Ciudad Juárez.- Un grupo de migrantes originarios de países como Venezuela y Colombia en el que se encuentran más de una docena de niños y niñas aguardan desde hace tres días a la orilla del río Bravo, en la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso, Texas, con la esperanza de encontrar un “hueco” para cruzar a los Estados Unidos e ingresar a buscar el sueño de una vida mejor.

Con motivo del Día del Niño y de la Niña, este día un grupo religioso acudió al campamento improvisado montado frente a la llamada “puerta 40” del muro fronterizo, ubicada a la altura de la intersección de la avenida Villarreal Torres y el bulevar Juan Pablo II.

En la actividad ofrecieron bebidas, bocadillos, dulces, juguetes y hasta ropa para los menores y sus familias que ahí se encuentran; un momento de convivencia y recreación que busca irrumpir en la difícil realidad que atraviesan las familias en contexto de migración.

Junto a la cuenca del río Bravo, que en este momento se encuentra completamente seco en el tramo señalado, el punto de reunión rodeado por pequeños arbustos de mezquite y otra maleza, apenas es perceptible la división territorial entre México y Estados Unidos (EU).

Sin embargo, unos metros más al norte, una compleja instalación de alambre de púas se antepone al muro fronterizo para evitar el tránsito de las personas que frecuentemente buscan medios no oficiales para llegar al vecino país, EU.

Alrededor de seis mil kilómetros los separan de sus lugares de origen, y a una distancia de aproximadamente 150 metros de la puerta 40 la esperanza mueve cada paso de las personas en contexto de movilidad.

En el recorrido realizado por Netnoticias en el lugar fue posible escuchar a los adultos comentar la idea de cómo organizarse para alcanzar el muro y cruzar.

Incluso el espacio de convivencia ofrecido por el grupo religioso que acudió este día, les parece inspirar una oportunidad de cruce y la recepción por parte de las autoridades norteamericanas.

Así lo expresó Juan Carlos Suárez, un hombre venezolano que viaja junto con su esposa y sus tres hermanas, además de seis infancias que son sus sobrinos, quienes tienen entre 9 y 11 años de edad.

“En la actividad hemos visto una oportunidad para acercarnos al muro y poder ingresar a los Estados Unidos, ya que de verdad a nosotros a veces se nos complica, nosotros venimos de Venezuela y no tenemos tanta información sobre El Paso”.

“Esta actividad nos gustó porque creemos que a través de ellos, ellos pueden abogar por nosotros para poder ingresar a los Estados Unidos que es el destino final de nosotros”, dijo intentando poner una confianza en un procedimiento completamente irregular.

La desinformación es un panorama común, pues muchos de ellos llevan meses en travesía y los medios oficiales como a través de la aplicación de CBP-One no ha representado una opción satisfactoria, debido a que la solicitud de citas tiene amplios tiempos de espera, sin la certeza de que se obtendrá una fecha.