Ciudad Juárez.- La llamada “era de la prohibición” fue un capítulo de la historia de Estados Unidos que no únicamente afectó a sus ciudadanos sino también a Ciudad Juárez como ciudad vecina de El Paso, Texas.
Se trata de aquella época en la que en todo el territorio de ese país se prohibió, gracias a la Ley Volstead, el consumo de licor, por lo que esta frontera se convirtió en un centro no solo de consumo, sino también de distribución legal y no tanto.
Para contarnos sobre el tema, nos entrevistamos con el historiador José Luis López Ulloa, quien conoce de todo lo acaecido en los 20 años que duró esta prohibición y cuyo testimonio se erige aún en un edificio prácticamente adjunto a las vías del ferrocarril en Ciudad Juárez, una antigua fábrica de whiskey que hasta la fecha se mantiene en pie y mantiene su fachada prácticamente intacta.
“Es una etapa en la historia de Ciudad Juárez que a los juarenses nos resulta un poco dolorosa, pero es parte de su smisma esencia. Tiene que ver con todo eso que se conoce con el nombre de la ‘leyenda negra’ de Ciudad Juárez. Es la que gira en torno a los giros negros (…) había, efectivamente, mucho intercambio, y no necesariamente tendría que ser de mercancía lícitas”, comenzó su relato.
Para llegar al lugar se utiliza una pequeña calle, que cruza con el Eje Vial Juan Gabriel, a unos cuantos metros de la calle Niños Héroes, de norte a sur, misma que sigue siendo de terracería y que, aunque topa con una barda de concreto, es suficiente para colocarse frente al edificio.
La situación que se generó en torno a la citada ley, se debe a que El Paso, o mejor dicho, todo el estado de Texas, fue y sigue siendo una zona muy conservadora. “Entonces había mucha presión religiosa, había muchas trabas para el ejercicio de algunas actividades (…), obviamente ante una realidad social y política de tantas tradiciones y de tanto conservadurismo, hizo que en la ciudad de El Paso, que era sumamente importante dentro de todo el contexto norteamericano, empezara a haber mucha presión con ciertas prácticas sociales (…) y una de esas era precisamente la ingesta de alcoholes.
Así, siendo Estados Unidos una sociedad capitalista, los empresarios se empezaron a desplazar, algunos a Canadá y otros a Juárez, siendo esta frontera atractiva debido a encontrarse junto a la ruta del Ferrocarril y teniendo así la capacidad de distribuir de costa a costa en aquel país.
“Es un edificio verdaderamente bello, y efectivamente jugó un papel sumamente importante dentro de la historia de esta ciudad, y hasta del estado de Chihuahua”, señaló.
Se trata de una edificación de la D. M. Distillery Co. S. A., que fue la más grande fábrica de whisky, estilo bourbon, desde donde el producto salía rumbo al interior de México o hacia los Estados Unidos.
Habría sido en 1909 cuando esta fábrica se transfirió desde Kentucky, y ya entonces bullía en la ciudad actividad de los llamados giros negros, como el consumo de licor y prostitución, sobre lo que el doctor López Ulloa abunda en que quienes se dedicaban a esta última actividad eran, en su mayoría, estadounidenses.
Quienes se trajeron la franquicia, continuó, fueron John Don Levy y FC Mckey; por entonces el español Julián Gómez regenteaba una de las llamadas “tienda de ultramarino” donde se vendían productos de latería, licores y embutidos funos, quien adquiere las acciones de la destilería y se convierte así en el distribuidor más fuerte del licor.
Explicó que en esta fábrica se podía destilar y vender el licor, “y a eso súmele un poquito esa posibilidad del giro negro y que siempre ha habido alguien que se atreve a llevar mercancías ilícitas y que siempre ha habido alguien que se atreva o necesite adquierir esas sustancias ilícitas, vengan de donde vengan”.
En torno a esta época de la ciudad, y a la apertura de esta fábrica, gira la versión de que uno de los criminales más famosos, Alphonse Gabriel Capone, conocido como Al Capone, se abastecía del licor en esta misma fábrica.
“El señor Al Capone estuvo como huésped distinguido de la prisión de Alcatraz, precisamente por la evasión fiscal, no por la venta de alcoholes”, precisó.
López Ulloa consideró que Estados Unidos se ha caracterizado por ciertos contrasentidos en sus mismas leyes, pues mientras prohibió, por ejemplo entonces, la ingesta de alcohol en su enmienda 18, en la segunda permite que todos los ciudadanos tengan armas.
El experto menciona que fue en el año de 1929 cuando se vetó finalmente esa Ley, no sin antes haber permitido durante toda esa época que muchos empresarios, varios de ellos juarenses, hicieran un buen negocio.
Finalmente, menciona que como huella de aquellos años, quedan aún costumbres que podemos ver principalmente en los centros nocturnos de la ciudad.
Esto debido a la edad en la que se permite ingerir alcohol en el vecino país, pues de aquel lado la venta de licores arranca a los 21 años y en México a los 18.
“Pero, efectivamente, lo que hace el boom de toda esta época de Juárez, o la inserción de Juárez en este tipo de actividades, es precisamente a raiz de la prohibición”, apuntó.
Sin duda, Ciudad Juárez en su condición de frontera alberga un sinfín de historias dignas de contarse, y hoy, a más de 100 años de la apertura de esta destilería en tierra local, continúa asombrando con su belleza de época y el gran interés que despierta su origen.