Al recorrer el Parque Revolución, en el centro de la ciudad de Chihuahua, un cenotafio se lleva las miradas de cualquier visitante. A Doroteo Arango, mejor conocido como Francisco Villa, “le gustaba Parral hasta para morir”, sin embargo, ordenó construir un mausoleo en la capital para descansar en paz y le gustó cuando se lo construyeron, pero su deseo nunca se cumplió.

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Ruth González

Una larga historia

En su origen, la ciudad capitalina se funda el 12 de octubre de 1709 como San Francisco de Cuéllar y después San Felipe El Real de Chihuahua. Las primeras tumbas estaban en la catedral, era un terreno el cual se remodeló en 1759. Antes los chihuahuenses acostumbraban a enterrar a sus familiares en los patios de las casas o en los templos, hasta que esto fue prohibido, de acuerdo con el archivo histórico de la ciudad.

En 1802, el panteón San Felipe fue el primero en estar separado de los templos. Después el panteón La Merced que se inauguró en 1849, en tiempos de una epidemia de cólera que azotó a la ciudad. También ahí algunos imperialistas como Julio Carranco y Carmen Mendoza fueron fusilados, fue clausurado al saturarse y años después se convirtió en el parque Urueta (1925).

En 1853 se construyó el cementerio de Nuestra Señora de la Regla, conocido como el panteón de La Regla. Era un recinto privilegiado para las familias ricas de la ciudad, las clases más humildes tenían sus tumbas en La Merced.

En junio de 1884 el Ayuntamiento de la ciudad acordó la clausura de este cementerio, pues dentro de sus murallas ya no había cupo para abrir más sepulturas. Mediante permisos especiales que las autoridades extendían a partir de cuotas extraordinarias, se realizaban entierros de personas de elevada categoría social o económica, o por urgencia en los trágicos días de la Revolución. No fue sino hasta 1919 que el Gobierno del Estado dispuso que no se hicieran ahí nuevas inhumaciones.

Finalmente fue totalmente transformado a mediados del siglo XX para construirse el Parque Revolución. Los restos de algunas personalidades que se encontraban en el panteón fueron trasladados a la rotonda de los Chihuahuenses Ilustres y buena parte fue llevada al panteón de Dolores y al Municipal.

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Villa, el gobernador

En la calle Nicolás Bravo y Calle 3ª, entre árboles y bancas, el cenotafio (monumento fúnebre sin cuerpo) ocupa el atractivo turístico del lugar. Ahí, más de un siglo antes, Villa mandó construir su mausoleo a su amigo, Santos Vega. Este hombre no era un desconocido para el general, era su amigo, el mismo que había ampliado su casa, “La Quinta Luz”, hoy en día el Museo de la Revolución.

Antes de eso, en 1913 la División del Norte derrotó al ejército huertista y tomó la ciudad el 8 de diciembre de ese año, asumiendo Villa la gubernatura. A principios de 1914, el “Centauro del Norte” amplió y remodeló su casa. Esa casona que fue construida entre 1905 y 1907 era propiedad de la señora Corina Coupulade, ella la vendió a Nicolás Saldívar para hacer un rastro. Cuando la hace su casa Villa, Santos Vega le añadió algunas habitaciones en la planta baja y el segundo piso.

El general le encargo varios mausoleos a Vega, su capilla y otro para los generales de la División del Norte. La construcción de un su mausoleo tardó un año, el diseño fue del canterísta Romualdo González.

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La muerte, tumba y profanación

Villa era desconfiado por naturaleza, así lo describe en su biografía Friedrich Katz, su muerte sorprendió al mundo entero.

En 1915 ocurre la ruptura entre Villa y Venustiano Carranza con Álvaro Obregón, el control villista en la capital de Chihuahua se pierde. El general se convirtió en un forajido, hasta 1920 siguió en rebeldía, incluso fue perseguido por la expedición punitiva estadunidense tras Columbus.

Después, con la muerte de Carranza, Villa acepta la amnistía que le ofrece Adolfo de la Huerta y se retira a la Hacienda de Canutillo en Durango. El gobierno federal, encabezado por Álvaro Obregón y el gobierno de Chihuahua, por Ignacio C. Enríquez, siguieron considerándolo un peligro. Las circunstancias en su contra comienzan a sumarse.

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El viernes 20 de julio de 1923, el “Centauro del Norte” es asesinado en Parral junto con su secretario Miguel Trillo y cinco personas más que los acompañaban, fueron acribillados por un grupo de nueve hombres, cuando circulaban por las calles de la ciudad de Hidalgo del Parral, en ese entonces ahí vivía. De unos 150 balazos, 13 lo atravesaron

“A final de cuentas, el mismo exceso de confianza que había sido fatal para Madero, Zapata y Carranza le ganó la partida: en su caso, no fue el exceso de confianza en otra persona, sino en sí mismo y, tal vez, también en el gobierno, lo que lo llevó a la muerte”, escribió Katz.

El gobernador de Chihuahua (Enríquez) prohibió que los restos de Villa ocuparan el mausoleo que el Centauro se mando hacer. Así que los restos de Villa fueron sepultados en un panteón de Hidalgo del Parral, su tumba sigue vacía, ya que su cuerpo fue exhumado después que alguien sustrajo su cráneo. Hasta la fecha no se sabe en donde está.

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Posteriormente, en 1976, el presidente Luis Echeverría ordenó retirar los restos de Villa de aquel panteón, y trasladarlos al Monumento a la Revolución, en donde hasta ahora descansan junto a Francisco I. Madero e irónicamente, junto a los de Carranza.

De acuerdo con el INAH, en 1957 se firmó un acuerdo para el arrasamiento del Panteón de la Regla tras lo cual el Ayuntamiento acordó convertir el solar en jardín público con el nombre de Antonio Deza y Ulloa, fundador de la ciudad de Chihuahua.

Mientras en 1963 se modificó el acuerdo anterior para llamarle Parque de la Revolución, y en el centro se construyó una media glorieta para inscribir ahí los nombres de los numerosos jefes revolucionarios de todas las vestiduras y matices políticos.

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Una obra de cantera

Es una obra con detalles góticos, neogóticos y neoclásicos muy bien ejecutados, en su puerta principal un par de ángeles resguardan el marco superior, sus columnas corintias le dan gran marco y forma a la estructura que está conformada una cripta subterránea y la capilla superior. Por la gruesa puerta de madera, por una grieta, cualquier curioso puede apreciar los detalles interiores, en donde un retrato de Villa se encuentra sobre la cripta. En la cúpula una cruz de herraje, le da equilibrio al techo y sus detalles de cantera.

Este cenotafio fue convertido en 2023 en un gran altar de muertos en honor al héroe revolucionario, los visitantes podían recorrer el interior y apreciar su belleza, normalmente está restringido al público.

El mausoleo del panteón de la Regla, nunca fue ocupado por Villa, así lo marcó la historia, pero hasta la fecha, los seguidores del “Centauro” ven en este lugar una parte de su legado, lo llenan de recuerdos y admiración.