Panamá.- Con un equipo que armó de emergencia en pocos días, Panamá se impuso 3-1 a Cuba el domingo en la final de la Serie del Caribe de béisbol para sumar su segundo título del certamen.

De paso, Panamá cortó una vieja hegemonía de los isleños en el país centroamericano.

En su retorno como invitado de último momento al torneo, el equipo panameño Toros de Herrera se impuso a Cuba y sus debutantes Leñadores de Las Tunas, para darle a los locales un cetro que no ganaban desde 1950, cuando se coronaron con los Yankees de Carta Vieja, otrora cuadro integrado mayormente por peloteros estadounidenses profesionales.

De paso, Cuba vio cortada su racha ganadora en Panamá. Los cubanos se habían coronado las tres veces que este país organizó el torneo en 1952, 1956 y 1960.

El exligamayorista panameño Manny Corpas sacó los últimos tres outs, aunque antes permitió un doble de Yurien Vizcaino, para llevarse el salvamento y, de paso, lograr su cuarto rescate en la serie. El último rival al que retiró fue el cuarto bate, Alfredo Despaigne, con un elevado al jardín central.

“Esto desde el comienzo era importante para mí y creo que era la ficha grande para el equipo en motivación”, declaró Corpas, lanzador que disputó con los Rockies de Colorado la Serie Mundial en 2007. “Esto para mí fue demasiado grande... nunca lo voy a olvidar”.

Corpas fue uno de los veteranos llamado de urgencia por Panamá, después que los directivos del emergente torneo profesional panameño de béisbol decidieron asumir la sede del certamen regional luego que le fuera retirada a Venezuela ante la nueva escalada en la crisis política en esa nación.

Panamá no jugaba el torneo desde 1960 y, a pesar de haberse consagrado campeón del 2019, queda por resolverse si disputará la edición del próximo año, prevista a celebrarse en San Juan, Puerto Rico. La final estuvo antecedida por el malestar de Panamá, al enterarse hace poco que los finalistas, por ser invitados, no recibirán premios en efectivo.

Eso no pareció distraer a Panamá, que castigó de entrada al abridor cubano Freddy Asiel Álvarez, marcándole dos carreras con imparables remolcadores de Allen Córdoba y el nicaragüense Elmer Reyes. Álvarez (0-2) cargó con el revés.

El abridor panameño Harold Araúz, mientras tanto, mantuvo a raya a la batería de los Leñadores durante los cuatro primeros innings. No fue hasta la parte alta de la quinta entrada que los cubanos fabricaron la primera carrera, gracias a que Despaigne comenzó el capítulo con hit y fue remolcado, con dos outs, con sencillo de Carlos Benítez. Araúz (1-0), que recibió el respaldo de los relevistas Anfernee Benítez, Luis Mateo y Corpas, se atribuyó la victoria.

El equipo panameño, que hasta hace un par de semanas no estaba en los planes para disputar la serie, anotó su tercera carrera en la baja del séptimo capítulo con un sencillo de Rodrigo Vigil, que remolcó a Jonathan Gálvez, con dos afuera, anotación que le dio tranquilidad a los dirigidos por el piloto local Manuel Rodríguez.

“Aquí no hay secretos, simplemente yo tenía 28 guerreros, 28 peloteros con mucho talento y que día a día salían a dar lo mejor de sí”, destacó Rodríguez antes de levantar el trofeo con sus dirigidos. “Cuando tú juegas el béisbol de esa forma, vas a obtener estos triunfos que levantan mucho el béisbol aquí en Panamá”.

El torpedero Javier Guerra, quien milita en las menores con los Padres de San Diego y de buena actuación a la ofensiva, fue el Jugador Más Valioso de la serie.

Los Toros de Herrera son los actuales monarcas de la Liga de Béisbol Profesional de Panamá (Probeis), que para este torneo inesperado buscó los servicios de exligamayoristas como Corpas, algunos jugadores panameños de las menores del béisbol estadounidense y refuerzos de Dominicana, Nicaragua y Venezuela.

Panamá llegó a la final tras dejar en el camino en su zona a República Dominicana y Puerto Rico, este último ganador de las dos últimas ediciones de la serie con los Criollos de Caguas.

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