Ciudad Juárez- Los Bravos de Ciudad Juárez volvieron a caer el último de sus tres compromisos de la semana. Esta vez conocieron la derrota a manos de la banca de Tigres por marcador de 0-1 en un soporífero de partido.

¿Ya empezó el partido?

Ya no había sol sobre la grada por que técnicamente ya no era verano. Antes del partido los fronterizos le dedicaban un mensaje de apoyo al lesionado Avilés Hurtado. Así arrancaban las hostilidades entre los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León y los Bravos de Ciudad Juárez.

Al minuto cinco comenzaba a quedar claro la tónica del encuentro: rasposa, lenta y de mucho contacto. Guillermo Castillo (Que no se llama así, pero así nos dijo que le dijéramos) era el primer serruchado por la pierna de Fernando Gorriarán.

Jesús Garza era el más activo del equipo “B” felino intentado provocar el caos por la banda derecho. Juárez por su parte, le tenía miedo a meter la pierna tras sus muchas protestas contra el arbitraje.

Cumplido el primer cuarto de hora y los de las tierras de Juan Gabriel eran lo más parecido a un corto circuito. Nadie conectaba, nadie circulaba bien la pelota y para colmo, seguían empecinados en llevar la pelota por el piso en la salida desde atrás.

Tampoco se animaban a pegarle, a eso del minuto 20 Óscar Estupiñán agarró una bola suelta perfilado con la pierna bueno, prefirió filtrar la bocha y quién sabe quién para que todo acabara en las manos de Nahuel Guzmán. Este no se apuraba en reanudar el juego por que ritmo de los muchachos de Vladjko Paunovic era como para dormir a un paciente con insomnio.

Cinco minutos más tarde Jairo Torres se llevaba un planchazo de Jesús Garza y todo Juárez se agarraba de los pelos por aquello de las malditas lesiones. El tiro libre proveniente de la infracción lo cobraban directo a las manos del cancerbero argentino para que se llevara un fuerte recordatorio a la mamá

Del otro lado de la cancha, con quince minutotes por jugar, Tigres controlaba posesión en terreno enemigo pero no definía pese a quedar de frente con Benny Díaz. Marcelo Flores no era André-Pierre Gignac y la mandaba volar a la quinta grada.

No pasaba absolutamente nada hasta que Nico Ibáñez le pegaba un fierrazo a la número cinco desde fuera del área, mismo que Benny Díaz escupía con un movimiento como de voleibol para regalar un córner.

De ahí hasta el 45 no hacía falta escribir gran cosa por qué no acontecía gran cosa. No se movía el marcador para le entretiempo: 0-0 entre los gatotes y los caballos.

Tesis futbolística para curar el insomnio

La parte complementaria empezaba con la visita peloteando a gusto, peloteando nada más por que a la hora de atacar no generaban peligro. A Villalpando le pegaban por atrás en un intento de escapada y Víctor Alfonso Cáceres marcaba la falta, sacaba cartón amarillo para Uriel Antuna….No fuera ser que reclamara ya saben quien.

Al cantante chiapaneco le duraba poco, muy poco el indulto del respetable público. Diego Reyes le pegaba un empujón a Oscar Dstupiñan para que este callara en el área….La tarima pidió penal y el silbante se tragó el pito todo todito.

El cronómetro marcaba la hora de partido y estaba más entretenido el escándalo de La Yuri en las tarimas que el compromiso mismo. Se animaba poquito el asunto cuando el francés, el tocayo Andrés Pedro Gignac pisaba la cancha llevándose micha y micha entre abucheos y aplausos.

Dicen que el miedo no anda en burro y por ende, el juego de los muchachos de Mauricio Barbieri ya no andaba a ras de piso, no con el número 10 de la UANL merodeando el área.

Con 20 por jugar la grada ya no hacía mucha bulla y Gignac esperaba balones que nada más no le llegaban por las bandas. El ex hombre del Olympique de Marsella ponía apenas su primer tiro al arco, que no era mucho trabajo para el cancerbero bravo.

Ni Aitor García ni 20 kilos de Viagra podía levantar lo inlevantable. Cada vez se jugaba más dentro de la propia área fronteriza y el gol no caía por que a algún San Judas habían puesto de cabeza.

Nos faltaban 10 papes acabalar las dos mitades y todo mundo se desentendía de todo, era asunto de hacer acto de presencia para cobrar la semana laborada.

Esto hasta que Tigres pudo romper a la muy malbaratada defensa verde al 41. Toda la zaga vio colarse un balón pegadito al césped, este mismo lo remató Sebastián Córdova para el 0-1.

Con eso bastó, otra vez, no escribimos más por que no pasó nada más. El arquitecto con silbato hizo sonar el pito al 90 más la propina y todo el cuento se había acabado.

Ganaba LA BANCA DE TIGRES 0-1.