Colaboración: Isaac Sánchez Juárez

Laboratorio de Problemas Estructurales de la Economía Mexicana

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CIUDAD JUÁREZ


Ciudad Juárez.– Norteamérica enfrenta un escenario de notable incertidumbre, hasta hace poco se creía imposible poner freno al libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México. Durante 30 años nos acostumbramos a vivir en un marco de libertad para el flujo de mercancías, toda aspiración podía ser satisfecha gracias al comercio entre estos tres países y al contacto con Europa y Asia.

Hoy todo ha cambiado desde la Casa Blanca y en particular por el presi dente Trump, quien ha dado pasos sólidos para hacer lo inimaginable, romper de forma unilateral con el TMEC bajo el argumento de que sus socios no han realizado esfuerzos para atender la migración ilegal y el tráfico de sustancias. Decidió usar una herramienta económica creada con una finalidad distinta para en teoría solucionar asuntos de salud y seguridad nacional. La economía se supedita a intereses políticos. Los aranceles son impuestos (también conocidos como tarifas) que un gobierno aplica sobre bienes importados de otros países. Estos gravámenes se cobran cuando las mercancías cruzan la frontera nacional y entran al territorio de un país.

Los aranceles tienen varios propósitos, entre los que destacan generar ingresos para el gobierno, proteger a las industrias nacionales de la competencia extranjera, equilibrar desigual dades en costos de producción entre países y servir como herramienta de negociación en acuerdos comerciales internacionales (¿será esta la finalidad del presidente Trump?)

Un balazo en el pie A partir de la definición que se ha presentado, los aranceles a las exportaciones mexicanas de carácter generalizado en 25% se traducirán en el corto plazo en una mayor inflación. El consumidor americano que desea ac ceder a productos mexicanos tendrá que realizar un mayor desembolso. México exporta una amplia variedad de productos a Estados Unidos de América, los principales son bienes manufacturados, petróleo y deriva dos, productos agrícolas, productos alimenticios procesados, textiles y prendas de vestir, productos químicos y plásticos y finalmente maquinaria y equipo.

El segundo efecto negativo sobre la economía americana sería una reducción de su crecimiento, actualmente crecen al 2% en promedio anual. Este valor sería menor por la política comercial elegida y provocaría dificultades para que el mercado laboral absorbiera a la creciente población que busca un trabajo, así que en el corto plazo los aranceles representarían inflación con bajo crecimiento, conduciendo a un escenario de estanflación. La magnitud de estos efectos dependerá de la temporalidad de los aranceles, si es tos solo se usan por un periodo corto el daño será reducido, pero si se establecen por más de un año tendría un efecto devastador sobre el consumo.

La población vecina está acostumbrada a vivir cómodamente gracias al libre comercio. El estilo de vida americano se basa en un creciente consumo a precios bajos. Los aran celes provocarían que empresas nacionales suministraran buena parte del consumo, lo que es posible para ciertos bienes, pero no para todos. El libre comercio tiene como su principal virtud la diversificación, esta bondad desaparecería y limitaría el consumo y con ello se presentaría un sentimiento de bienestar subjetivo a la baja. Aunado a lo anterior, los aran celes pueden provocar una mayor desigualdad, pues solo los grupos de ingresos más altos seguirán con sumiendo productos mexicanos.

En el largo plazo, el regreso al nacionalismo económico habrá abona do a la pérdida de liderazgo de Norte américa y claro, a la decadencia de la economía americana para abrir paso a una nueva hegemonía marcada por China y sus socios comerciales que tomarían una importante ventaja geoestratégica para las siguientes décadas.

Recesión, desempleo y pobreza

En el caso de México provocarán una reducción de las exportaciones. En primer lugar, porque algunos empresarios pueden optar por esperar realizar sus envíos en lo que se aclara la situación y en segundo lugar por la disminución de pedidos. Dado que las exportaciones son un componente de la demanda agregada, lo siguiente que observaríamos es una reducción de la tasa a la que crece el PIB, de he cho, en este momento ya se encuentra en franca reducción. Se espera que de continuar los aranceles la economía decrezca desde 0.5 a 2 puntos porcentuales en 2025.

Si la economía crece a tasas reducidas o se contrae tendremos una menor tasa de generación de empleos formales. La estimación es que para 2025 se esperan entre 400 y 600 mil empleos, pero con este escenario podría reducirse a 100 a 200 mil empleos, cifra crítica, ya que se requieren más de 1 millón 200 mil empleos formales en promedio por año. Sin empleo o con menos opciones de tenerlo en el mercado formal, veremos un aumento de la precariedad laboral y de la informalidad, lo que perpetuaría nuestro atraso. En un periodo corto sería probable observar aumentos en el porcentaje de población pobre y vulnerable.

Otros efectos negativos sobre la economía serían la reducción del ingreso de gobierno y del gasto público ante un menor crecimiento económico. Se paralizaría la inversión pública. Las remesas también inicialmente serían afectadas.

Nuestra expectativa es que toda la tensión termine pronto y que final mente lo que ocurra es que se adelante la renegociación del TMEC, para tener una versión 2.0 que en un marco estable señale las nuevas tarifas y los productos que en particular serían gravados, así como los plazos. Nuestra prospectiva es que Norteamérica continuará como bloque tras la innecesaria tensión provocada por un liderazgo errático. Este escenario es oportuno para comenzar a reindustrializar México y diversificar el comercio, llega en buen momento el Plan México propuesto por el Gobierno Federal y toca unirnos para hacerlo realidad y apostar por nuestro desarrollo de largo plazo.