Héroe rarámuri: Tepórame y su valentía frente a los españoles
por
Ruth González
Domingo 16 Marzo 2025 2:39 PM
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Net Noticias
Ciudad Juárez.– Poco se conserva de la historia de los pobladores originales de lo que hoy es Chihuahua, los conquistadores y colonizadores es pañoles, con gran avaricia por el oro y las riquezas naturales, nulificaron a la mayor parte de estas culturas, por otra parte, los mestizos hemos discrimina do y segregado a estos pobladores de manera estructural y sistemática. Pese a esto, algunos personajes de la historia han prevalecido a través del tiempo debido a su valor en defensa de su tierra, como el líder tarahumara Gabriel o Rabyéli Teporaca o Tepórame, apodado “El Hachero”, quien encabezó una de las rebeliones rarámuris más férreas en la Sierra Tarahumara.
Invasión, conquista y colonia
Correr, trotar, caminar para un tarahumara son acciones centrales de su cosmología, su visión del mundo va unida con el respeto a la naturaleza y el entorno. Su paso es parte de la circularidad del planeta y el monte (kawí), es como el lugar de la vida.
Con la llegada de los “chabochis” (hombres de barba o mestizos) la vida cambió en la Sierra Tarahumara, llegaron extranjeros a despojarlos de sus tierras, a matarlos, esclavizarlos, a imponerles una religión, un idioma y masacrar su cultura.
En la Sierra Tarahumara durante esa etapa, el acelerado cambio cultural que acompañó el avance de los misioneros jesuitas fue radical y no estuvo exento de violencia.
De acuerdo con José Luis Bermeo Vega, en su texto, “La Rebelión de la Sierra Tarahumara”, la primera guerra en la región serrana en contra de la evangelización fue en 1616, con los tepehuanes, al sur de la sierra. En 1645, los indígenas tobosos también defendieron a su pueblo. Mientras, los tarahumaras tuvieron dos grandes intentos de defender sus tierras, en 1648 y 1652. Un último intentó fue entre los años 1690 y 1698.
“…los soldados, liderados por un capitán español llamado Juan Fernández de Retana mataron a 30 indios, les cortaron las cabezas y las empalaron a lo largo del camino, cerca de Comórachic. Esta crueldad sublevó a los tarahumaras del norte. En represalia, destruyeron iglesias y mataron a más sacerdotes. El capitán Retana, en respuesta decapitó a otros 33 indios y empaló sus cabezas cerca de Sisoguichi. Esta rebelión, que terminó en 1698, fue tan severa mente aplastada que terminó definitivamente con la resistencia armada tarahumaras" (Kennedy, 1990, p. 33).
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Con las riquezas mineras en contradas en la zona de Hidalgo del Parral, la avaricia de los españoles aumentó y comenzaron a esclavizar a los rarámuris con mayor violencia, a la par de la imposición de las creencias religiosas y dogmas católicos.
Gabriel Tepórame o Teporaca
Diferentes historiadores estiman el nacimiento de Rabyéli Tepórame o Teporaca en el año 1593, en un lugar entre la zona de entre Tomochi y Cocomorachi.
Tepórome fue un indígena que se sumó a la construcción de los templos jesuitas, pero cuando comenzó la opresión y el despojo a su pueblo se rebeló. Mientras este proceso avanzaba se cometían muchos abusos y asesinatos de indígenas. Los jesuitas se referían a los pobladores originales como “demonios”, “hechiceros”, entre otros términos despectivos, mientras a los que se dejaban explotar se le llamaba “indios fieles”, basta con leer libros como “Historia de las Rebeliones en la Sierra Tarahumara” (1626-1724) de P. Joseph Neumann. En este texto se observan esos términos despectivos y discriminatorios que usaban los religiosos para referirse a los tarahumaras.
Algunos historiadores aseguran que Tepórame tuvo una relación cordial con algunos jesuitas como Virgililo Maez, misionero de Satevó, y el padre Conelio Beudin, incluso se sabe que a este último lo defendió en un ataque en San Francisco de Borja, su amistad duró hasta 1650, cuando ayudó en la construcción de la Misión de Papigochic.
El Hachero
El héroe tarahumara se convierte en “El Hachero” cuando las injusticias aumentaron. El asesinato de otro rarámuri que dejó a su esposa y bebé desprotegidos, lo convirtieron en un guerrillero, en un defensor de su pueblo. Tepórame se sumó de los sublevados, defendió su tierra y pretendía salvar a los suyos.
Se sumó a otros líderes como Su pechichci, Tepochi, Ochavarri Bartolomé y Frasquito. Recapitulando algunos textos de esta etapa de guerra, se describe la primera etapa de rebeliones impulsada por la explotación y una sequía muy severa en la región, como la primera gran re acción de lo conchos y los tarahumaras, que duró casi una década. En 1644, esta hostilidad había tomado grandes proporciones. El 25 de marzo de 1645 los pobladores de la misión de San Francisco de Conchos se rebelaron, atacaron la iglesia, a flechazos mata ron a dos misioneros franciscanos y al gobernador de los conchos. Los pobladores originales se dirigieron luego a San Pedro de Conchos, donde reclutaron a más rebeldes e incendiaron la misión. Los conchos del Valle de San Bartolomé e incluso los de Parral se unieron a la rebelión. Más tarde se siguieron hacia las misiones jesuitas de Satevó y San Lorenzo, que fueron destruidas.
Los misioneros jesuitas, previamente advertidos, ya habían abandonado esos lugares. En agosto de ese mismo año, el levantamiento fue sofocado y las energías españolas se dirigieron a contrarrestar a los grupos del Bolsón de Mapimí, los nómadas tobosos, saline ros y demás grupos aliados. A pesar del rápido desenlace, este levantamiento de los conchos fue una sorpresa para los españoles, pues hasta entonces eran considerados leales y pacíficos.
Los tarahumaras encabezaron otro levantamiento en 1648, atacaron las misiones. Una vez más, Parral sir vió como centro de organización de la defensa española. Desde allí salió primero el capitán Juan Fernández de Carrión, con una fuerza compuesta por casi un centenar de españoles e indígenas sometidos. Pero esta expedición no tuvo éxito.
El sanguinario gobernador de la Nueva Vizcaya, Diego Guajardo Fajardo, comenzó con masacres de indígenas en 1649 para reprimir levantamientos. Emprendió una feroz campaña de exterminio que incluyó la destrucción de 4 mil fanegas de maíz y el incendio de más de 300 casas. La quema de cosechas era una táctica que obligaba a los rebeldes a rendirse. Los tarahumaras pidieron la paz, Guajardo aceptó a cambio de la cabeza de los cuatro líderes rebeldes; los tarahumaras entregaron a dos, Bartolomé y Tepox. Para abril de 1649 Guajardo regresaba a Parral dejando tras de sí una estela de odio y destrucción.
Después, el gobernador fundó una fortaleza en plena zona rebelde, como un centro de control de esa área tarahumara situada en el valle del río Papigochi. La Villa de Aguilar fue fundada en julio de 1649. Esta fue una verdadera provocación para los tarahumaras.
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En febrero de 1652, los tarahumaras se rebelaron nuevamente, en esta ocasión encabezados por Gabriel Tepórame, quien con su singular re tórica pudo atraer a muchos a la causa, virtud que le valió para convertirse en líder. Decidieron atacar a la Villa de Aguilar o Aguisarje el 3 de marzo de ese año, en tres días la tomaron. Después quemaron la misión de Satevó, en total fueron siete misiones arrasadas. Fue cuando Guajardo Fajardo organizó una nueva cacería contra los tarahumaras. Tepórame se protege en Temochi, el río crecido impidió a los españoles atacarlo ahí. Historiado res calculan que llegó a dirigir a unos dos mil indígenas para recuperar la libertad de su pueblo. Finalmente fue traicionado y entregado a los españoles el 27 de febrero de 1653, quienes de inmediato citaron a un consejo de guerra y fue condenado a muerte.
El 4 de marzo de 1653 fue ahorca do enfrente de la casa del gobernador y flechado por los indígenas que trabajaban para el gobierno español.
Tepórame o Teporaca, “El Hachero”, por su gran destreza con esta arma, será reconocido como uno de los héroes más destacados de la historia rarámuri, los verdaderos pobladores de lo que hoy se conoce como Chihuahua. Cada marzo se le rinde tributo por su valentía, aunque siga ausente de la tradición oral tarahumara, es y seguirá siendo el héroe tarahumara de este pueblo.