Ciudad Juárez- En una industria que cada día tiene más mujeres, en esta fronteriza existe y existirá siempre una pionera. La primera que se lanzó y enfrentó los retos de todo un ramo laboral y que ha superado las barreras y el rechazo de años pasados para volverse comandante de las aguas de toda la región. La comisionada de la Comisión de Limites y Aguas (CILA): Adriana Reséndez.

Ingeniera civil de profesión, nacida en Chihuahua y Juarense adoptada con más de tres décadas radicadas en esta frontera. Tuvo la distinción de ser la primera de ingeniera de este tipo en el estado. Por obvias razones, fue la primera en experimentar un ambiente laboral en el que las mujeres no eran bien recibidas ni tomadas en cuenta.

“Para nosotras como mujeres no era fácil la situación dentro de la ingeniería civil, era bastante compleja. Sobre todo, a la hora de terminar la carrera, nadie me ofreció un trabajo, a pesar de que fui muy buena estudiante. Mis compañeros hombres tenían trabajos y contactos. Mis compañeras y yo batallamos mucho con eso, las compañeras mías que tenían trabajos eran porque tenían novios ingenieros y entre los dos conseguían trabajo”, cuenta Reséndez para Net Noticias.

Todo cambió, sin embargo, en 1998 cuando llega a esta localidad y se convierte también en la primera mujer laborando dentro del CILA. Más importante todavía, dentro de una localidad que le abrió las puertas y donde no existió barrera alguna que le impidiera desempeñar su profesión.

“Llego a Ciudad Juárez para apoyar a mi papá y se da la oportunidad de entrar a la comisión en el gobierno federal y aquí nunca hubo ningún aspecto de discriminación ni de diferencia, ni de nada. Fui la primer subdirectora mujer de la comisión y me recibieron con total igualdad. Yo vi que en Juárez se empezó a romper la barrera de la discriminación. Se acabó la brecha que había entre hombres y mujeres”

A la par de su profesión también estuvo presente la necesidad de ser madre para sus hijos que para aquel entonces eran chicos. Todo con un horario de trabajo complicado que estuvo a nada de obligarla a dejar el trabajo. No obstante, al cabo de un año la situación cambió para bien y lo que parece tan simple como un ajuste de horas terminó por dejarla en el CILA hasta el día de hoy.

Tras tres décadas de especialización en los temas del agua, queda únicamente la reflexión de aquel reto: el de ser mamá e ingeniera a la vez. Cosa que la gran mayoría de ingenieras de aquella época no lograron.

“Personalmente puede decir que mi mayor reto fue coordinar la parte de ser ama de casa y madre junto con ser ingeniera. Cuando yo entré el horario era de ocho a ocho. Íbamos a comer unas dos horas, pero tenía niños chiquitos, tenía una casa y un marido que atender, era muy difícil. Hubo momentos en lo que incluso pensé dejar de trabajar porque era demasiado, eran mucha la responsabilidad que yo tenía con mi familia como para tener un horario tan fuerte. Yo creo que el reto no nada más fue mío, sino de todas las mujeres profesionistas de mi generación, poder conjuntar las dos partes, trabajar y ser ama de casa. Eso también dejó a muchas en el camino”, añade la ingeniera.

De 1998 a la fecha, Juárez ha visto cambios tanto en su industria como en su infraestructura. No obstante, a ojos de Reséndez, lo que sigue igual es su gente, sus juarenses, a quienes califica como “las mejores personas del país”

A casi tres años de asumir el cargo como la primera comisionada del CILA, Adriana vislumbra un futuro más que prometedor para las futuras ingenieras. Mismas que pasarán por el camino que ella trazó y hasta pavimentó. Tampoco descarta dejarle el cargo, cuando llegue la hora, a otra mujer.

“Yo creo que el futuro de las ingenieras es maravilloso, Las mujeres han tomado el lugar que les corresponde en la sociedad y en la preparación académica. Yo creo que la mujer tiene muchísimas capacidades y las ha demostrado a lo largo de los años, tiene el camino abierto. Las mujeres se merecen poder estudiar ingeniería, se merecen ser ingenieras y se merecen tener el apoyo de todos. Que bueno que puedan estudiar, pero es todavía mejor que tengan trabajo, que terminen su carrera y puedan ejercer”, remata Reséndez.