Washington.– La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el miércoles un requisito de presentar una prueba de ciudadanía para darse de alta en el padrón electoral, una propuesta que los republicanos han priorizado para que sea un punto de debate en un año de elecciones, incluso mientras investigaciones sobre el tema revelan que los casos de no ciudadanos que se registran y votan ilegalmente en comicios federales son sumamente raros.

Es poco probable que la medida, la cual fue aprobada prácticamente de acuerdo a las líneas partidistas —pero que incluyó el voto a favor de cinco demócratas—, logre avanzar en el Senado, de mayoría demócrata. El gobierno del presidente Joe Biden también dice que se opone firmemente debido a que ya existen salvaguardas para impedir que los no ciudadanos puedan votar.

Aun así, la votación en la Cámara de Representantes les dará a los republicanos una oportunidad de atraer la atención a dos de sus temas prioritarios este año: la seguridad fronteriza y electoral.

Además les brinda una oportunidad de estimular las afirmaciones del expresidente Donald Trump de que los demócratas han alentado el aumento en la llegada de inmigrantes con el fin de poder registrarlos en el padrón electoral, lo cual sería ilegal. A los no ciudadanos no se les permite votar en elecciones federales ni estatales.

Investigaciones y auditorías realizadas en varios estados revelan que ha habido casos de no ciudadanos que se han registrado y votado con éxito, pero esto ocurre muy rara vez y suele ser por error. Los estados tienen mecanismos para comprobarlo, aunque no existe un protocolo estándar.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson —uno de los principales defensores de la iniciativa de ley—, dijo en conferencia de prensa esta semana que la oposición del Partido Demócrata significa que muchos demócratas “quieren que los ilegales participen en nuestras elecciones federales; quieren que voten”.

En un discurso el miércoles dijo que estas elecciones son un “momento decisivo para una generación”.

“Si solo un pequeño porcentaje, una fracción de una fracción de todos esos ilegales que Joe Biden ha traído aquí para que voten, si votan, no solo cambiaría una contienda”, dijo. “Podría cambiar potencialmente todas nuestras contiendas”.

Trump insinuó esta semana en su plataforma Truth Social que los demócratas intentan darle a los inmigrantes no ciudadanos el derecho al voto, e instó a los republicanos a aprobar la iniciativa —la Ley de Salvaguarda de la Elegibilidad del Votante Estadunidense, o Ley SAVE— o “irse a casa y llorar hasta que se duerman”.

La fijación con el voto de los no ciudadanos forma parte de una estrategia más amplia y a largo plazo de la campaña de Trump para poner en duda la validez de unas elecciones en caso de que pierda, y ha impulsado constantemente esa narrativa durante sus mítines de campaña este año. El mes pasado dijo a sus partidarios en Las Vegas: “La única forma de que nos ganen es haciendo trampas”. También forma parte de una estrategia de campaña republicana más amplia, con legisladores republicanos en todo el país que aprueban leyes estatales y ponen medidas sobre el voto de los no ciudadanos en las papeletas estatales para noviembre.

Un demócrata que votó a favor del proyecto de ley republicano, el representante Vincente Gonzalez, dijo que solo lo hizo porque dicho proyecto está condenado a morir en el Senado.

“No va a ninguna parte”, dijo Gonzalez, que representa a un competido distrito fronterizo en Texas. “Es solo otro proyecto de ley de los republicanos para enviar un mensaje”.

La mayoría de los demócratas y los defensores del derecho al voto han dicho que la legislación es innecesaria porque ya es un delito grave que los no ciudadanos se registren para votar en las elecciones federales, castigado con multas, prisión o deportación. Toda persona que se inscriba debe declarar bajo pena de perjurio que es ciudadano estadunidense. Los no ciudadanos tampoco pueden votar a nivel estatal. Un puñado de municipios les permiten votar en algunas elecciones locales.

Además han hecho referencia a encuestas que muestran que millones de estadunidenses no tienen fácil acceso a pruebas documentales actualizadas de su ciudadanía, tales como un certificado de nacimiento, un certificado de naturalización o un pasaporte, y por lo tanto el proyecto de ley podría inhibir a los electores estadunidenses que no pueden demostrar su estatus con más pruebas.

Durante el debate del miércoles en el piso de la cámara baja, el representante Joe Morelle, principal demócrata de la Comisión de Administración de la Cámara de Representantes, se dijo preocupado de que el proyecto de ley privaría de sus derechos a diversos ciudadanos estadunidenses.

Mencionó a miembros de las fuerzas armadas emplazados en el extranjero que no podrían mostrar en persona pruebas documentales de ciudadanía en una oficina electoral, al igual que mujeres casadas cuyos nombres han cambiado, indígenas estadunidenses cuyos carnés tribales no muestran su lugar de nacimiento, y sobrevivientes de desastres naturales que han perdido sus documentos personales.

Morelle dijo que él no considera que el proyecto de ley sea un intento de mantener las listas de votantes, sino que para él forma parte de planes más amplios encabezados por los republicanos para cuestionar la validez de las próximas elecciones.

“El falso alegato de que existe una conspiración para registrar a no ciudadanos es un pretexto para intentar revocar los comicios de 2024, lo que podría derivar en otra tragedia el 6 de enero de 2025”, advirtió.

Sin embargo, los republicanos que apoyan el proyecto de ley afirman que la reciente oleada sin precedentes de migrantes que cruzan ilegalmente la frontera entre Estados Unidos y México crea un riesgo demasiado grande de que los no ciudadanos pasen desapercibidos y emitan votos que influyan en las contiendas de noviembre.

“Cada voto ilegal anula el voto de un ciudadano estadunidense legal”, dijo el republicano Bryan Steil, presidente de la Comisión de Administración de la Cámara de Representantes.

De ser aprobado, el proyecto de ley obligaría a eliminar a los no ciudadanos de los censos electorales estatales y exigiría a los nuevos solicitantes que presenten pruebas documentales de su ciudadanía estadunidense. También obligaría a los estados a establecer un proceso para que los solicitantes que no puedan demostrarlo aporten otras pruebas además de su declaración de ciudadanía, aunque no está claro qué pruebas podrían incluir.

El secretario de gobierno de Ohio, Frank LaRose, descubrió recientemente 137 sospechosos de no ser ciudadanos en el censo del estado —de un total aproximado de 8 millones de votantes— y dijo que estaba tomando medidas para confirmarlos y eliminarlos.

En 2022, el secretario de gobierno de Georgia, el republicano Brad Raffensperger, llevó a cabo una auditoría de las listas de votantes de su estado buscando específicamente a no ciudadanos. Su oficina descubrió que 1.634 habían intentado registrarse para votar durante un periodo de 25 años, pero los funcionarios electorales habían detectado todas las solicitudes y ninguno había podido registrarse.

En Carolina del Norte en 2016, una auditoría de las elecciones encontró que 41 migrantes legales que aún no se habían convertido en ciudadanos emitieron votos, de un total de 4,8 millones de sufragios emitidos. Los votos no marcaron la diferencia en ninguna de las elecciones del estado.

En un documento de respaldo al proyecto de ley, Johnson enumeró otros ejemplos de no ciudadanos que habían sido eliminados de las listas en Boston y Virginia.

Varios secretarios de gobierno, entrevistados durante su cumbre de verano celebrada esta semana en Puerto Rico, dijeron que los intentos de no ciudadanos de registrarse y votar no constituyen un gran problema en sus respectivos estados.

La vicegobernadora de Utah, la republicana Deidre Henderson, que supervisa las elecciones, dijo que apoya la propuesta de ley en su concepto, pero relató un episodio sobre cómo una enérgica eliminación selectiva de intrusos en el censo electoral puede en ocasiones dar lugar al retiro de votantes cualificados.

Hace unos años, todos los miembros de su familia recibieron papeletas de voto por correo para unas elecciones municipales, excepto ella. Había sido eliminada del censo por haber nacido en Holanda, donde su padre estaba destacado en la Fuerza Aérea estadunidense.

“Yo era la vicegobernadora, supervisaba las elecciones, y me sacaron porque nací en Holanda”, dijo. “Así que creo que definitivamente tenemos esos controles y equilibrios en el estado de Utah, tal vez hasta un nivel extremo”.

La votación en la Cámara de Representantes tiene lugar días después de que el Comité Nacional Republicano diera a conocer su plataforma de partido, que hace hincapié en cuestiones de seguridad fronteriza y se posiciona en contra de que los demócratas concedan “derecho de voto” a los migrantes que viven ilegalmente en el país. Se prevé que los republicanos saquen a relucir sus preocupaciones sobre la inmigración y la integridad electoral en la Convención Nacional Republicana de la próxima semana en Milwaukee.