Lima.- Las calles de Lima lucían casi sin autobuses del transporte público el miércoles luego de que gremios de choferes y decenas de mercados de alimentos paralizaron sus actividades por tercera vez en un mes para protestar contra el gobierno por el aumento de la delincuencia, en especial de las extorsiones.

La paralización provocó que las autoridades suspendan las clases presenciales para casi dos millones de escolares, mientras más de 13 mil policías salieron a las calles junto a soldados. En varios paraderos la Armada instaló vehículos blindados que suele sacar de los cuarteles los días de protestas.

Televisoras locales mostraban a trabajadores que viven a más de 20 kilómetros del centro de esta ciudad de 10 millones de habitantes que esperaban autobuses en diversos paraderos. Se observaron automóviles que ofrecían transporte por hasta cinco dólares, un precio que hasta quintuplica el costo del pasaje.

Por la tarde más de siete grupos —entre choferes, comerciantes, trabajadoras sexuales, universitarios y ambientalistas— confluyeron en el centro de Lima, sumando alrededor de 3 mil personas que exigían de forma pacífica al Congreso y a la presidenta Dina Boluarte medidas fuertes contra la delincuencia. Un grupo de rock local, Los Mojarras, interpretó una canción inspirada en los trabajadores ambulantes llamada “Triciclo Perú”.

Elizabeth Sotil, una trabajadora de 33 años, llevaba un letrero con el rostro de Boluarte y la frase “Dina rata el pueblo te repudia”. Sotil dijo a la AP que estaba “indignada con la mandataria que no tomaba decisiones inmediatas” para detener el aumento del crimen en el país.

Más de dos decenas de mercados de alimentos en el norte de la capital no atendían clientes y los comerciantes, vestidos con sus mandiles, golpeaban ollas. En las afueras algunos carteles decían “No a las extorsiones, basta de sangre derramada”.

Katherine Gómez, representante de los mercados, dijo a la prensa que “el gobierno nos está impulsando a salir a las calles, parece que la presidenta Dina Boluarte cree que no pasa nada cuando nos están matando”. En una zona alejada del centro la policía quitó banderas dl Perú y golpeó con sus bastones a manifestantes quienes insultaron a los agentes llamándolos “perros".

También se han registrado protestas en otras regiones del país incluidas Piura, Junín y Arequipa.

Entre 2021 y 2023 las extorsiones se han quintuplicado en Perú, según datos oficiales. En septiembre tres choferes fueron asesinados en diferentes eventos relacionados con extorsiones y un autobús recibió más de 20 disparos en la capital.

Hace cuatro semanas, durante la primera paralización masiva de autobuses en Lima, el gobierno declaró la emergencia por 60 días para combatir la delincuencia en 14 de los 50 distritos de los suburbios de la capital. Esa emergencia incluye la limitación de las garantías constitucionales como el libre tránsito, la libertad de reunión y la inviolabilidad de domicilio, pero al momento no se han detenido los delitos.

Hace una semana un maestro fue asesinado por un hombre dentro de su escuela y delante de sus alumnos. Dos semanas atrás un chofer y tres pasajeros murieron acribillados en un minibús en una zona urbana del puerto del Callao. La policía no ha esclarecido ambos asesinatos.

La presidenta Boluarte señaló el martes a los migrantes venezolanos como responsables del aumento de la delincuencia y dijo que supervisarán las remesas enviadas a Venezuela y se les exigirá contratos de trabajo y del alquiler de sus viviendas. También indicó que a la paralización se querían sumar un grupo de personas que vienen “con una agenda política” en referencia a una serie de protestas que exigían su renuncia a fines de 2022 y los primeros meses de 2023 que dejaron decenas de muertos.

Las extorsiones no son recientes en Perú. Empezaron a reportarse hace más de dos décadas en la norteña región de La Libertad contra pequeños empresarios, incluidos los del transporte público cuyas unidades fueron incendiadas en varias ocasiones.

El fenómeno delictivo llegó a las zonas periféricas de Lima en los últimos años y en marzo el gremio de las pequeñas tiendas de alimentos indicó que más de 13 mil establecimientos habían sido extorsionados en 2023 y que debido a eso más de 2 mil600 habían cerrado.