Ciudad Juárez — Hace cincuenta años, el Cine Dorado 70, el más famoso de la localidad, era sinónimo de entretenimiento familiar; hace treinta, lo fue de la perversión con sus funciones para adultos.

Aunque hoy en día, el edificio original, ubicado en Lerdo y 16 de septiembre, ha caído en el abandono, su legado continúa a tan sólo dos cuadras de distancia, en la avenidad Ferrocarril.

Se trata de un pequeño establecimiento, modesto en comparación de su antecesor, pero bien señalado.

Con la fachada color de rosa y letreros pintados a mano que dicen "Nuevo Cinema Dorado", el lugar pareciera resguardado por los parqueros que cuidan el pequeño estacionamiento de enfrente.

Aunque a algunos de los visitantes no parece importarles mucho quien se detenga a echar un vistazo, también hay quienes acuden discretos y a paso rápido.

No hay ningún anuncio en la fachada que indique que se tratan de funciones pornográficas, aunque en el viejo edificio en Lerdo, todavía están puestas las letras "SOLO ADULTOS", junto a la nueva dirección del cine.

Cruzando el patiecito de la entrada, se accede a un recibidor con un escritorio al fondo, en el que un encargado entrega boletos de 40 pesos, los cuales rezan: "ESPECTADOR".

Cerca del este escritorio, donde el encargado tiene una televisión para distraerse, hay un mostrador con bolsas de dulces y frituras; también una pizarra negra con las películas que se proyectarán en el día, a partir de las dos de la tarde.

En frente de la pizarra, se encuentra también la cortina negra que da entrada a la sala de proyección.

Al atravesar la polvorienta cortina, se mira de inmediato la función. Al momento de la visita de este redactor, la proyección mostraba a una mujer rubia a punto de practicarle una felación a un hombre. Resaltó el olor a humedad.

La mayoría de los espectadores son hombres que tienen entre 25 y 50 años de edad; algunos buscan la compañía de otros asistentes para tener algun tipo de relación sexual, aunque también hay quienes suelen disfrutar la función en solitario.

Después de un rato, los ojos se acostumbran a la oscuridad y es posible distinguir algunos rasgos vagos de las personas en el público. Muchos suelen buscar con la mirada a alguien para pasar el rato.

En un sondeo realizado a la ciudadanía acerca de su opinión sobre la existencia de este cine, las respuestas fueron variadas, tanto de aprovación como de rechazo. Sin embargo, la mayoría de los entrevistados concordarón en que respetaban las decisiones de cada persona de acudir a un sitio de esta índole.

"Yo no iría, pero pues cada quien", comentó, por ejemplo un hombre que transitaba en la calle Juárez.
"Yo sí sabía que existían (los cines pornográficos)... a lo mejor hasta iría, pero aquí no, aquí me da cosa", admitió una mujer joven, también entrevistada en la calle Juárez.

Aún en una epoca donde cualquier tipo de contenido puede ser reproducido desde un aparato que cabe en el bolsillo, las proyecciones del Cine Dorado 70 parece que seguirán existiendo gracias a una clientela fiel en busca de experiencias diferentes y más emocionantes.