentarios son solo para fines de recuperación terapéutica.

Injusticia sistemática e impunidad

La Justicia Restaurativa es necesaria en las políticas públicas, pero en casos tan complejos como el ocurrido en Ciudad Juárez, en donde se suscitó un motín en el Cereso 3, se cuestionó a la experta sobre estos casos, donde el planteamiento de la reinserción social es un fracaso del Estado al permitir que los penales se conviertan, ante la opinión pública, en “sedes para la generación de criminales”.

“Hay varios factores que convergen en esta vulnerabilidad que se acentúa y genera menor acceso a la justicia, menor acceso a la reinserción social {…} creo que la Justicia Restaurativa primero, no trabaja con delitos sino, trabaja con personas desde un enfoque humano, desde un enfoque de Derechos Humanos {…} Sí, es un elefante muy grande con el que estamos trabajando, lo sé, no lo pierdo de vista, pero creo que un trabajo sostenido, con la proactividad que están teniendo muchos organismos, se puede”.

La experta reiteró, “se puede porque las personas verdaderamente cambian sus percepciones, cambian su forma de vida, cambian su proyección en la sociedad”.

Y agregó, “ya vimos que el sistema penal retributivo no nos da una respuesta, no cambia las estructuras sociales que es lo que nosotros queremos hacer, lo que queremos como parte integrantes de la sociedad, queremos cambiar esto, la discriminación, las personas que no se reinsertan en la comunidad porque son estigmatizadas, esto es que queremos trabajar”.

“Esa persona que comete un delito fue violentada también y tiene un trauma que no sanó y reactuó esa violencia, muchas veces contra sí misma o contra terceras personas {…} hay que aplicar un enfoque diferencial, para ver estos factores que se interceptan, como ser más vulnerables por su edad”.

Para la abogada argentina, la meta de Justicia Restaurativa es posible con la labor conjunta de los tres poderes de Gobierno, se debe hacer en conjunto para generar políticas públicas, leyes y acciones acordes a esto.

“Es un elefante, repito, al que estamos enfrentando, pero logrando que los tres poderes vayan de la mano, se puede. El resultado sería invaluable”.